Tras
una agonía de dos meses, murió en el hospital Saint Joseph, de Baltimore (EUA),
el compositor puertorriqueño Tite Curet Alonso, autor de buena parte de los
temas más notables de la música latina contemporánea. Hasta hace cerca de un
mes conectado a equipos médicos que lo alimentaban y le propiciaban
respiración artificial, un paro respiratorio puso fin a su vida a las 2 de la
tarde del martes 5 de agosto.
Su hija mayor, Hilda de los Ángeles Curet —Angie, como la conocen sus
allegados—, dijo que durante los últimos dos meses su padre, en estado
comatoso, no reconocía a nadie, pese a que abría los ojos y pronunciaba
algunas palabras. Hilda lo acompañó hasta el momento final.
La llegada de los restos del compositor a San Juan, la tarde del viernes 8,
estuvo revestida de homenajes por parte de los puertorriqueños. La Banda
Estatal de Puerto Rico tocó en su honor dirigida por el maestro Cuco Peña. El
Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), que ese día proyectó un video
sobre Curet Alonso, anunció que iniciará la recolección de su obra. Radio
Universidad, además, transmitió programas del archivo de Tropicalísimo,
programa que mantuvo en esa estación por diez años hasta poco tiempo antes de
morir, y el Archivo Histórico de Carolina anunció que bautizará su Sala del
Negro con el nombre del poeta, autor de "Las caras lindas", tema
considerado un himno a la negritud.
Su prolífica producción rebasa los dos mil temas, de los cuales se han
grabado más de 1.200. Una vasta obra que alcanzó inclusive a iluminar la gran
pantalla, en la que se oyó en las bandas sonoras de filmes como Mujeres al
borde de un ataque de nervios y The Godfather II, además de la
versión en castellano de "Candilejas", de la película homónima de
Charles Chaplin y que compuso para el cantante Wilkins, y la de "Si yo
fuera rico" ("If I were a rich man"), de la película Fidler
on the roof, para Chucho Avellanet.
Hermano y padre
Catalino Curet Alonso había nacido el 12 de febrero de 1926 en El Hoyo
Inglés, barrio de Guayama, importante zona de producción cañera. Al año
siguiente, Juana, su madre, costurera de oficio, se lo llevó al Barrio Obrero
de Santurce, en una época en que las estrecheces económicas empujaban a los
puertorriqueños a migrar a San Juan en pos de la promesa de prosperidad que
representaba la capital.
En Santurce, región de músicos, creció bajo el cuidado de Estéfana Amaura
y Nicolás Alonso, sus abuelos maternos. Sus hermanas, Laura, María y Judith,
lo recuerdan como un joven protector que suplió la figura del padre. En
entrevista reciente con la prensa puertorriqueña, la mayor de las hermanas,
Laura, rememora aquellos años: "Antes no había la malicia de ahora y
hasta dormíamos juntos en el mismo cuarto, hasta que él se casó con su única
esposa, con la que se volvió a casar, Hilda". Se refiere a Hilda
Velázquez, la mujer con la que Curet Alonso se casó en efecto dos veces, y
quien vive en un centro de cuidados en Baltimore aquejada del mal de Alzheimer.
Entre sus amigos de juventud se cuentan varios de los más connotados
cantantes puertorriqueños, como Rafael Cortijo, Ismael Rivera, Daniel Santos,
Tito Rodríguez y Andy Montañez. Curet Alonso, quien estudió teoría musical y
solfeo en su adolescencia, solía reconocer su inclinación poética como una
herencia de su padre, Eduardo Curet, profesor universitario que dictaba clases
de español y era músico de la Orquesta de Simón Madera.
Cartero por 35 años, Curet Alonso —quien había cursado estudios
universitarios de sociología y farmacia— se inició en el periodismo
deportivo como cronista del diario La Prensa, de Nueva York. Más
adelante sería columnista de espectáculos de la revista Vea y del
diario Primera Hora.
La fama le llegó en 1968. Había compuesto un bolero llamado "El gran
tirano" para el cubano Roberto Ledesma, quien finalmente lo descartó.
Curet Alonso lo adaptó entonces para Guadalupe Victoria Yoli Raymond, La Lupe,
quien lo interpretó bajo el título "La gran tirana" y dio a conocer
al puertorriqueño. A partir de este momento su carrera asciende meteóricamente
hasta ubicarse como el compositor por excelencia de las grandes estrellas de la
música latina.
En 1974, cuando la Fania defenestró a La Lupe por sus "problemas de
conducta", Curet Alonso le devolvió su brillo a la cantante al
proporcionarle varias composiciones románticas, de aliento desgarrador, sobre
las experiencias del desamor. De allí salió la producción Un encuentro con
La Lupe, que además de apuntalar la carrera de la cantante lo consolidó
como compositor.
Poeta, escritor y periodista
El contacto con la
gente del pueblo se convirtió en el tema central de su poesía, en la que supo
retratar las vivencias de los conglomerados marginales de Puerto Rico y Nueva
York, por lo que se ganó el título de "poeta culto del barrio".
Igualmente, su maestría en la composición de boleros le hizo ser conocido como
"el rey del amor".
Admiraba la obra de Pedro Flores, a quien calificaba como su compositor
favorito. También era amante del vallenato —en especial de Rafael Escalona—,
el jazz y la música brasileña, y leía fervorosamente las novelas de Jorge
Amado, afición que le indujo a aprender portugués, idioma al que luego
adaptaría diversos temas como "Usted abusó", "La paz de tu
sonrisa" y "La palabra adiós".
