
Nadie te lo dirá antes de partir:
sugerencias durante el exilio del venezolano
Ronald Guzmán
Testimonio
Letrame Editorial
Madrid (España), 2021
ISBN: 978-84-1114-006-5
72 páginas
Para el año 2020, ochenta millones de personas se vieron forzadas a dejar su tierra, sus querencias, los viejos sueños construidos durante toda una vida. La cifra, un estimado de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), es una manera fría y rápida de traducir a un dato manejable la historia de alguien que fue arrancado de sus raíces por razones bélicas, étnicas, económicas, políticas o de otro tipo, y que ahora se encuentra en tierras extrañas luchando muchas veces no sólo contra sus propias circunstancias, sino contra la incomprensión de una parte de quienes lo reciben. Y ese alguien, multiplicado por ochenta millones, es una tragedia de dimensiones incomprensibles.
Esta cifra es uno de los datos más impactantes que muestra en sus primeras páginas Nadie te lo dirá antes de partir: sugerencias durante el exilio del venezolano, el libro con el que el joven autor Ronald Guzmán (San Félix, 1985) pone su grano de arena para brindar orientación y algún tipo de acompañamiento a quienes, como él, decidieron ir en busca de estabilidad y tranquilidad más allá de las fronteras de su nativa Venezuela. Un país que, a esa cifra mencionada al principio, aporta según estimaciones un significativo contingente de alrededor de seis por ciento:
Según cifras oficiales, 5,44 millones de venezolanos han sido desplazados de manera forzosa. La extinción de la vida digna aún es una realidad y las personas siguen huyendo; esta se ha convertido en una de las crisis de mayor dimensión en América Latina y el mundo.
Guzmán es testigo de excepción de esta catástrofe. No sólo porque él mismo dejó en 2013 su país de forma definitiva, ni porque las cosas para él dieron un vuelco y terminó convirtiéndose legalmente en apátrida, sino porque su vocación de servicio —muestra de la misma es este libro del que hoy hablamos— lo ha llevado a formar parte de iniciativas de ayuda como coordinador de recepción e integración de refugiados para el gobierno de Bavaria, en Alemania, país donde reside desde 2015.
La migración forzosa es en Venezuela una realidad extendida que ha tocado a todas las familias.
Nadie te lo dirá antes de partir comienza y termina con una carta a Jenny. El autor no nos dice quién es, pero tampoco lo necesita: la migración forzosa es en Venezuela una realidad extendida que ha tocado a todas las familias y ha fracturado el pegamento social. Jenny es alguien que está iniciando su propio camino migratorio y a quien Guzmán le dedica el libro:
Querida, en estos días te marchas del país. Por un lado, lo celebro, me alegra que hayas reunido la valentía para dar ese paso; por el otro, me acongoja que la camada de jóvenes que siguen generacionalmente a los de mi edad también hayan necesitado marcharse… o por lo menos considerado francamente tal opción. Ahora heme aquí, del otro lado del Atlántico, con ansias de explicarte qué puede esperarte en el exterior.
Perteneciente a una de las primeras grandes oleadas migratorias de Venezuela, la que vivió la muerte de un mandatario como el inicio del proceso de profundización del oprobio que ya llevaba establecido más de una década, Guzmán defiende la formación y los valores heredados de una sociedad que, aun con problemas, brindaba a sus ciudadanos las herramientas para progresar en su territorio. Sabe, sin embargo, que esos privilegios, que no son otra cosa que los ingredientes de la ciudadanía, pueden convertirse en el origen de espejismos y en el componente principal del peor error en que puede caer un migrante: la arrogancia. “Mantén siempre presente que los habitantes de esa nación nada nos deben”, escribe el autor haciendo referencia al país de acogida al que se dirige Jenny.
Sin importar donde estemos, comportémonos como si estuviésemos en una Venezuela ya en fase de reconstrucción. Seamos nuestros propios tiranos y obliguémonos a dejar las actitudes que provocaron el derrumbe de un país. Analicemos en retrospectiva nuestras fallas antes de emigrar y actuemos en función de enmendar esos errores en nuestros nuevos hogares. Expongamos lo mejor de nosotros, lo mejor.
Y es que, al contrario de lo que pudiera pensarse, este no es un libro de lamentos. Con mucha precisión y apoyándose en diversas historias, Guzmán elabora un discurso de resiliencia. Él escribe no sólo sobre venezolanos huyendo de la crisis. En sus páginas están, sí, el venezolano angustiado, pues establecerse en otro país es un proceso largo y difícil, o la joven profesional renuente a ejercer labores que considera “indignas”, pero además comparten espacios el canario que arriba a Venezuela a mediados del siglo XX escapando de la dictadura de Franco; la catalana que sufrió la deshumanización de los campos de concentración franceses antes de embarcarse a América; el judío askenazí que sobrevivió a la segunda guerra mundial para refugiarse en Curazao; el joven afgano que después de atravesar Europa en un periplo de siete años se enfrenta a una posible deportación en Alemania; el inmigrante libanés que se labra su éxito en Venezuela gracias a su ingenio… Y, de fondo, la realidad de una situación que los gobiernos, que él califica de “vacilantes”, no han sabido manejar, como cuando describe el campamento de refugiados de Moria, que sería destruido por un incendio a finales de 2020:
Este vergonzoso establecimiento fue concebido para 3.000 personas, para principios de septiembre del 2020 se encontraban instaladas aproximadamente 13.000 personas que “viven” en carpas en la intemperie. En este dantesco lugar servicios básicos como agua, electricidad y servicios sanitarios son fuentes de constantes conflictos dada su escasa disponibilidad. En Moria se habla de casos de suicidio infantil; en Moria hasta 25 personas deben compartir una carpa; en Moria una madre vive en constante alerta para que sus hijos no sean mordidos por las ratas…
El lector de Nadie te lo dirá antes de partir podrá extraer de este libro una certeza: salvando las obvias particularidades históricas y geográficas, el migrante venezolano no es diferente de quienes lo acompañan en esa cifra amarga de ochenta millones de personas. Todos los migrantes, los refugiados, los exiliados, los que debieron dejar su espacio natural por causas externas, están unidos por el desconsuelo.
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