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Santiago Risso:
“La escritura es mi opción vivencial, no tengo otra”

domingo 19 de marzo de 2023
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Santiago Risso
Santiago Risso: “Yo me siento un escritor. Un creador y ordenador de palabras que se basan en la necesidad de expresar mi verdad ficcional al mundo”.

Santiago Risso (Lima, Perú, 1967) es un destacado poeta, narrador, periodista y promotor cultural peruano. Realizó estudios de Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de San Martín de Porres y de Maestría en Investigación en Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es director de Mammalia Comunicación y Cultura y coeditor de Bambú Pliego Peruano de Haikú. Parte de su trabajo poético ha sido traducido al alemán, al francés, al griego, al guaraní, al inglés, al italiano, al portugués y al quechua. Ha publicado su trabajo creativo y participado de recitales de poesía en Cuba, Ecuador, España, México y República Dominicana. Es autor de, entre otros trabajos creativos, Rey del charco (1995), Transmutaciones (2000), Puertos (2016, 2017, 2020) y Ciudad de bisagras (2022). Por su obra ha ganado el Premio Metropolitano de Poesía José Carlos Mariátegui (1993), el Premio Nacional de Poesía Andrés Avelino Cáceres (1998) y primer lugar en Cuento y en Poesía en el concurso “Cuenta tu historia, escribe tu futuro” (Ministerio de Cultura del Perú y DDC Callao, 2018), y fue finalista en el IV Certamen Internacional de Relatos “Contos de Ultramar” (España, 2018). Él ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

 


 

Hace algún tiempo publicó usted Ciudad de bisagras (2021). ¿De qué trata este poemario y cómo recorre usted entre la literatura y la realidad o no ficción? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

Ciudad de bisagras es una antología personal, una reformulación de otra antología como Puertos, orientada esta vez a la ciudad, pues fue la Municipalidad de Lima Metropolitana, mediante su programa Lima Lee, quien sacó a luz mi libro en diciembre de 2021. En Ciudad de bisagras hay textos de mis poemarios Rey del charco (Amantes del País Ediciones, 1995), Cuesta (Orden de la Legión Mariscal Andrés Avelino Cáceres, 1999), Transmutaciones (Fondo Editorial de la Biblioteca Nacional del Perú, 2000), Prosa de Nueva York (Alejo, 2003), y Hospital Callao (Alejo / Estación Callao, 2007).

Según refiere el crítico literario y miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua doctor Manuel Pantigoso, acerca de mi poesía contenida en esta obra: “Santiago Risso maneja variados registros tonales: experimentación verbal, coloquialismo e intimismo; en la mayoría de ellos explora el ámbito semántico de la palabra en la búsqueda de sus asociaciones y correspondencias. La recurrencia al elemento marino actúa como espejo de resonancia de la interioridad del poeta; de aquí parte esa oposición entre ‘agua estancada’ (charco, lago) y ‘agua en movimiento’ (río, mar). De ellos sobresale el símbolo del charco, por su quietud, oscuridad, empozamiento, contrario a todo aquello que se abre a la vida con dinamismo, que es lo que caracteriza precisamente a Risso como ser humano y poeta”.

Para el poeta Enrique Verástegui, estos poemas “son magistrales versiones de la vida que nos toca vivir, y de un mundo que cambiamos”.

 

Tengo buena cantidad de poemas inéditos, de corta como de larga extensión, pero siempre, creo, caracterizados por la síntesis.

¿Qué relación tiene Ciudad de bisagras con su trabajo creativo anterior y hoy?

Ciudad de bisagras, como le dije, es una selección personal; antes de dichos textos, publiqué Telegramas de amor, el año 1987, que es una tarjeta de presentación doblada en dos, con poemas de índole amoroso. Similar a ello apareció Peldaño, en 1999, donde los textos, que forman una escalera extendida de veintidós centímetros, son haikús libres.

En la actualidad escribo haikús medidos. Dicho sea de paso, codirijo, con el poeta Carlos Zúñiga Segura, Bambú Pliego Peruano de Haikú, la única publicación periódica peruana de este arte literario japonés. Ya estamos por publicar el doceavo número, y hacer un festival de haikú.

De igual forma tengo buena cantidad de poemas inéditos, de corta como de larga extensión, pero siempre, creo, caracterizados por la síntesis. Revisando, encontrándoles estructura para dos o tres poemarios.

Además, relatos, igualmente agrupándolos para libros, y literatura infantil, tanto en cuento como poesía, esperando opciones de publicación. Antes de la pandemia se fue publicando la saga Cristalín Gotín y Turbión Gotón, unas gotitas de agua del campo y la ciudad.

 

Si compara su crecimiento y madurez como persona y escritor, ¿qué diferencias observa en su trabajo creativo inicial con el de hoy?

La escritura es mi opción vivencial, no tengo otra, creo que cada etapa en la vida se emparenta o relaciona con la madurez que se va desarrollando. Que mi literatura pueda expresarse y pueda afectar o abrazar a alguien en la humanidad, es el deseo y anhelo de todo escritor. Indudablemente, en todo proceso hay un aprendizaje y desarrollo. Los lectores y el tiempo son los mejores jueces insobornables de la lectura. Y los escritores nunca debemos dejar de crear, ser como los niños, sin corazas que mellen nuestra expresividad.

