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Tres cuentos
...simple truth is gracious enough.
Al principio duele, —No tengas miedo, corazón. —¿Cuántas veces lo has hecho antes? —Con tres, por primera vez. —Igual tengo miedo. —Ya vas a ver; es como si nada. Es más fuerte la sensación que da antes de empezar que cuando la cosa termina. Apenas ha comenzado cuando sin darte cuenta ya estás lista... —¿Qué te dijeron esas tres primeras veces? —Quedaron conformes. —¿Y con los hombres? —Es muy distinto. —¿Cómo distinto? —En los hombres hay como un desafío y siento que ocultan el miedo. En las mujeres es como algo natural. —¿Y esas tres primeras veces fue fácil? —A una de ellas me costó un poco pero eso fue al comienzo. —¿Y si te pasa otra vez? —Calma, cariño, estás angustiadísima y no es para tanto, ya verás. Yo tengo la experiencia. —¿Y si se nota después? —No se notará. Tal vez con los años, pero eso depende... —¡No sabes las cosas que prohibe la religión de mi tía y yo vivo con ella! —¿Cuántos años tienes? —Quince. —Pareces menor. —A una amiga la descubrieron y como no había cumplido los dieciocho, la internaron en un colegio de un pueblito lejísimo. —Ven... ponte aquí para que estés más cómoda y relajada. —Okey. ¿Te puedo hacer una pregunta? —¿Qué cosa? —Tú estás sano, ¿no? —Claro. Si no, no lo hiciera. De todas formas siempre me protejo. ¿Te vas a calmar? —Lo estoy intentando. —No te pongas rígida... En casos como el tuyo unto una crema especial que facilite la entrada... —¿Lo estás haciendo ahora? —¡Sí! La crema es un poco fría, ¿la sientes? —Sí. —Espera, no te muevas... Ahora voy. —¿Puedo cerrar los ojos? —Como quieras... Un segundo más... Ahí... —¡¿Ya está?! —¡Ya! ¿Cómo te sientes? —¡No sentí nada! —Te lo dije. —¿Te protegiste? —Sí, mira los guantes. Ahora te meto los aritos y comenzamos con los tatuajes.
Er que juye vive... Nuestra institución ofrece la más impresionante y moderna estructura organizativa que se pueda buscar. El sistema de seguridad, impecable, es inglés. En toda la edificación, no se podría encender un cigarrillo sin que el comando de fuegos no se enterara, cualquiera sea la hora. No obstante, ofrecemos maravillosos salones para fumar. Según el manual, y obviamente nuestra conciencia, seguimos una política ambientalista. El manual ofrece detalles valiosos de todos nuestros procedimientos. Ya tendrá tiempo suficiente para conocerlo. Aquel señor que usted ve detrás del cristal es Mister Wilson, el secretario del director. Es una persona muy mal encarada pero honesto y respeta cada una de las normas del manual. Aunque serio, siempre será correcto y eficiente para todo lo que tenga que ver con la dirección. Prácticamente es quien coordina la cotidianidad de la estructura. Mister Wilson sigue el manual como nadie aunque él, personalmente, poco se relaciona con los demás dedicándose, casi exclusivamente, a los asuntos de la dirección. Este pasillo de la izquierda conduce a los servicios de comedor donde la ciencia dietética ofrece lo más apropiado y sustancioso en cuestiones alimenticias. Pero usted, al igual que todos nosotros, podrá arreglar para que le hagan traer sus comidas de donde usted desee. El manual no contempla nada específico al respecto, sólo sugerencias, y en definitiva, su preferencia depende del dinero que usted, mi estimado, quiera disponer para ello. Paradójicamente, el señor Thomas (el individuo alto de uniforme azul oscuro que le presenté a la entrada), nuestro jefe de seguridad, siempre tiene el manual a mano y sin embargo, es de un carácter sumamente amable y cordial. Muchos pensarían que no es acto para esa función. No obstante, la cumple con rigor y prontitud. Ya podrá conocerlo mejor si lo necesitara. Al final del Salón Rosa se encuentran nuestros espacios deportivos de tenis de mesa, baloncesto, volibol y fútbol de salón. Anexo, están los salones de TV y cine. Los jueves se han establecido partidas de póker y otros juegos de mesa. Sin embargo, el manual no autoriza el juego con apuestas monetarias. Hacia la derecha disponemos de lo que denominamos caprichosamente la zona azul: donde se encuentran el gimnasio, las duchas y otras instalaciones recreativas. Los domingos siempre está llena de niños. De lo que realmente se siente orgullosa la junta directiva es de nuestros servicios educativos en la zona violeta. Comenzando con nuestra biblioteca, con servicios de computadoras e Internet. Organizamos periódicamente lecturas dirigidas. Algunos, con los que hemos compartido el recinto, han obtenido valiosos reconocimientos: un general, la medalla de oro por sus servicios; un diseñador se hizo prácticamente rico luego de estar con nosotros un tiempo y un escritor, ahora famoso y aplaudido, compartió en "La Zona" cinco años. Fueron personalidades de alto calibre y obras contundentes. Si me preguntara por alguna recomendación en particular simplemente le sugeriría seguir el manual: sus normativas y cláusulas. Acá todos respondemos al supervisor general, Mister Adams. Fue él quien diseñó el manual de procedimientos actual y lo hace cumplir. Mi estimado, no se preocupe que aunque piense que somos cuadrados, en verdad no es así... cuando lea el manual y lo practique ya se dará cuenta. Muchos consideran que nuestra institución es todo un mundo que ofrece muchas más posibilidades y oportunidades que el simple orbe exterior... ¿y quién lo iba a decir... de un establecimiento penitenciario... donde se debe cumplir cadena perpetua por un crimen pasional? Así, pues, bienvenido nuevamente, mi estimado, y lo digo sin ironía aunque usted no me crea.
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