
El domingo 9 de abril, en la ciudad española de Barcelona, el famoso director de cine estadounidense Quentin Tarantino presentó su libro Meditaciones de cine (Reservoir Books, 2023), en el cual da una visión personalísima de las películas con las que creció, sobre todo las realizadas en su país en los años 70. Durante la presentación del libro menciona cómo fue su despertar en este arte, con una madre muy permisiva que no le ponía reparos en ver todo tipo de filmes sin importar categorías. Sin embargo, y a pesar de ver escenas violentas, una de las películas que más le impactaron fue Bambi (Disney, 1942), a la cual califica como “la película que ha traumatizado a más niños durante décadas”.
Trauma viene del griego y significa herida, Tarantino quiere decir que la película causó un daño en su psique y está seguro de compartirlo con más personas que también la vieron. Aunque ya luego matiza y habla de la forma en que la historia del pequeño ciervo conmueve, es decir, despierta una emoción profunda en el espectador. Y que la razón por la cual la película tuvo el efecto traumático es porque no esperaba el giro que daría una historia que le vendieron con un póster de animalitos tiernos y radiantes de alegría.
No sé si ese trauma influyó en él como director y guionista, pero puedo decir que en Bambi, a pesar de ser una animación para toda la familia, y aunque la violencia no es explícita, sí es inesperada y bastante realista como la vida. En cambio, en el cine de Tarantino la violencia es explicita, exagerada y absurda (intencionalmente), además de que el espectador la está esperando en todo momento.

La muerte de la mamá de Bambi a manos de unos implacables cazadores no es el único aspecto difícil que sortear como espectador: el bosque se incendia; además, el frágil ciervo, al quedar huérfano de madre, tiene que lidiar con un padre severo y distante. Incluso al hacerse adulto debe pelear con otro ciervo para reafirmarse en la manada. Pero de lo que quiere hablar el filme es del ciclo de la vida, de la fragilidad de los primeros años hasta llegar a la madurez. Con una banda sonora que te levanta del asiento con los disparos de los cazadores, o te saca una sonrisa con los platillos que acompañan los tambaleantes pasos del ciervo sobre el hielo, y el tamborileo de las patas del conejo compañero guía de Bambi. ¿Les suena traumático o conmovedor?
No, Bambi no es una divertida historia con animalitos protagonistas, ni una fábula con animales humanizados que aleccionan a las infancias; la representación del bien y el mal ya no es tan simplista ni tan obvia. La película está basada en la obra Bambi (1924), del austríaco Félix Salten (1869-1945).
En el libro Historia portátil de la literatura infantil (2017), la maestra Ana Garralón comenta el marco histórico y cultural de los libros de Salten. La obra es parte de una corriente de literatura infantil en la que algunos escritores que venían del romanticismo querían acercar a los niños al mundo natural, ponerlos en el lugar de los animales mostrándoles personajes complejos, psicología e incluso con trasfondos filosóficos de la naturaleza. Un ejemplo de la misma época es el doctor Dolittle del inglés Hugh Lofting (1886-1947) que, con tono pacifista y buen humor, escribió desde el frente en forma de cartas para sus hijos que él mismo ilustraba. O Cuentos de la selva (1918), del escritor uruguayo Horacio Quiroga (1878-1937); ese volumen fue una recopilación de los relatos que el escritor latinoamericano publicó en revistas específicamente dirigidos al público infantil.
En esa etapa la literatura infantil estaba dando un giro interesante hacia el libro ilustrado con las aventuras de Peter Rabbit (1902); de Beatrix Potter, La historia de Babar (1931), de Jean de Brunhoff, y Winnie the Pooh (1926), de Alan Alexander Milne. Las tres tenían más que un mensaje, una visión sobre la vida, la sociedad y el compañerismo.
La mayoría de las obras mencionadas han sido adaptadas por el cine para deleitar, conmover, entretener y, por qué no, traumatizar a los niños. Porque uno de los objetivos del cine para las infancias es comunicar emociones antes que lecciones.
¿Y a ustedes, cuál fue la película que les causó ese impacto que vale la pena rememorar?
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