Era un lector apasionado que se había paseado por las páginas mayores de
las letras latinoamericanas y de otros continentes. Solía ser invitado por
universidades de diversos países a dictar conferencias sobre música y
literatura. Entre otros reconocimientos recibió el doctorado honoris causa en
música y artes de las universidades del Turabo y de Puerto Rico, así como los
premios Ascap y ACE, de Nueva York, entre otros.
Sus temas fueron interpretados por artistas de la talla de Rubén Blades,
Cheo Feliciano, Willie Colón, Héctor Lavoe, Pete "El Conde"
Rodríguez, Santos Colón, Andy Montañez, Vitín Avilés, Ismael Rivera, Ray
Barretto, Bobby Valentín, Tommy Olivencia, Ismael Miranda, Roberto Roena, Celia
Cruz, Chamaco Ramírez, Lalo Rodríguez, Frankie Ruiz, José Feliciano, Viti
Ruiz y Marvin Santiago, así como por las agrupaciones La Sonora Matancera, La
Sonora Ponceña, The Fania All Stars, Puerto Rico All Star y Rafael Cortijo y su
Bonche.
En esas voces fueron escuchados temas mayúsculos de la música latina, como
"Plantación adentro", "Anacaona", "Sentimiento
tú", "Barrunto", "Piraña", "Juanito
Alimaña", "De todas maneras rosas", "Mi música",
"Planté bandera", "Encarnación Valdés", "Marejada
feliz", "Isadora", "Susana" y "Pá’los
caseríos", entre otros.
En 1993 publicó su libro De la vida misma, una colección de reseñas
sobre artistas a quienes conoció a lo largo de su carrera. Como periodista, las
crónicas de Tite Curet Alonso aparecieron en diversas revistas —Variedades
y Estrellas, entre otras— y periódicos —como El Mundo, El
Reportero y El Vocero.
Fue reconocido como uno de los mayores compositores latinoamericanos por
diversos medios especializados, como la Record World Magazine y el diario
español ABC, que lo ubicó en diciembre de 2000 entre las cien figuras del
milenio. En los últimos años fue objeto de diversos homenajes en su país,
como el que le rindió el año pasado la emisora Radio Universidad WRTU 89.7
como una de las más importantes personalidades ligadas a la historia de esa
estación, donde mantuvo por 10 años su programa Tropicalísimo, donde
solía comentar sus experiencias.
Igualmente, en el año 2000 fue inaugurada por el alcalde Jorge Santini la
Biblioteca Cultural Tite Curet Alonso, ubicada en el Nº 111 de la calle San
Sebastián del Viejo San Juan. La institución es un centro de estudio dedicado
a la colección y preservación del material didáctico que documenta la
historia del arte y la cultura popular puertorriqueña.
Vetado en Puerto Rico
Paradójicamente, las canciones compuestas por Tite Curet Alonso no son
emitidas por la mayoría de las emisoras de su país. Pese a su importancia como
compositor, o quizás a causa de la misma, la vigencia de un litigio, entablado
en el Tribunal de Distrito de EUA en Puerto Rico por la Asociación de
Compositores y Escritores de Música de Latinoamérica, Acemla, de la que era
miembro Curet Alonso, impide desde 1995 que las emisoras puertorriqueñas
transmitan sus temas.
Ambas partes, tanto la Acemla como las emisoras puertorriqueñas, se han
enfrascado en este conflicto, que perjudicó en grado sumo al compositor
justamente en un momento en que transitaba por una grave situación económica.
El litigio se inició cuando la Acemla reclamó la propiedad intelectual de los
temas de Curet Alonso, de los que las emisoras puertorriqueñas aseguran ser
custodios.
La semana pasada, durante el homenaje al compositor celebrado por la
Legislatura de Puerto Rico, el cantante panameño Rubén Blades exigió que se
le diera rápida solución al conflicto. Blades había adelantado conversaciones
con Curet Alonso —a quien conoció en 1972— para grabar un álbum que se
titularía La campana en el fondo del mar, y que contendría una serie de
versiones musicales de cuentos breves.
"Ninguna compañía quería de pronto que grabaran música de Tite
porque se presumía que esa música no iba a ser interpretada en la radio",
declaró Blades a la prensa puertorriqueña. "Muchas personas dudábamos si
las compañías de discos iban a apoyar este trabajo, porque si no hay difusión
la compañía entonces no quiere que usted grabe, y eso no solamente afecta al
escritor sino al público... A raíz de ese problema no llegamos a desarrollar
el trabajo".
Este litigio amargó los últimos años de Curet Alonso. Laura, su hermana,
comentó a la prensa que el compositor "tenía una rabia por dentro, porque
nadie le quería grabar ni tocar sus canciones".
Tampoco la Legislatura de Puerto Rico —donde se celebró el homenaje en el
que Blades expresó su descontento por el problema con las emisoras— se ocupó
suficientemente del compositor. Hace más de un año, la vicepresidenta del
Senado, Velda González de Modestti, pidió la asignación de una pensión de
1.000 dólares para Curet Alonso, pero la moción nunca fue considerada.
Más allá, sin embargo, de los reconocimientos internacionales y de su
importancia como compositor, Tite Curet Alonso gozó del aprecio de sus iguales,
los puertorriqueños de a pie cuyas tragedias y querencias fueron tan fielmente
reflejadas en las letras del hombre que alguna vez caminó entre ellos como
cartero y cuyas caras lindas hoy lo lloran y festejan por igual.