 

Carmen Amaralis Vega Olivencia, dirigiendo la Feria del Libro de Mayagüez Eugenio María de Hostos, me invitó a participar y conocer la isla en marzo del año 2010.

¿Cómo visualiza su trabajo creativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico y fuera?

Tengo grandes amigos puertorriqueños; la primera escritora extranjera que conocí es María Juliana Villafañe, autora de Aurora y sus viajes intergalácticos, por ejemplo. De igual forma, las poetas Amarilis Hidalgo de Jesús y Carmen Amaralis Vega Olivencia, quien dirigiendo la Feria del Libro de Mayagüez Eugenio María de Hostos, me invitó a participar y conocer la isla en marzo del año 2010. Un gran amigo y escritor destacado es el poeta y dramaturgo Antonio Ramírez Córdova, a quien le he escrito cinco prólogos a sus obras, además de editado tres libros suyos: Indeclinable asombro / Etonnement indeclinable (Alejo Ediciones, 2011), Caballito de sueños (Mammalia, 2021) y Microteatro (Mammalia, 2022).

También fui editor de Hidalgo de Jesús y de Vega Olivencia, y de los escritores puertorriqueños Sixto Febus (recordado pintor retratista) y Samuel Laboy (científico e ingeniero brillante). A estos dos últimos les he publicado monumentales obras. Asimismo, he incluido a escritores puertorriqueños en varias muestras literarias, como, por ejemplo, a Nélida González. Agradezco la gentil difusión de mi obra que ha hecho la promotora y escritora Sylvette Cabrera. En total he publicado siete libros de escritores de tu maravillosa isla caribeña.

 

¿Cómo concibe la recepción a su trabajo creativo dentro de Perú o fuera, y la de sus pares, bien sean escritores de novela u otro género?

La lectura siempre es un acercamiento al entendimiento de la humanidad y el gozo del conocimiento. Quien no experimenta ello carece de plenitud. La poesía es más difícil, la verdadera y excelente poesía es como un puñado de oro puro. Pero cuando toman la musa la felicidad o afectación es inmensa. Pocos quizás consumen poesía con relación a otros géneros como la novela o el relato. A veces el común de la gente prefiere que le cuenten, siempre, su misma historia. La poesía va más allá, quizás hasta el cosmos, o el protoidioma, como diría el escritor y psicoanalista hispano mexicano Fredo Arias de la Canal.

Pasa lo mismo acá como en toda Latinoamérica y el mundo, la literatura es un jardín florido, vasto, puro, aromático, enraizado, donde no existen fronteras ni tiempos, sino desencuentros y entendimientos en constante convivencia.

 

Sé que es usted de Perú. ¿Se considera un autor peruano o no? O, más bien, un autor de literatura, sea ésta peruana o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente usted?

Yo me siento un escritor. Un creador y ordenador de palabras que se basan en la necesidad de expresar mi verdad ficcional al mundo. Desde esa perspectiva, al margen de nacionalismos al ver un partido de fútbol o cantar el himno, soy morador de la Tierra, a todos nos corresponde conocer en su integridad sus recovecos y sabores.

 

¿Cómo integra su identidad étnica y de género y su ideología política con o en su trabajo creativo?

Mi identidad y propio espejo es una página que se va llenando hasta hacerse sólida. Ello de acuerdo a la ficcionalidad, la creatividad y creación que permite desarrollar un mundo literario inventado por el propio creador. A veces tocan la orilla personajes de determinado género, etnia o vestido. Simplemente pueden ser partícipes de protagonismo en la historia si es que calzan con la intención, historia y ritmo.

 

Todo ya está escrito y vivido, desde los clásicos a la actualidad, nadie inventa nada, todo se recicla.

¿Cómo se integra su trabajo creativo a su experiencia de vida? ¿Cómo integra esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritor hoy?

Todo ya está escrito y vivido, desde los clásicos a la actualidad, nadie inventa nada, todo se recicla, es el cosmos en eterno movimiento. Harold Bloom atribuye a Shakespeare la invención de lo humano. ¿Cuál es la frontera, el límite entre lo vivencial y lo literario? No lo sé, no lo sé.

 

¿Qué diferencia observa, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su trabajo creativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

Ahora, con la virtualidad, es difícil y fácil a la vez; estamos frente a nuevos productos y en el umbral del tiempo pospandémico. Personalmente, tengo varios productos literarios inéditos. Viendo aún posibilidad de luz de tinta. Ahora hay que replantear el concepto libro. Y, por ende, las nuevas generaciones de lectores. Que pueden ser legiones de interactivos receptores y a la vez coautores.

 

¿Qué otros proyectos creativos tiene usted recientes y pendientes?

Ya lo afirmé, dos o tres poemarios, uno o dos libros de relatos, más de una decena de libros infantiles, y, por allí, algunos textos inclasificables sobre plataformas no convencionales como papel, y tampoco digital. Es hora de retomar la piedra. Escribo poemas sobre piedra.

Wilkins Román Samot

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