Letralia, Tierra de Letras Año VIII • Nº 97
4 de agosto de 2003
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet
Artículos y reportajes
El rey de la Creación
Letralia

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Lea el texto íntegro del discurso pronunciado
por Fernando Vallejo al recibir
el XIII Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos

El escritor recibió el premio de manos de Francisco Sesto, viceministro de Cultura.
Biólogo, cineasta y escritor, Fernando Vallejo recibió este sábado 2 de agosto, durante un acto celebrado en la Sala de Teatro 1 del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, un diploma, una medalla de oro y un cheque por cien mil dólares como dotación del XIII Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, que ganó por su novela El desbarrancadero.

Vallejo fue presentado por el presidente del Celarg, el licenciado Roberto Hernández Montoya, quien lo definió como un intelectual "de ideas ásperas y trato dulce" que "ha expresado su admiración por varios escritores venezolanos, entre ellos el epónimo de esta casa, y también por Andrés Bello". En el acto participaron además el viceministro de Cultura, Francisco Sesto; el directivo del Conac Freddy Castillo Castellanos; la directora general del Celarg, Maritza Jiménez; el presidente del jurado, Víctor Bravo, y representantes del cuerpo diplomático acreditado en Venezuela.

Ante una sala completamente llena, el escritor antioqueño de 61 años empezó su discurso arremetiendo contra las tres principales religiones monoteístas por negarse a reconocer el valor de los animales como nuestros prójimos en "el horror de la vida". Habló de cómo los seres humanos torturan a los animales y de la necesidad de respetarlos, pues "sienten el dolor, tienen alma y no son cosas".

"El hombre no es el rey de la Creación. Es una especie más entre millones que comparten con nosotros un pasado común de cuatro mil millones de años. Cristo es muy reciente, sólo tiene dos mil. Al excluir a los animales de nuestro prójimo Cristo se equivocó". Con frases como ésta, Vallejo instrumentó todo un alegato a favor de los animales y en contra de los seres humanos que los maltratan.

Criticó la posición de la Iglesia Católica al oponerse al empleo de preservativos, lo que calificó como una de las causas de la superpoblación del planeta y una "criminal imposición de la vida, debido a prácticas de sexo con fines reproductivos" aun cuando no hay cómo alimentar a todos los seres humanos que viven actualmente. A este paso, según él, el papa Juan Pablo II quizás terminaría por "comerse a los obispos en el Vaticano". Se preguntó si no le bastarían al líder católico "12 mil millones de humanos copulando sin condón y hacinándose por todos lados, incluso en el Vaticano".

Además advirtió que pensaba todos los días en el suicidio, y "confesó" haber nacido en la religión católica, aunque no pensaba morir en ella: "si Cristo es el paradigma de lo humano, la humanidad está perdida". Al tocar el tema de la religión, Vallejo dijo que, a pesar de su edad y de lo mucho que ha vivido, no entiende aún la parábola de los labradores del campo, en el Evangelio de San Mateo, en el que el dueño de un campo paga una suma similar a varios trabajadores que no cumplieron su labor durante el mismo tiempo. La tildó de "inconsistente, caprichosa", y a su protagonista de "arbitrario".

"A los que llegaron al final del día les tendría que haber pagado menos, ¿o no? O más a los que llegaron temprano. Pero como él era el dueño de la tierra y el que ponía las condiciones... ¿Hay que trabajar o no hay que trabajar? ¿Hay que contratar o no hay que contratar? El mensaje de la parábola no está claro".

Vallejo se preguntó qué dirían de esta parábola los comunistas. "Me hubiera gustado que Castro se la hubiera comentado al Papa", ironizó ante un auditorio risueño que aplaudió con gusto el particular discurso. Luego atacó a los trabajadores holgazanes, de quienes dijo "debería darles trabajo el gobierno o sus madres; o la revolución, que es tan buena para eso. Si no vean a Cuba donde todo el mundo trabaja pero con las cuerdas vocales". El escritor prefirió dejarle el problema de los pobres al Vaticano o a los gobiernos. "Yo me ocupo de los animales, cuyo sufrimiento ha amargado mi vida".

Fernando VallejoEn el aspecto personal, Vallejo reiteró que no volverá a hacer literatura, ya que este es un oficio del que se ha cansado y en el que "incurrió" por no tener nada mejor qué hacer. Dijo no haber leído obra literaria alguna en los últimos veinte años y que, de escribir en el futuro, será sobre los efectos luminosos y la ley de gravedad, en un tratado de física que desde ya asegura será un fracaso y un ocioso empeño.

Pese a sus arremetidas, el escritor no dejó de agradecerle al pueblo de Venezuela por el premio, "y por haberme escuchado y concedido el privilegio de hablar desde esta tribuna, una de las más altas de América", y agregó que este viaje a Caracas, donde está desde el miércoles 30 de julio, le ha deparado un momento de alegría, "de los pocos que hay, porque la felicidad no existe". Arrancó los aplausos de los asistentes al terminar instándolos a que "sean consecuentes y aprendan de Cristo: no se reproduzcan así como Él no se reprodujo".

El polémico discurso de Vallejo había sido precedido por diversas declaraciones de igual talante. Al llegar a Caracas declaró, a un periodista que le preguntó si le obsequiaría un ejemplar autografiado al presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, que no lo haría pues "a él no le interesa la literatura; él no sabe de eso". Agregó que esperaba que Chávez no asistiera al evento y que no tenía intenciones de entrar en polémicas en las que se incluyera al mandatario, ya que sólo le interesaban "los otros 23 millones de venezolanos".

