Jardín Okigata
Leonardo Alfonzo Amarista
Poesía
Alción Editora
Córdoba (Argentina), 2021
ISBN: 978-987-646-942-5
92 páginas
Servicio y granola
Fraccionaron los segundos de la espera.
Caminos con charcos en sonoro vaivén,
se escuchan al regresar de este día.
En una reducción por ser granos
brotamos del tintinear de las vainas
y vueltos así en partes que encajan
cada uno sin extremidades,
lejos de extinguirse el goce,
hablamos de haber encarnado
perdiendo la pista del pasado.
Contestamos a cualquier luto:
vengo de lo oscuro y no temo.
Supra
Empapa su cuerpo con agua de color
y se extiende en la tela chorreando.
Es una trampa de flores y bichos relucientes.
Los curiosos piden descansar sus manos en ella
para llenarse de algo que les hinque en el pecho.
Suenan preguntas que remontan las paredes.
El aniversario de vida, los votos de amantes
las promesas de año nuevo junto a otras palabras
que chocan con sus lugares de procedencia.
En un plano del lienzo [asomadas]
las alimañas beben del líquido que se escurre.
El alimento más importante del día
Existe un portal donde yace el origen del amor,
es una de las travesías más peligrosas
con toda clase de criaturas y encantamientos.
Así decía el cartel en el cereal de maíz tostado,
sonreí un poco y empecé a desayunar
pero lo que más hubiera querido era aventurar.
La caja del cereal traía unas indicaciones
para armar una entrada segura
y la energía que mostraba era sagrada,
recordaba los intentos de felicidad
que terminan caducando como
enlatados de melocotón en almíbar.
Ese lugar tenía lo que esperaba
las amantes eran hermosas y llegaban en bandejas
frías como montañas o muy calientes
como orillas de lago, podía escoger,
me acobardó a última hora con tanta perfección.
Como desaproveché la oportunidad
fui desterrado de allí y regresé
a la mesa de mi cocina, pero no sentado
sino como la mascota feliz en la portada del cereal
dando instrucciones para ir al
mundo del amor.
Sabiduría del quiebre de la rutina
El vínculo madre-hijo es comparable
a cosas que fueron concebidas para armarse
y reusarse, pero manteniendo las mismas piezas.
Volver con carbón encendido (al rojo) de una parrillera
es saber que tengo hambre, no que deseo calor.
Es estrafalario por mucho que otras culturas
relacionen los estados de ánimo con objetos,
no aquellos que traen un recuerdo sino
los que te cambian de humor y decides
tomar otro camino.
Hoy he vuelto a tener hambre
y no soy el chiquillo necesitado.
En mi línea mental algo se acabó,
le he dicho a mi madre que cocinaré con picante,
después le comento que quiero
de esos jugos en lata procesados en mi país,
de donde vengo hay productos para la exportación.
Veo la lata con lujuria, sé que no es una linterna.
No todo se trata de mí,
a pesar de que me descoloque un poco, huele a mentol
y se humedecen los papeles de la impresora del estudio.
Dije que no mutaría los objetos con los ánimos
pero es un rasgo no fácil de desdeñar.
Mi hermana aprendió como yo pero distinto
nos reproducimos diferente,
hay una verja en nuestras posibilidades,
yo le pondré una alfombra
para que no se ensucie el tacón.
Le pregunta a mi madre lo que haría si decide irse
—los tomates en rueda con limón, sal y aceite—
ella dice que se prepare.
Pero nadie nunca supo que mi madre
fue un cinturón de cuatro puntos en otra vida.
- Jardín Okigata, de Leonardo Alfonzo Amarista
(extractos) - miércoles 27 de octubre de 2021