Las técnicas de Uqbar
En "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", Jorge Luis Borges establece una aguda
metáfora que hace referencia al anhelo del escritor por representar un
agente de cambio de la sociedad en la que vive. Los científicos e
intelectuales que escriben la apócrifa enciclopedia de Uqbar no se limitan
a "crear" una intrincada descripción de una tierra inexistente; son los
generadores de todo un movimiento cuya obra se consuma cuando empieza a
dejar rastros de tal utopía en el mundo que habitamos.
Hace unos días, el poeta colombiano Fernando Rendón —conocido menos por su
obra escrita que por ser el comandante del Festival Internacional de
Poesía de Medellín— lanzó a la red su "Carta abierta de los poetas a
los gobernantes del mundo sobre la situación colombiana", un llamado a la
paz que necesita del apoyo de todos nosotros.
Se refiere Rendón, en su carta, a la posibilidad de que el gobierno
estadounidense done una flota de helicópteros al colombiano para ser
utilizado en la lucha contra la guerrilla. Tal gesto, en lugar de ser
aplaudido, ha sido interpretado por un sector de la sociedad colombiana
como la espita que alargará cruelmente la guerra civil que en ese país
lleva ya varias décadas.
Aunque publicamos el
documento en esta entrega de la Tierra de Letras, no queremos dejar de
puntualizar en este editorial un fragmento de la misma: "Nosotros, poetas
y escritores de cinco continentes, del lado de la dignidad de la vida del
hombre, percibimos un pueblo que ama la belleza de manera conmovedora. Tal
amor lo interpretamos como rechazo a la matanza y la guerra".
¿Es ilusorio pensar que los escritores pueden alterar el orden de la
realidad? Más allá de los juegos semánticos con los que Borges pobló sus
historias, más allá de las técnicas literarias con las que Uqbar terminó
insertándose en la realidad, creemos que el escritor debe hacer valer su
posición como parte de un mundo en el que los errores que cuestan vidas
deben ser corregidos con la participación de todos.
Son iniciativas de este tenor las que quizás nos confirmen, en el
futuro, como escritores. Para volver a Borges, recordemos que dijo alguna
vez: "Todo escritor deja dos obras: una, la escrita; otra, la imagen que
queda de él". La imagen es algo accesorio y su única utilidad consiste en
dar cuerpo a la mitología literaria; que la obra de los escritores de
habla hispana incluya el gesto definitivo que cambie al mundo, eso sería
algo.
Jorge Gómez
Jiménez
Editor
Post Scriptum
"...Leer un cuento es entrar en una partida de naipes con el autor.
Cada baraja tiene un dibujo, un número y una pinta que le proporciona la
nobleza del indicativo de. Cada una tiene un valor numérico, que
establece una jerarquía; pero varias menores, combinadas, valen tanto o
más que las individualidades de mayor dignidad monárquica o guerrera. El
proceso de muestra y careo, a carta, es como la dialéctica que rige el
envío de la palabra desde el autor y la recepción desde el lector. La
dinámica de los naipes, imprevisible, ilimitada, astuta y retadora, es la
más parecida a la que rige la palabra escrita: sugerente y sorpresiva,
siempre riesgosa. Al fin, el otro jugador, del lado allá de la mesa,
tendrá la última palabra. Como la tiene, de modo inalienable, el lector".
Gustavo Luis Carrera, prólogo a Caballo de espadas,
de Exio Saldivia (1998).