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Cela habría llegado a recomendar sobornos.
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El escritor Camilo José Cela, fallecido en 2002, habría sido informante del régimen franquista, y en
concreto de Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo, e incluso habría recomendado utilizar el
soborno a intelectuales para garantizar que no fueran críticos con la dictadura, según revela un libro
reciente del investigador español Pere Ysás.
El autor, profesor de historia contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona, ha basado su
afirmación en un informe del 17 de octubre de 1963 hallado por él en el Archivo General de Alcalá de
Henares, que reúne documentación sobre la dictadura franquista, y la ha hecho pública en su libro Disidencia
y subversión; la lucha del régimen franquista por su supervivencia (1960-1975),
que la editorial Crítica puso en venta a mediados de septiembre.
Se trata de un extenso documento elaborado por el director general de Información de ese ministerio —cuyo
nombre todavía no ha encontrado—, en el cual hace llegar al ministro Fraga, entre otras cosas, las
recomendaciones que hace Cela para evitar que un grupo de intelectuales prosiguiera con sus críticas a la
actitud del régimen frente a las huelgas de mineros en Asturias de 1963. En su cartera ministerial, Fraga
era el responsable de ejecutar las acciones de censura del régimen en ese momento.
Para protestar por los malos tratos a obreros y la censura informativa en las huelgas mineras, un grupo
de 102 intelectuales de la época dirigió a Fraga una carta pidiendo una información transparente y una
investigación sobre las agresiones policiales a mineros. Según el libro, Cela comunicó al gobierno de
Franco que 42 de los 102 firmantes eran miembros del Partido Comunista.
Según el investigador, en el documento hallado este director dice a Fraga que, según le explicó Cela,
la mayor parte de los firmantes de la carta —entre ellos Vicente Aleixandre, Pedro Laín Entralgo, José
Bergamín, Antonio Buero Vallejo o Gabriel Celaya— "son perfectamente recuperables, sea mediante
estímulos consistentes en la publicación de sus obras, sea mediante sobornos".
Igualmente, sugirió "montar un sistema para estimular a estos escritores" y apunta que una
vía sería "fundando una editorial privada o entendiéndose con una ya existente". En el mismo
informe, Ysás explica que el propio director general de Información recomienda a Fraga incluir estas
"sugerencias muy interesantes" de Cela en el presupuesto de 1964, instituyendo un fondo de 20
millones de pesetas.
Entre otros detalles, Cela comentaba que el régimen franquista debería fijarse concretamente en Pedro
Laín Entralgo porque era más débil de carácter que otros intelectuales antifranquistas implicados en el
manifiesto, como Vicente Aleixandre, José Bergamín, Antonio Buero Vallejo o Gabriel Celaya.
Después de esa primera carta, en octubre de 1963 se celebraría en el hotel Suecia de Madrid un
encuentro de intelectuales, organizado por el comité de escritores europeos, para hablar sobre
"Realismo y realidad en la literatura contemporánea". En ese encuentro, Cela habría conocido la
intención de un grupo de intelectuales de elaborar una segunda carta de protesta por los incidentes de
Asturias y habría abandonado la reunión porque "no quiso participar" en la iniciativa, e
informó al régimen de los preparativos de una segunda carta crítica.
A pesar de ello, el historiador opina que no le consta que hubiera "alguna actuación en ese sentido
después", aunque "no se puede descartar", y añade que, en cualquier caso, la segunda carta
crítica se llegó a escribir y que, "si hubo algún intento de compra a escritores, tampoco tuvo
éxito", puesto que en años posteriores continuaron las críticas de intelectuales al régimen.
A juicio de este historiador, la sugerencia de Cela de "neutralizar" a estos escritores, revela
la relación del escritor y premio Nobel español con el régimen.