Patiecito
A tía María
A Ramón Palomares
I
el gallo echó pata en el solar
y de un salto abandonó, a columpio,
la altura que se derriba en el muro, pero el charco
sigue ahí
sin lluvia y sin barco,
el charco sigue creciendo a tornasoles, ahora lejos, desde la ventana
II
el tiempo se ha colgado en la hilacha
guinda y saca la lengua como un aparecido
y soy yo, ahora, el que sigue la cuenta
yo soy el arenero
III
fumé y corrí
narré y cené
caí de los enormes muros como una hoja nueva
pero estos lugares envejecen conmigo
se agostan y ciernan sus temples
yo me he dejado un rastro para volver
una pieza de cemento con el nombre más secreto
que me guarde de la muerte
y de la palabra con que amé la tierra
cuando esto que ahora miento “yo” aún era un silencio
IV
ahora desperté en los años
el gallo ha desaparecido
yo he de arrastrar sus plumas sobre el suelo
para recordarlo
yo he de mirar su estaca para libarlo
yo he de presumir un canto
para librarme del suyo
porque este lugar agotó su claraboya
y ya no hay lombrices debajo de las piedras
Los perros mueren
Los perros mueren
como si anudaran por dentro
van ahincando carnes
uno sí que no
uno agoniza y se seca…..uno se va al hueso
uno se hace algo
más que muerte
en los perros en cambio
algo se va anidando…….ahí…..se quedan
uno no
uno va muriendo y nadie sabe
Cuarto de hospital
A Enrique, que se asoma
El cielo cuelga y parece piel
nada de otra vida, de otro mundo, de otras formas
sólo parece piel:
un cuero de luz colgado de las ventanas
la camilla es lo más ajeno
no es de nadie
hay ahí
invisibles
acostadas…..todas
las muertes
viendo las carnes del cielo resquebrajarse en una fracción de luz
dentro de la cabeza. en una sinfonía matemática. sucede el orden increíble. suceden a la glándula todas las dimensiones y cada cuadrante. cuadrilla. o perímetro. levanta la intuición. y decanta el ritmo. de cada cosa en su presunto:
Ese auto. y su velocidad
la zancada en los cuerpos. mi peso
mi vectoriana magnitud. y su resistencia al soplido. el cálculo silenciado de las revoluciones. de sus minutos. todo en mí ya lo sabe. seré capaz con certeza. no llegaré al golpe. inocuo me libraré de esta prolongada formación. pero de una acera a otra acera. mis cálculos. no son. siempre. perfectos: hay gente capaz de matarte por la orden de un semáforo.
- Poemas de Oswaldo Flores Cumarín - miércoles 12 de junio de 2019