
El poeta colombiano Jaime Jaramillo Escobar murió el viernes 10 de septiembre a los 89 años en su residencia en Medellín como consecuencia de un infarto, según confirmaron el taller de poesía que dirigía desde hacía treinta años en la Biblioteca Pública Piloto de esa ciudad y Gabriel Henao, su sobrino.
Hijo de Enrique Jaramillo, maestro de escuela, y de Amalia Escobar, pintora, Jaime Jaramillo Escobar había nacido en Pueblorrico, Antioquia, el 25 de mayo de 1932, y durante su infancia y juventud vivió en poblaciones como Betulia y Altamira, a las que tuvo que trasladarse a causa de la violencia de entonces.
Estuvo entre los fundadores de la corriente literaria vanguardista conocida como nadaísmo, junto a Gonzalo Arango, Eduardo Escobar, Elmo Valencia, Jotamario Arbeláez y otros autores, quienes lideraron a mediados de los años 60 un movimiento con alto contenido de protesta social. Adoptó el nombre X-504, que copia el formato de una placa de carro en Colombia, “para que Jaime Jaramillo Escobar pueda vivir libremente, sin el peso de la literatura y de la admiración”, como escribiría él mismo.
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En los textos de Jaramillo Escobar resaltaba su humor sarcástico, la ironía, la irreverencia, los juegos paródicos del lenguaje popular y el tono con el que satirizaba las costumbres e instituciones de la sociedad colombiana. “De X-504 se dice que es el mejor poeta de nuestra generación nadaísta (con perdón de los otros mejores)”, escribió Gonzalo Arango en 1967.
Con su primer libro, Los poemas de la ofensa, de 1968, obtuvo el Premio Nadaísta de Poesía Cassius Clay, “que sólo ganaban libros que supieran noquear a sus lectores”. También obtuvo los premios de Poesía Eduardo Cote Lamus y Universidad de Antioquia, en 1983.
“Los poemas de la ofensa es un libro en el cual predominan los temas eternos a la búsqueda de un presunto destino a la existencia, con un desencanto y sarcasmo encarnados en parábolas y simbolismos que dan cuerpo y dejan entrever una visión maldita del hombre, esa criatura deplorable, peligrosa víctima de sus propios engendros del mal, los crímenes y las guerras”, escribió Harold Alvarado Tenorio en 2013, en un completo perfil publicado en Letralia 286.

A Los poemas de la ofensa siguieron Sombrero de ahogado (1983), Poemas de tierra caliente (1985) y Poesía de uso (2014). Publicó también, en dos tomos, una suerte de manual, Método fácil y rápido para ser poeta, el primer volumen publicado en 1999 y el segundo en 2011.
Fue tipógrafo, técnico de computadores, editor y publicista, entre otros oficios. “Jaime fue un hombre que trabajó toda la vida”, escribió de él la periodista colombiana Mónica Quintero Restrepo. “Tuvo una agencia de publicidad, fue técnico de computadores cuando los computadores eran gigantes, y hasta inspector de policía, aunque él mismo anotó que en ese entonces no tenía nada que ver con la policía, sino que los inspectores trabajaban en los corregimientos, en una oficina que era como una alcaldía, pero no del todo”.
“Hay escritores y artistas que piden libertad, como si la libertad se mendigara, como si pudiera esperarse un regalo tan precioso”, escribió alguna vez Jaramillo Escobar. “La libertad hay que conquistarla; hay que arrebatarla. Y sólo el verdadero artista es capaz de eso”.
Fuentes: El Colombiano • El Espectador • Infobae
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