Publica tu libro con Letralia y FBLibros Saltar al contenido

Ricardo Llopesa, in memoriam

jueves 1 de noviembre de 2018
¡Comparte esto en tus redes sociales!
Ricardo Llopesa
Fotografía: Cruce de Caminos

Tres días antes de su muerte, el 24 de julio, hablé con Ricardo Llopesa por teléfono. Yo estaba fuera, de viaje. “¿Cómo te encuentras?”, le dije. Con una voz apagada me respondió: “Todo es vacío”. No supe, de primeras, si hacía referencia a su estado de mínima energía, al vacío existencial o a la realidad como vacío. Pero casi al instante me revoloteó por la cabeza aquel verso de T. S. Eliot, reality is a vacuum, y me eché a reír y le solté: “No has descubierto América. El poeta lo sabe, y los filósofos no dejan de derramar ríos de tinta sobre el asunto”. Cuando su hijo Nacho me comunicó su muerte vivencié aquellas palabras suyas, pues las verdades no son verdad hasta que no las experimentas. En aquel estado de ánimo comencé a esbozar un poema; un poema que no he vuelto a tocar, que no pienso acabar porque no quiero enterrarlo. La explicación del hecho viene de lejos. Hace muchos años, he perdido la cuenta, Ricardo estuvo al borde de la muerte. Los médicos no le daban esperanza de vida, y él también sabía que se iba. Anticipándome al fatal desenlace, me puse a escribir la necrológica para la ocasión. Tras una larga estancia en el Hospital Provincial, se hizo el milagro. “Yo ya debería estar muerto”, solía señalar él recordando aquel tiempo. “Lo sé, lo sé. Has de saber que yo tenía ya preparado el escrito y que me lo fastidiaste”, le comenté un día. Se echó a reír y dijo: “Vaya, ya te adelantaste a enterrarme”. Es por eso que ahora, porque me niego a enterrarlo, de viaje él por sus aires, no acabaré el poema. Y que así quede.

 

Resplandor del crepúsculo
―Metafísica arbitraria―

A mi muy querido maestro y amigo,
el único amigo del alma,
Ricardo Llopesa, in memoriam.

I

Esfera de zafiro,
corona de coral.
Los tropos falsifican
en pos de la verdad.

Espejo que refleja
al hijo de la aurora.
Conciencia de sí mismo,
el prisma de la luz.

Árbol de emanación:
recipiente y esencia.
La fuente se vacía
en estado de ausencia.

Cambio de perspectiva:
el adentro es afuera.
Lo que es ya no es lo que es.

 

II

Aquí está el hombre, ente perfecto y adecuado,
en su ilusión antropocéntrica;
sabiéndose, no obstante, su cuerpo encadenado
a la absoluta ley de lo que cae.

No eres ya el justo medio entre el pasado y el futuro.
Aquiles alcanzó la tortuga, y la flecha atravesó el espacio.
Todos son viejos mitos, el cosmos suena a hueco.
Lo ideado y lo real se inmovilizan.
Nuestro destino es la partida, la desaparición.

Con el polvo de los huesos de un sabio,
mencionan unos versos de Khayyan,
se hizo un vaso para contener loco vino.
De tu vaso apuro hasta las heces
tu última lección: todo es vacío.

Librado del vacío,
espérame en la nada
—no habrás de esperar mucho—,
Ricardo, viejo amigo.

Pedro Gandía
Últimas entradas de Pedro Gandía (ver todo)

¡Comparte esto en tus redes sociales!
correcciondetextos.org: el mejor servicio de corrección de textos y corrección de estilo al mejor precio