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La casa de Enriqueta Arvelo Larriva

viernes 7 de abril de 2023
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La casa de Enriqueta Arvelo Larriva, por Xiomara Ortega
No se puede desestimar la importancia de la existencia de una casa para la memoria de Enriqueta Arvelo Larriva y su hermano Alfredo. La Casa de los Arvelo vista desde la plaza Bolívar de Barinitas, en imagen tomada el 29 de mayo de 2017. Marinela Araque

La casa ha sido un concepto recurrente en la literatura como estructura física y como una representación metafórica del ser. Es un tema central para explorar la identidad y la memoria. Los espacios de la infancia son lugares donde se gestan los primeros recuerdos y los que van a perdurar por más tiempo en nuestra memoria. Además, para una persona solitaria, tímida, introvertida, es un santuario donde ser plenamente. Cada vez que nos mudamos es un proceso de adaptación de olvidar las viejas rutinas, los viejos pasos, para ensayar los nuevos.

Las primeras conversaciones que sostuve con el filósofo José Manuel Briceño Guerrero en Mérida, Venezuela, en su cátedra de literatura griega, no fueron sobre los países donde había estudiado, los lugares exóticos que había conocido. Me habló con detalle sobre sus casas de infancia en Palmarito, Apure, y en Barinas.

En el caso de Marcel Proust, es en torno a la memoria que se desarrolla su obra, y esa memoria se encuentra, por supuesto, en los espacios donde vive. Cuando pensamos en escritoras como Emily Dickinson, las hermanas Brontë y Jane Austen, tenemos curiosidad por los espacios que habitaron. Las imaginamos ahí, en la sala de estar o en la cocina. Queremos tocar las cosas que ellas tocaron y caminar sobre los pasos de ellas.

 

Comenzamos en la casa de la niñez porque en esos años los recuerdos son más sensoriales y perduran.

Más que un lugar

La casa tiene un poder simbólico en la literatura escrita por mujeres desde el punto de vista de las relaciones familiares como de la relación consigo mismas, por supuesto, en épocas cuando las mujeres eran destinadas a desarrollar sus vidas en casa.

James Joyce, en su novela Retrato del joven artista, explora sus memorias a través de los recuerdos, de su alter ego y de la casa de infancia. Así como otros escritores que parten de esos recuerdos para desarrollar su obra.

Comenzamos en la casa de la niñez porque en esos años los recuerdos son más sensoriales y perduran. Es el punto de partida y el lugar de la memoria a largo plazo; al volvernos cada vez mayores, los recuerdos de esos primeros años son más frecuentes.

 

Una habitación propia

Cuando le pregunté a Alicia Jiménez Leal si sabía sobre los gustos musicales de Enriqueta Arvelo Larriva, en sus investigaciones nunca supo de este tema; en cambio, sí que ella solía encerrarse en su habitación por horas para leer y escribir. Enriqueta tenía una habitación propia.

Es evidente que para ella los espacios donde habitaba eran parte importante de su vida. Enriqueta hace una declaración de amor cuando dice:

Casa ancha, alta, pura,
antigua propiedad de vellones y piedra,
quiero que te amen mis amigos.

Y en un texto que titula “Líneas fáciles en una casa nueva”, ella escribe:

La casa inhabitada no me supo a vacío. Ni siquiera a espacio extraño. Al entrar a ella, en el mismo minuto, empezaron sus voces a decirme cosas cordiales, a hacerme revelaciones, a cogerme con briosos y penetrantes hálitos de vida. En los rincones lucieron bienvenidas casi humanas, de un optimismo equilibrado, de una sinceridad sin nubes.

Hoy en día, preservar ese lugar donde habitaba su infancia, tan atesorado por ella, es valorar la primera habitación propia de Enriqueta, que era toda la casa donde aprendió a leer, a contemplar sus paredes, las flores y los pájaros. En sus poemas se puede percibir a una mujer que contempla el paraíso consigo misma y al estar alejada, en un pequeño pueblo, su casa era su universo.

Yo andaba por ti como por una ciudad y extraña
y conocía todos tus llanos y tus quiebras.

