El sendero de la planicie
El pie juguetea con las piedras
del camino adornadas por el hielo
en las mañanas de invierno.
El callado campesino recubierto
por sus manos recuerda las maneras
de las sombras que mostraba el anciano
tras sus pasos.
El crepitar de la vereda que media la planicie
sortea entre “las tierras” como el cordel
del que pende de la puerta la campanita.
La música que ambas generan,
la de las piedras y la de la campana,
son composiciones de lo cotidiano
y realidades decadentes de un mundo
que parece morir lentamente.
El pie continúa escribiendo en el pentagrama
que tapiza con piedras aquellas cobrizas veredas;
y a través de ese constante juguetear con los chinacos
conduce hacia ruinas de mundos medievales pretéritos.
Cada paso, cada crepitar es subversión.
……………Contraposición a la innovación ciega,
de nuestra sociedad líquida,
de una mesura un tanto atemporal,
de una analogía en la oscuridad,
del viento,
la piedra,
el silencio…
Los rescoldos de las murallas tornan
en mirillas de una futura distopía,
mudan en posibles alternativas
analógicas a las hipertrofias
de nuestro mundo contemporáneo.
Esta sociedad actual semeja que se ha olvidado de mí.
Tránsito fúngico
Galeón que conduce por mundos alternativos
separados por un océano compartido.
Navío que funge como irrepetible
elemento indicial que opera como
un esquema pragmático.
Un ícono que podría transitar por un terreno yermo
cuando uno no fuese consciente
del carácter simbólico del mismo.
¿Será este camino un tránsito generado por psilocybe?
La ingiero para entrar y contemplar
el mundo de las sombras
donde el otro es una ausencia.
En este tránsito mórfico (ir)real,
se construye una alternativa particular,
una vereda ancestral incardinada
en conocimientos alternativos
donde la alterracional es tal
por ser este un mundo no participado.
Cabe la (im)posibilidad del (sin)sentido…
Nacer en agua
Me nace el agua y yo en ella.
…………..Me asienta en la tierra dándome forma.
…………..Fuente corporal —reiteración de la idea—
que conforma
el origen propio del mundo.
Una vez más rebrota la idea del camino,
ese tránsito cultural y personal
que busca navegar ese océano
y aproximar riberas de mundos
próximas en lo telúrico.
…………..Seres y diosas acuáticas
que nacen en mí y me nacen.
Lógica vital dialógica.
…………..Es el sentido de lo consentido y del sinsentido.
…………..Es, innegablemente, la nada
oriental que destruye y crea;
el infinito matemático en definitiva.
Discurrir y disgregar en un batir de alas,
en un movimiento lento y musical,
una comunicación alternativa
en la que el movimiento de los cuerpos no cesa.
Aliento.
…………..Ruptura y erosión en un instante.
…………..Agua…
Viajes imaginarios
Ellos vuelan sobre sus naves,
sus risas alimentan las nubes
cuando la mirada de los dioses antiguos
resuena en el agua de los caminos.
Las naves atraviesan el tiempo
a lomos de los dioses vikingos,
mientras las voces de las mujeres,
parecieran valquirias,
acompañan sus felices
e imaginarias ensoñaciones.
Naves metálicas,
ruedas celestes,
posibilidades alternativas,
infinidades presentes.
…………..Aprendizaje en tránsito,
imaginación sin freno.
Ellos recorren los nueves reinos
como caminando por el Bilröst,
ese puente “arcoírico”
presente en los mitos nórdicos.
Cuento
¿No me lees un cuento?
…………..Me preguntas en tus ojos
apremiando una sonrisa adormecida.
En las palabras veo tus ojos,
que se alejan y se acercan
entre la senda durmiente
y la ilusión compartida.
Las palabras son posibilidad de realidad
y es en ese instante perpetuo donde
la construcción del mundo se confiesa.
- Cinco poemas de Xoán Romay - viernes 29 de junio de 2018