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Guillermo Arróniz López:
“La musicalidad de los poemas ha sido siempre una obsesión”

domingo 14 de agosto de 2022
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Guillermo Arróniz López
Guillermo Arróniz López: “Pienso que la dificultad de comprender gran parte de lo que llaman poesía contemporánea es lo que ha alejado a los lectores de este género”.

Guillermo Arróniz López (Madrid, España, 1977) lleva de escritor desde mediados de su segundo lustro de vida. Arróniz López es jurista, egresado de la licenciatura en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, España. Destaca o ha destacado como poeta y narrador, desde cuentos históricos hasta pura narrativa gay. Tiene una novela intitulada El fin del camino: en busca de Pepa la Pipera (2019) y otra, Epitafio del ángel (2004). También tiene dos textos narrativos publicados, Pequeños laberintos masculinos (2012) y Borgianos: epitafios y nanorrelatos (2011), y cuatro poemarios, Veintinueve poemas para el palacio de Liria (2021), Mi fe desnuda (El Cristo de Cellini) (2019), Al amparo de unos dioses ajenos (2016) y De verso en Greco (2015). A partir de su última entrega poética, Guillermo ha respondido nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

 


 

En 2021 publicó Veintinueve poemas para el palacio de Liria. ¿De qué trata dicha colección de poemas? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

El libro está compuesto por veintinueve sonetos dedicados a veintiséis obras de arte (pintura y escultura) que hay en el palacio (principal residencia del duque de Alba). Son ejercicios de écfrasis más o menos pura.

Surgió como consecuencia de una visita al palacio y fruto de la admiración por los trabajos del Greco, Velázquez, Rubens, Tiziano, Bartolomeo Passerotti, Benlliure, Antonio Solá y otros grandes artistas.

 

Empecé a escribir poesía cuando tenía trece años y hace veintidós ya compuse mis primeros versos dedicados a obras de arte.

¿Qué relación tiene su trabajo creativo-investigativo previo a Veintinueve poemas para el palacio de Liria y su trabajo creativo-investigativo posterior? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de español y su memoria personal de la literatura dentro de España o fuera?

Quizá hay que empezar por lo obvio y esto es la naturaleza poética de este libro. Empecé a escribir poesía cuando tenía trece años y hace veintidós ya compuse mis primeros versos dedicados a obras de arte. Mis poemarios De verso en Greco y Al amparo de unos dioses ajenos son trabajos igualmente ecfrásicos. Y una parte de Mi fe desnuda (El Cristo de Cellini) también lo es. Tengo muchos referentes dentro de la historia literaria española. Uno muy evidente es Manuel Machado, quien dedicó algunos sonetos a obras de arte como “El caballero de la mano en el pecho”, del Greco. Pero también me influyen el Siglo de Oro, especialmente Quevedo y el siglo XIX con su romanticismo tardío, Espronceda y Bécquer desde luego. Finalmente pienso que hay mucho de unamuniano en el arranque de mi poemario religioso que acabo de citar.

 

Si compara su crecimiento y madurez como persona y escritor con su época actual en España, ¿qué diferencias observa en su trabajo creativo-investigativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo ha madurado usted?

Intento mejorar la calidad de lo que escribo. La musicalidad de los poemas ha sido siempre una obsesión, pero cada vez más intento que el mensaje adquiera profundidad y llegue con claridad. Se podría pensar que sacrifico algo del misterio metafórico-simbólico en aras de una transparencia descriptiva que ayude a la comprensión de los versos. Pienso que la dificultad de comprender gran parte de lo que llaman poesía contemporánea es lo que ha alejado a los lectores de este género.

Imagino también que voy integrando aquello que voy leyendo año tras año a mis composiciones. Eso, seguramente, ampliará mis referencias y me llevará a una mayor madurez. Que lo juzguen mis lectores.

 

¿Cómo visualiza su trabajo creativo-investigativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en España y fuera? ¿Cómo ha integrado su trabajo creativo-investigativo a su quehacer de escritor?

No puedo decir —ni pretender— ser algo único, pero me siento un rara avis dentro del panorama poético actual que conozco. Después de haber escrito en torno a veinte poemarios (la mayoría sin publicar) he practicado todo tipo de variantes y experimentos… y cada vez me defino más con las formas estróficas clásicas como el soneto, el romance o la décima. Por lo tanto, en lo formal he dejado atrás todo vanguardismo. Y en el contenido mis temáticas son el arte y la fe católica. No me motivan los temas más de moda como las corrientes ideológicas o políticas. La temática del amor romántico la dejo para mi intimidad. Y el verso de la desolación tampoco está ahora en mi horizonte. Podríamos decir que “nado-escribo contra corriente”. Soy un outsider que se siente muy cómodo en su torre de marfil.

