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La muerte del poeta uruguayo Washington “el Bocha” Benavides

jueves 28 de septiembre de 2017
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Washington Benavides
A Benavides se le consideraba uno de los más importantes exponentes de la poesía uruguaya actual.

Cuando estaba entrando la primavera en la hermosa Montevideo, a sus jóvenes 87 años el poeta, maestro y comunicador radial falleció el 24 de septiembre de 2017, siendo la triste noticia difundida por su hijo Pablo Benavides, en su página de Facebook: “Amigos, queridos todos. Mi padre, el compañero de Nené, el profesor, el poeta, don Bocha, Washington Benavides, acaba de fallecer. Va camino a Sansueña. Salú papá, hasta prontito”.

Washington había nacido en Tacuarembó el 3 de marzo de 1930, en la misma tierra que vio la luz por primera vez otro poeta oriental magistral, me refiero a Mario Benedetti, y el cantante mítico del tango, Carlos Gardel. A sus escasos veinte años se trasladó a la capital, Montevideo, donde se vinculó fuertemente a la vida cultural uruguaya; en 1955 publicará su primer libro, Tata Vizcacha, con varios personajes de su tierra natal.

“El Bocha”, como se le conocía coloquialmente, manejaba con gran eficacia toda la gama de las estructuras líricas.

Su amor por las letras, la cultura y la enseñanza, lo llevó a desempeñarse como docente de literatura en educación secundaria, y posteriormente lo hará en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación en el Departamento de Letras Modernas y Contemporáneas de la Universidad de la República Oriental del Uruguay (Udelar).

Posteriormente será nominado como integrante de la Academia de Letras del Uruguay. Entre los galardones obtenidos como escritor destacan el Gran Premio Nacional a la Labor Intelectual otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay en 2012 y el Premio Morosoli de Oro en Minas, Lavalleja (Uruguay), en 2014.

Un número importante de sus poemas han sido musicalizados por reconocidos intérpretes orientales como Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa, el dúo Los Olimareños, Laura Canoura, Pablo Estramín, Abel García, Héctor Numa Moraes y Eduardo Darnauchans, entre otros. A su vez, con su sobrino Carlos Benavides, editó varios discos como Benavides y Benavides y Las milongas.

Entre los poemas versionados en canciones destacan “Como un jazmín del país”, “Milonga del Cordobés”, “Muchacha campesina”, “Yo no soy de aquí” y “Tanta vida en cuatro versos”. En la década de los 80 del siglo pasado, en sus espacios radiales se transformó en un impulsor fundamental del canto popular uruguayo.

“El Bocha”, como se le conocía coloquialmente, manejaba con gran eficacia toda la gama de las estructuras líricas, se le consideraba uno de los más importantes exponentes de la poesía uruguaya actual; lamentablemente su obra no era muy conocida en el extranjero. Publicó más de una veintena de libros de poesía y también incursionó en la prosa.

Quiero compartir con los lectores un poema del libro Fontefrida (1979), donde Washington Benavides toca el tema de la muerte.

No es un tigre de papel

El tiempo está en los otros.
Al acecho.
(Y el tiempo no es un tigre de papel).
Hasta que salta de un rostro conocido.
Y como quien revela una fotografía
lo vamos descubriendo (sin espejo).

El tiempo está en nosotros.

Que nadie pierda tiempo cerrándole las puertas.
Que nadie crea dejarlo porque no se le nombre
(ni metiéndote bajo la cama
ni perdiendo la fe).
Queda otra instancia aún.
Cuándo descubres que ralea el ejército
de los desconocidos.
Y alguien dice:
“Ha muerto Helena”
—y eres tú que has muerto—
“Ayer murió Ramón”
—y con él mueres—
El mundo (tu mundo) se despuebla
y el compañero de la infancia
te contempla con lástima y con miedo
porque él también lo ha descubierto todo:
la muerte está en nosotros.

Por último comparto el que seguramente fue su último poema, sobre El Nazareno, una pintura de Marc Chagall, que enviara a la revista Crear en Salamanca: “Les envío este poema crucial para mí. Ojala sea bien recibido por ustedes, mis queridos camaradas del arte. Abrazo Forte de Washington Benavides” (correo del 20 de abril de 2017).

Jesucristo

“La idea de Dios abandonado por Dios
debe ser uno de los grandes consuelos
del hombre”
Murilo Mendes

No voy a internarme en sus
biógrafos reputados, Mateo y Marcos.
Sé lo que la tradición oral ha rescatado del galileo.
Quiso cambiar las cosas con firmeza.
Díganlo si no sus actitudes
con los mercaderes del templo,
su postura ante la muerte pecadora
o su palabra firme ante la ofrenda mínima de la viuda pobre.
En la marea de las parábolas puedes
equivocarte.
Pero Jesucristo no quiere acólitos
ricos o provenientes de la jerarquía de la iglesia judía,
eligió pescadores.
Los mismos seguidores terminaron
Repudiándolo con el mote de “rey de los judíos”
y aceptando la triste mediación del jerarca
del Imperio Romano, Poncio Pilatos,
lo torturaron, crucificándolo y dándole muerte
de ladrones.
Jesucristo se quejó de su padre
por haberlo abandonado
y se murió en la cruz.
Sus lecciones de vida son imperecederas
cumplirlas no será nada fácil
por eso es mejor glosarlas de muchas formas.
Pero Jesucristo vive en lo mejor de nosotros.
Cuando cumplimos —a veces sin saberlo— sus planteos.
Los ricos nunca creerán en él.
Ni los cobardes y traidores.
Sólo la humildad lo revela.
Acuérdate.

Este poema, que quizás fue el último del escritor, fue acompañado por el siguiente texto:

Washington Benavides, bastante viejo, dice su palabra sobre el Nazareno.
Abril. 2017. Montevideo

Como dijo su hijo: “hasta prontito”, el poeta nunca muere, es su poesía que es eterna, como la nueva estrella en que se ha transformado y que recibe el firmamento con los brazos abiertos.

Washington Daniel Gorosito Pérez
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