Sus encuentros con los periodistas se caracterizaron estos días por las declaraciones incendiarias, en las que se atacó inclusive a sí mismo como escritor: "Si lo mío es lo bueno pues esto se jodió, cómo estarán los otros". En la rueda de prensa ofrecida por el Celarg el día de su llegada a Caracas aseguró haber empezado a escribir cuando perdió el interés por la lectura, y agregó que actualmente ni siquiera escribe y, como ha dicho en otras ocasiones, no pretende volver a hacerlo. "Me interesan otras cosas. Entender cosas que no son entendibles como la luz y la gravedad, esos son mis temas insondables. A mí me gusta darme de topes contra la pared".

En la misma rueda de prensa dijo que habría "echado por la alcantarilla" a su compatriota Gabriel García Márquez, y dijo que Don Quijote es el único libro que le ha impresionado. "Durante 300 años ha sido la gran obra de este idioma nuestro que en tiempos de Cervantes casi no cambiaba. Ahora cambia a pasos enloquecidos y en una vida humana uno termina hablando otro idioma, porque cada dos o tres años el español se convierte en otra lengua".

El escritor, sin embargo, fue amable con el público, que asistió el viernes a la tradicional firma de ejemplares de sus libros poco antes de la proyección de La virgen de los sicarios, filme del iraní Barbet Schroeder basado en la novela homónima del hoy ganador del premio Rómulo Gallegos.

Fernando VallejoEn su decimotercera edición, el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, instituido en 1967 y obtenido en el pasado por autores de la talla de Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, no dejó de verse incidido por la circunstancia política que vive Venezuela actualmente. A causa del estricto control de cambios vigente desde febrero, se verificó un retardo en la cancelación de los honorarios del jurado, compuesto por el ganador de la edición anterior, el español Enrique Vila-Matas —quien más duramente criticó a los organizadores por el mencionado retraso—, la chilena Marcela Serrano, el uruguayo Fernando Ainsa, el mexicano Christopher Domínguez Michael y el venezolano Víctor Bravo.

Esto no dejó de ocasionar inconvenientes al licenciado en Letras Roberto Hernández Montoya, presidente del Celarg, quien tuvo que hacerle frente a los señalamientos indicando que tales honorarios —cinco mil dólares para cada juez— ya habían sido tramitados ante el Banco Central de Venezuela por Aristóbulo Istúriz, ministro de Educación, Cultura y Deportes. Respecto al caso específico de Vila-Matas, dijo que ya se le había cancelado más de la mitad de lo que le corresponde, "porque pidió pasaje en primera clase". Vila-Matas y los otros miembros del jurado debieron leer 240 novelas de autores de todo el continente.

Hernández Montoya se sintió obligado, igualmente, a aclarar que el presidente Chávez no asistiría a la entrega del premio, haciendo referencia a las declaraciones de Vallejo de que lo recibiría sólo si no debía toparse con el mandatario. Agregó que para pagar el premio no habría ningún problema, ya que el autor de El desbarrancadero había pedido que se lo pagaran en bolívares, pues ese dinero iba a ser donado a una institución venezolana y era innecesario hacer tal trámite en dólares.

En relación a la suerte del premio, que según detractores del actual gobierno venezolano podría ser suprimido, el funcionario anunció que promoverá próximamente una discusión en la que participen escritores, críticos, editores "y todos los demás que tengan algún vínculo con el premio" para resolver sobre su futuro. "Si el Gobierno no hubiera tenido empeño en apoyarlo no lo hubiera convocado", advirtió.

Después de recibir el premio de manos de Francisco Sesto, Fernando Vallejo traspasó el cheque a Fiorella Dubbini, directora de la Fundación Mil Patitas. El dinero será destinado al desarrollo de esta institución protectora de animales ubicada en Mampote, cerca de la ciudad de Guarenas. Mil Patitas fue la organización seleccionada por Aníbal Vallejo, hermano del laureado escritor y presidente, desde hace dos décadas, de la Sociedad Protectora de Animales de Medellín, quien viajó a Caracas hace una semana para evaluar las instituciones similares que podrían convertirse en destinatarias del dinero.

Dubbini recibe perros y gatos, provenientes de las calles de Caracas o de personas que no desean o no pueden continuar cuidándolos, desde hace quince años, dedicándose a proveerles de techo, comida y atención médica. En todo este tiempo, la fundación que dirige no ha recibido aportes económicos de nadie, por lo que los recursos necesarios para la labor de la institución son sufragados por su presidenta y otros amantes de los animales, miembros de la misma. El miércoles 30, Vallejo en persona tomó el teléfono para anunciarle que le entregaría íntegros los 100.000 dólares del premio, que al cambio oficial equivalen a 160 millones de bolívares.

La cantidad será invertida por Mil Patitas en el cuidado de 140 perros y 110 gatos recogidos de las calles y en adquirir un nuevo terreno. Vallejo dijo que había decidido hacer esto inclusive antes de ganar el premio, pues desde hace mucho tiempo tenía la determinación de donar, para el cuidado de animales callejeros, cualquier importante suma que eventualmente llegara a percibir. Un peculiar tributo, sin duda alguna, que proviene de un escritor no menos peculiar.

 

 


       

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