 

Sin diferencias en las nacionalidades siento que reciben mi poesía con muchísimo cariño, con mucha generosidad.

Ha logrado mantener una línea de creación-investigación enfocada en la narrativa y la poesía en y desde España. ¿Cómo concibe la recepción a su trabajo creativo-investigativo dentro de España y fuera, y la de sus pares?

La experiencia que tengo con mis lectores, tanto españoles como puertorriqueños, estadounidenses, mexicanos, argentinos o italianos es algo muy cercano. El privilegio de tener un público minoritario de gran calidad. A la inmensa minoría, decía Juan Ramón Jiménez. Sin diferencias en las nacionalidades siento que reciben mi poesía con muchísimo cariño, con mucha generosidad. En la última presentación que he hecho tres personas del público —casi todo él compuesto por amigos y conocidos muy cercanos— se animaron a leer en alto sus respectivos poemas favoritos de esta última colección. Eso es algo muy difícil de conseguir. Me siento muy afortunado.

De la recepción de mis “pares” en España y fuera poco puedo decir, salvo que sé que algunos autores españoles tienen gran predicamento en el mundo.

 

Sé que es usted de Madrid, España. ¿Se considera un escritor español o no? O, más bien, un escritor, sea éste español o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente usted?

Me considero un escritor. Me considero un poeta (aunque es mucho pretender). Soy español y estoy orgulloso del legado de esta nación en el mundo. Y escribo en español, lengua hermosa donde las haya.

Ahora bien, acabo de ser traducido al italiano (lengua también bellísima que estudio desde hace algún tiempo y me siento terriblemente feliz por ello).

 

¿Cómo integra su identidad étnica y de género, y su ideología política con o en su trabajo creativo-investigativo y su formación en la Universidad Complutense de Madrid?

Salvo cuando hago poesía religiosa o compongo versos relacionados con relevantes personajes de la historia de España intento escribir sobre arte sin consideraciones políticas o étnicas. El arte es arte y su belleza es lo que intento cantar. Eso me parece algo universal.

En los dos primeros casos mis creencias y mi forma de ver la historia sin duda influyen en lo que digo en mis poesías. Respecto al tema de género… hubo un tiempo en que el tema LGTBIQ fue también parte de mis temáticas. Últimamente eso es un velo que apenas creo que se perciba en mis rimas.

Mi formación jurídica en la Universidad Complutense es algo muy enriquecedor, pero apenas ha dejado poso evidente en mi labor literaria. O al menos así lo veo yo.

 

¿Cómo se integra su trabajo creativo-investigativo a su experiencia de vida tras su paso por la Universidad Complutense de Madrid? ¿Cómo integra esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritor en España hoy?

Como comentaba en la respuesta anterior no creo que mi paso por la Universidad Complutense aflore en mi poesía salvo por lo que toda formación ayuda a la estructuración mental y la organización de las ideas o el enriquecimiento de conocimientos y vocabulario.

 

Creo que mi público es cada vez gente más madura y más centrada. Gente que admira el arte, que cree en la belleza de la métrica y la rima.

¿Qué diferencia observa, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su trabajo creativo-investigativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

Creo que mi público es cada vez gente más madura y más centrada. Gente que admira el arte, que cree en la belleza de la métrica y la rima y que si no comparte al menos respeta mi fe y mi visión del mundo.

La recepción es más profunda. Leen con más atención mis poemas y los reflexionan más. Me hacen preguntas cada vez más interesantes y aportan perspectivas que no me había planteado y me enriquecen con ellas.

 

¿Qué otros proyectos creativos tiene recientes y pendientes?

El 11 de enero de 2021 di un recital en el Centro Riojano de Madrid, conjuntamente con la poetisa y directora del Ciclo de la Rioja Poética, Rosario de la Cueva. Y puede que en 2022 vuelva a dar recitales en el palacio de Liria.

Entre 2019 y 2020 terminé dos poemarios. Quizá cuando termine de promocionar Veintinueve poemas para el palacio de Liria intente buscarles editor.

Wilkins Román Samot

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