 

La casa de Enriqueta Arvelo Larriva, por Xiomara Ortega
En agosto de 2017 la Casa de los Arvelo ya no tenía techo y estaba casi en el suelo. Marinela Araque

Las ruinas

Algo debió de tener la casa de los Arvelo cuando forjó la infancia de dos poetas de Barinas. ¿El sol filtrado por entre los vanos de sus puertas?, ¿sus muros de barro ancestral?, ¿las ventanas por donde se asomaba el cielo?, ¿sus rincones habitados de secretos?, ¿aquellos corredores “derramados como ríos”?, ¿su olor, su aliento antiguo? Toda ella era una cosa viva que dialogaba con la escritora Enriqueta Arvelo Larriva.

Marinela Araque Rivero, 2 de junio de 2017.

Marinela documenta el deterioro de la vivienda. No se puede desestimar la importancia de la existencia de una casa para la memoria de Enriqueta Arvelo Larriva y su hermano Alfredo. Es una lástima que los poetas no hayan podido levantar la voz sobre este tema para reclamar un espacio para la poesía en Barinitas.

Las casas en las que nacieron, vivieron o escribieron los poetas nos ayudan a entender mejor sus obras.

Marinela tomó fotos de la casa en 2012, aún tenía techo; en 2017 ya no tenía techo y estaba casi en el suelo. Aún queda algo de la casa de la infancia de Enriqueta. Es importante resaltar que se puede construir desde lo simbólico y desde los escombros. No es necesario recrear toda la casa con nuevas paredes, pero sí tener la voluntad de crear un espacio a partir de lo que ya hay. Los escombros y las palmeras que crecieron después tienen su propio lenguaje e historia que contar. Una casa abierta como un jardín museo al aire libre para descansar entre las flores y arbustos que Enriqueta mencionaba en sus poemas.

Las casas en las que nacieron, vivieron o escribieron los poetas nos ayudan a entender mejor sus obras. Los lugares, pueblos o ciudades donde los escritores pasaron parte de su vida nos permiten comprender su literatura. Es por esto que las casas suelen conservarse y convertirse en museos para difundir el legado y fomentar la cultura. Es una herencia de gran valor para la humanidad.

Hago referencia a las casas museo como la de Lope de Vega en España, el Museo Etnográfico al Aire Libre de Riga, en Letonia, y las casas de cada región de Colombia que ambientan parte del zoológico de Cali, Colombia. En Venezuela hay ejemplos de casas museo como la Casa Natal del Libertador o la casa de infancia de José León Tapia, entre otras.

 

La casa-museo que existe en mi imaginario

Enriqueta Arvelo Larriva nació en Barinitas el 22 de marzo de 1886, en una pequeña aldea, en un lugar intermedio entre los llanos y los Andes donde llueve con frecuencia y confluyen la cultura y el lenguaje de dos zonas distintas.

Entre sus obras más destacadas se encuentran La voz aislada (1939) y Mandato del canto (1957). Entre sus poemas emblemáticos: “El cristal nervioso”, “Toda la mañana ha hablado el viento” y “La casa de mi infancia”. En sus obras, la poeta plasma su naturaleza contemplativa y su sensibilidad. En varios poemas y cartas menciona la importancia de la casa como espacio de disfrute, contemplación y convivencia.

La casa poética de Enriqueta Arvelo Larriva es un lugar que existe entre los escombros y espera renacer como el ave fénix. Es un lugar especial en Venezuela que imagino que ya existe mientras leo sus poemas. Está ubicada en un pueblo llamado Barinitas del estado Barinas, y es el escenario perfecto para organizar regularmente actividades culturales como recitales de poesía, exposiciones de arte y conferencias sobre literatura. También se puede disfrutar de un jardín poético con pérgolas rodeadas de enredaderas y flores.

La visita a esta casa-museo es una experiencia enriquecedora para los amantes de la literatura, además de un homenaje a la creatividad y sensibilidad de Enriqueta Arvelo Larriva. Un lugar para la memoria y el disfrute.

 

Fuentes consultadas

Xiomara Ortega
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