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John Jairo Palomino:
La memoria, el único paraíso del que no podemos ser expulsados

domingo 9 de abril de 2023
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John Jairo Palomino
John Jairo Palomino: “La tierra propia llama y nos reconoce”.

Pareciera que los seres humanos nacimos signados por el exilio. Desde Caín cuando, según el relato bíblico, fue condenado a vagar por la tierra.

Desde entonces el miedo, la pobreza, el sueño de un futuro mejor, las luchas sociales, políticas y religiosas, entre otras, han sido la causa de que el hombre se decida por el desarraigo, por vivir como extranjero, más allá de aquello que llamamos “la patria”; por eso el exiliado se siente desprotegido, un ser humano sin raíces.

En la antigüedad el exilio ocurría por decreto o sentencia para personas que se consideraban no gratas a la sociedad o de alta peligrosidad para el entorno.

Pero también surgió el exilio obligado. Aquel del hombre primitivo forzado por las circunstancias de clima o búsqueda de alimento que vaga sobre la tierra que conoce sin sentar base en parte alguna pues su estadía, durante algún tiempo, la determinaba la buena caza o el cobijo en cuevas que le albergaban temporalmente.

Alguien que cuestione el desarraigo, que proteste contra la inmigración mediante su quehacer cotidiano, merece atención.

Hoy el número de personas desplazadas en el mundo alcanza cifras millonarias. Según informes, en 2020 las personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo superaron los 80 millones.

Es por esto que alguien que cuestione el desarraigo, que proteste contra la inmigración mediante su quehacer cotidiano, merece atención. Tal el caso de John Jairo Palomino, un artista nacido en Cali, Colombia, director de la fundación Memoria Cultural y quien, desde su oficio de creador, se ha convertido en el artista de la diáspora, en el poeta de los inmigrantes.

Palomino actualmente está radicado en Estados Unidos y su voz poética ha sido escuchada en Miami, Nueva York, Cuba, México y Colombia.

Hace veinte años vive en la Florida, ya que tuvo que dejar su país por motivos “muy serios que no puedo comentar y por la situación política frustrante de mi país, ya que no veía futuro para mí ni para mi hija, que en ese tiempo tenía diez años”, dice.

Respecto a por qué desde hace algún tiempo se le viene nombrando como el artista de los inmigrantes, comenta: “Saramago dice que somos la memoria que tenemos. Los primeros poemas que publiqué, y que di a conocer, tienen que ver con los recuerdos, la nostalgia del inmigrante. Mi primer libro, Memorias del Paraíso, en sus versos iníciales dice: ‘Felices los árboles que mueren / en el mismo lugar donde nacieron’”.

La palabra “memoria” está presente en su obra ya que, como dice Jean Paul, “la memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados”.

Según Palomino, varios son los trabajos que le han consolidado como el poeta de los inmigrantes. Además de su poemario Memorias del Paraíso, también Clamor, otro de sus libros, en el que se refiere al drama de los inmigrantes.

Como escultor también tiene algunas obras hechas en lámina de metal que tituló Inmigrantes donde resalta el tema.

Sus libros hasta hoy publicados son cuatro: Memorias del Paraíso, “sobre la nostalgia del país que dejé atrás” —señala—; Insurrecciones, “donde reúno parte de mi poesía social”; Clamor, “poemas sobre la inmigración”, y el más reciente, Lugar ajeno.

Palomino dice que no ha recibido premios importantes y que además “no me interesan; nunca he participado en concursos literarios, escribo porque me nace, y me gusta. Estudié Literatura, un par de semestres en mi ciudad natal, pero lo abandoné, sentí que eso de la academia ya no era para mí”.

Quiero saber qué significa para el escritor el exilio, a lo que señala: “Un mal sueño, una pesadilla, un castigo a un crimen que no ha cometido… Lo digo en los versos de mi poema “Lugar ajeno”: “Tú no sabes lo que es el exilio / tú no sabes nada lo que es despertar en un lugar ajeno / en una pesadilla / donde sin ser culpable de nada / todo / todo te condena / …tú no sabes lo que es caminar sin saber a dónde ir / …gritar donde nadie te escucha / …llorar donde nadie lo advierte…”.

Y recuerda: “Sócrates prefirió la muerte al exilio. Creo que es un castigo no vivir donde uno nace, no vivir en la patria. En el mito de Ulises los dioses lo expulsan de su amada patria Ítaca y él heroicamente, y desesperado, lucha contra todo para volver y morir en casa…”.

Le pregunto por su compromiso —desde el arte— con los exiliados del mundo.

“Creo que los artistas y los escritores debemos hacer visible el valor de los inmigrantes. Hay una escultura mía, en metal, que es muy elocuente, se titula Mano inmigrante, es una mano rota por un corazón; los inmigrantes traemos amor, y el corazón en nuestras manos, no somos el enemigo”.

—¿Cómo se mueven culturalmente y solidariamente los exiliados en Estados Unidos, que es el país que usted actualmente habita?

—Lamentablemente la comunidad de cada país hace fiesta por su lado, no hay una causa común, yo creo que tú, que estuviste en Nueva York, lo pudiste constatar, y te pongo el ejemplo de los eventos de los dominicanos, los puertorriqueños. De ahí el valor de organizaciones de convocatoria abierta a todas las comunidades latinoamericanas, como Mi Libro Hispano, de Pilar Vélez, y la nuestra, Memoria Cultural.

Cada vez que viajo a Colombia me pongo feliz, es un reencuentro con la cordialidad de nuestra gente.

—¿Duele el exilio?

—Los versos de mi breve poema “Destierro” te lo pueden responder mejor: “A veces creo que estoy en el purgatorio / y que los seres que habitan mi mundo / y me miran con tanta soberbia y desdén / son parte del juego de su justicia: / el destierro es mi castigo por haber traicionado mis sueños…”.

—¿Se añora volver a la patria dejada en lejanía o hay resentimiento hacia ella y deseos de no regresar?

—Para nada, cada vez que viajo a Colombia me pongo feliz, es un reencuentro con la cordialidad de nuestra gente, con el paisaje, la buena comida. El año pasado fui invitado a la Feria Internacional del Libro de Cali, que dura una semana, y cambié dos veces mi boleto de regreso. Me quedé más de un mes; la tierra propia llama y nos reconoce.

—Usted ha sido invitado a participar en la celebración del mes de la poesía. Hábleme de ese evento, organizadores, sitio y fechas.

—Es un evento anual que hace la Lauderdale Lakes Library, del Broward County Libraries Division, dirigida por la escritora Freda Mosquera. Será el sábado 15 de abril a las 4 de la tarde y estaré hablando de mi poesía y leyendo algunos de mis versos. Y el 4 de mayo a las 6 de la tarde, estaré con otros escritores en las instalaciones del Consulado de Colombia de Miami, presentando la antología, de la cual soy editor, y también hago parte como autor, titulada La patria que nos duele.

—Una reflexión para los exiliados en el mundo…

—Por lejos que te marches, nunca dejes de pensar en los tuyos, nunca dejes de mirar atrás…

Manuel Tiberio Bermúdez

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