Cada vez que subo a una bicicleta
viajo hasta el parque
donde aprendí a pedalear
siento las manos de mi padre
en el asiento para darme impulso
y escucho su voz:
“no te detengas”
yo seguí hacia adelante
sonriéndole al abismo
de saberme dueña del equilibrio
luego vinieron las caídas
con sus cicatrices
Tuve la misma sensación
al irme de casa
rumbo a lo foráneo
sin otras manos que
abrazaran mis derrumbes
con el tiempo
aprendí a curar los moretones
el equilibrio
todavía lo sigo buscando.
Aún sigo habitada por esa casa
de paredes húmedas
donde mis pies se hundieron
en el barro del mundo
y cada mañana
el olor a café me conducía
a los brazos de mi abuela
Aún habito esa casa
entre las grietas
donde crecen las flores.
En tránsito
I
Mis latidos
rompen la quietud
del avión
tres años imaginando
este momento
el mar agiganta mis pupilas
desde la ventanilla
puedo sentir su olor
la arena en mis pies
aterrizo
camino lento por el pasillo
“chao, mi reina”
sonrío
he vuelto.
II
Caracas
eterna adolescente
de noche precoz
la reconozco
siento sus heridas
sobre el asfalto
me uno al abrazo verde
del Ávila
III
El barrio
es una postal amarillenta
de hace siete años
los rincones impregnados
de mi historia
ya no me pertenecen.
IV
En casa
vuelvo a la posición fetal
me alimento de mis madres
paso horas viendo la montaña
los días se escurren
por una espiral de nubes
sólo perdura la tibieza
de los vínculos
en cada abrazo que doy
están los que se fueron
V
Llega la despedida
soy una partícula
saliendo de la fuente
renacida
“¿tú estás en tránsito?”
me preguntan en el aeropuerto
sí, siempre.
- Poemas de Danney Velázquez - lunes 30 de marzo de 2020