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Borges en medio del escándalo.
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El pasado 1 de septiembre, el juez federal argentino Jorge Luis Ballestero prohibió la salida del país
de un ejemplar de la primera edición de
Fervor de Buenos Aires,
de Jorge Luis Borges, debido a que se sospecha que es el mismo ejemplar que fue robado de la Sala del Tesoro
de la Biblioteca Nacional en 1998. El magistrado dispuso esa medida al considerar que "aún subsisten
interrogantes que no permiten descartar que ese ejemplar sea el que desapareció de la Biblioteca
Nacional".
De esta forma, Ballestero le respondió al propietario del libro, Marino Massimo de Caro, que en
recurrentes oportunidades había solicitado a la justicia federal la devolución de la obra. El juez ordenó
también una serie de nuevas medidas de prueba para determinar si el ejemplar en cuestión es el robado.
El 20 de noviembre de 2003, este libro iba a ser subastado por la casa Bloomsbury, de Londres,
especializada en la comercialización de libros y manuscritos, dentro de un lote que contenía dieciocho
escritos originales y primeras ediciones de libros del autor argentino, así como una daga finlandesa que le
obsequiara en 1969 la Universidad de Oklahoma.
Sin embargo, la subasta del ejemplar —que cuenta con apuntes de puño y letra de Borges— fue impedida
por una decisión judicial basada en la denuncia hecha por Alejandro Vaccaro, presidente de la Asociación
Borgeseana de Buenos Aires, quien afirmó que podría tratarse del ejemplar robado de la Biblioteca
Nacional. Constituyéndose María Kodama como parte acusadora, el juez Ballestero ordenó en esa oportunidad
un primer peritaje. Otros procedimientos similares se realizarían con posterioridad.
"Como parte en el litigio queremos que se compruebe si este libro es efectivamente el desaparecido.
Hasta ahora, y por los estudios que realizaron los peritos de la Suprema Corte de Justicia, se trataría del
mismo ejemplar", dijo Fernando Soto, abogado de María Kodama. "No obstante, una prueba extrayendo
parte de la tinta del libro sería fundamental. Eso podría ponerle fin a este interrogante, pero el dueño
del libro se opone a este tipo de examen".
El fiscal de la causa, Carlos Cearras, manifestó que "a la luz del último dictamen pericial
realizado, sumado a las restantes pruebas colectadas en la causa, tampoco ahora es posible descartar que el
ejemplar (...) se trate del libro sustraído de la Biblioteca Nacional, considerando en consecuencia
prematuro acceder a su devolución".
El abogado representante de De Caro, Daniel Petraglia, aseguró que la medida del juez será apelada ante
la Cámara. "Se han realizado tres peritajes: en noviembre, diciembre y marzo últimos. Durante esos
exámenes se encontraron diferencias entre las filminas que se sacaron al original que desapareció de la
Biblioteca y el libro de mi cliente", explicó. Según Petraglia, uno de los peritos calígrafos citado
a declarar el 1 de septiembre por el juez Ballestero dijo que había diferencia entre el libro examinado y
la filmina del original, y que "son dos cosas distintas, pues en los títulos y la caligrafía
examinada se encontraron diferencias considerables".
Fuentes de Bloomsbury aseguraron en noviembre pasado que la subasta de objetos de Borges, en la cual
apenas se vendió 40% de los mismos, había sido afectada por el escándalo.