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Belgrado Por estos días la injusticia está muy bien vestida. Ha sacado sus mejores galas porque ha de asistir a los espectáculos que para ella han preparado la muerte y el crimen. Los bombardeos que Estados Unidos, bajo una pretendida bandera multinacional en la Otan, ha lanzado sobre Yugoslavia, no podrían justificarse ni siquiera si el mismísimo Hitler estuviera sentado en medio de Belgrado. Resulta bastante molesto ver cómo, después de toda aquella injustificada destrucción, se quiera envolver todo dentro de un práctico paquete de ribetes fílmicos, adornado con palabras como "aliados" y "libertad". Es intolerable que el país que dispone de tecnologías insospechadas sea capaz de aducir "equivocación" cuando un transporte de civiles inocentes es destruido. Una noche reciente veíamos en las noticias, sin embargo, cómo la población civil de Belgrado ha reaccionado en contra del hálito mortal de la guerra. Armados con micrófonos y amplificadores, los habitantes de la estremecida ciudad han levantado improvisados escenarios para entonar canciones que hablan de pasión por la vida —algunas de ellas, inclusive, estadounidenses— y tonadas folklóricas, reafirmando su voluntad de mantener su identidad como nación, ante la invasión armada que están sufriendo actualmente. Ninguna guerra puede ostentar pueriles mensajes de justificación. En las alturas del poder existen motivaciones, intereses que usted quizás nunca llegue a imaginar posibles. Intereses que de ninguna manera pueden involucrar a la gente común, pero la involucran porque la injusticia gusta de este tipo de indumentaria.
Jorge Gómez Jiménez Letralia, Tierra de Letras, es una producción de JGJ Binaria. Todos los derechos reservados. ©1996, 1998. Cagua, estado Aragua, Venezuela
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