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Bogotá de papel.
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Un grupo de arquitectos e investigadores colombianos publicó a principios de este mes el
Atlas
histórico de Bogotá 1538-1910,
en el que se reseña los cuatro primeros siglos de la capital de Colombia, ciudad de cuya fundación se
cumplió 466 años el pasado 6 de agosto.
La obra, de 566 páginas, fue publicada por la Corporación La Candelaria, organismo de la alcaldía
bogotana creado en la década de 1960 para proteger el centro histórico, y que en 2000 amplió su función
a defender el patrimonio urbano.
El libro contiene diez mapas plegables y tablas cronológicas que señalan los sitios en los que quedaban
gobierno, iglesia, educación, cultura, puentes, acueductos, baños públicos, comercio, mercados, fábricas
y otros sitios desaparecidos.
El arquitecto Alberto Escovar Wilson-White, coautor del Atlas,
dijo que "los historiadores de Bogotá nunca se tomaron el trabajo de llevar un registro
riguroso". Por eso se buscó "conciliar las fuentes documentales" y elaborar "una obra
de consulta sobre la historia del desarrollo de la ciudad durante sus primeros cuatro siglos de
existencia", a la manera del Atlas histórico de Madrid
o el de otras ciudades europeas.
Sin embargo, durante sus tres años de labor, los autores se encontraron con que los archivos de la
ciudad, fundada en 1538 por el conquistador español Gonzalo Jiménez de Quesada, se quemaron sucesivamente
en 1542, 1792, 1900 y 1948. "La información del siglo XVI es precaria. No sabemos con exactitud qué
tamaño tenía la ciudad", explicó el arquitecto e historiador.
Por si fuera poco, era imposible hallar el plano más antiguo de la ciudad, hecho en 1791 por el
ingeniero militar Domingo Esquiaqui por orden del virrey José de Ezpeleta, que terminó en una subasta en
Londres. Los autores decidieron hacer el corte cronológico en 1910, por ser una especie de hito: se
conmemoró el primer centenario de la Independencia con una exposición científica; pasó el cometa Halley,
una de las primeras relaciones de los habitantes de la altiplanicie bogotana con lo que pasaba en el mundo,
y los bogotanos se sublevaron contra los empresarios estadounidenses del tranvía por el mal servicio, en
una primera reacción antiestadounidense.
En el Atlas
no se habla de política o de guerra, pero sí de cuándo los habitantes comienzan a bañarse o cuándo
llegan los primeros sanitarios, lo que supuso una revolución, pues antes los residuos se lanzaban por las
ventanas hacia la calle y la mayoría de la gente acudía —no muy a menudo— a los baños públicos.
Escovar destacó que figuran también los barrios obreros, "de los que normalmente no se ocupan los
libros de lujo" y también "muchos hombres que fueron importantes pero anónimos, como
constructores y albañiles". Según el arquitecto, en los primeros siglos "ya existían los
barrios de invasión, ya que las grandes haciendas ocupaban las partes planas y las clases pobres no tenían
más remedio que vivir encaramados en los cerros, que quedaron erosionados y el agua por poco se
acaba".
Anotó que "de la fundación a los 100.000 habitantes pasaron más de 300 años, pero desde 1910 a
1948 la población se quintuplicó a 500.000 y desde aquí a 1960 se duplicó". Bogotá ahora tiene 7
millones de habitantes y el casco antiguo "está mutilado, desmembrado y abandonado en algunos
sectores", pero aun así es el principal centro administrativo del país.
El siguiente corte histórico de la obra se planea para 1948, cuando se produjo el "Bogotazo"
por el asesinato del político Jorge Eliécer Gaitán.