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Mi amo Palmeral y yo (bitácora de un perro), de Ramón Fernández Palmeral

viernes 26 de abril de 2019
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“Mi amo Palmeral y yo”, de Ramón Fernández Palmeral
Disponible en Amazon

Mi amo Palmeral y yo
Ramón Fernández Palmeral
Narrativa
Lulu.com
España, 2019
ISBN: 978-0244133016
120 páginas

Empezar a escribir una presentación del libro Mi amo Palmeral y yo es uno de los retos más audaces con los que me encontrado nunca, porque en esta historia el protagonista es un perro lobo llamado Frico que habla y sabe leer, pero sobre todo que piensa.

En efecto, es cierto lo que están leyendo, no sólo habla, sino que lo que dice son verdaderas reflexiones filosóficas, llenas de sabiduría y sensatez, que van más lejos de las conversaciones que solemos tener los humanos, la mayoría de las veces superficiales y vacías de contenido en el mejor de los casos, y no digamos cuando entramos en el terreno de la crítica y la maledicencia…

Pero voy a empezar por el principio, que es presentando al protagonista de esta biografía perruna, a la que podríamos colocar en nuestra biblioteca junto con los filósofos panteístas, para los que la propia naturaleza es una prolongación del mismo Dios.

Frico es un perro lobo de unos quince años, sus ojos son de color cáscara de almendra dulce y su pelaje es oscuro, en su juventud fue perro policía, es decir, fue adiestrado por su amo Palmeral y después de desempeñar heroicas misiones y prestar multitud de servicios, le jubilaron junto con su adiestrador, que pasó a hacerse cargo definitivamente de él y le llevó a residir junto con su familia en una preciosa y bucólica casa en el pueblo de Frigiliana.

No debemos olvidar que los perros policías han prestado un gran servicio a la sociedad, y es de justicia que la sociedad les devuelva su generosa entrega en igual medida.

Estos perros que han sido unos incansables trabajadores y han tenido la inteligencia y la astucia para ayudar a los humanos en las labores más arriesgadas, y no han vacilado en asumir las misiones más peligrosas, al llegar a su vejez siguen teniendo la misma lealtad y entrega para con sus amos.

Lo que más me ha cautivado es esa manera tan intuitiva y espontánea con la que nuestro protagonista nos presenta el mundo que le rodea.

Es muy gratificante ver que Palmeral así lo percibe y valora, haciendo de Frico su compañero inseparable y dándole toda la atención y el cariño que se merece.

Es así como a través de los ojos de Frico vamos a vivir una de las experiencias más hermosas, que es el adentrarnos en la vida de este pueblo andaluz, e ir descubriendo su belleza y su historia de una forma llena de sensibilidad y de poesía.

Así somos testigos de las imágenes llenas de belleza en que nos describe el cortijo de Malyarín: “Dormido en el silencio de la noche, me despiertan las pisadas de una acémila herrada. Van los jornaleros para los campos solitarios y silenciosos despertados por el canto de algún jilguero”.

Aunque lo que más me ha cautivado es esa manera tan intuitiva y espontánea con la que nuestro protagonista nos presenta el mundo que le rodea, un mundo en estado puro, porque la mirada que nos lo muestra es una mirada sin contaminar, que todavía sabe descubrir el sufrimiento de un pino a punto de ser talado y al que escucha y presta ayuda llevando una de sus piñas a un terreno fértil, para así perpetuar su herencia.

Esto le lleva a sacar sus propias conclusiones sobre la vida como camino hacia la muerte, pero siempre desde un punto de vista positivo y alentador. Como: “La vida es una selección de especies, la naturaleza nos va poniendo obstáculos y envejecemos y moriremos. El asombro que nos provoca la cosmovisión de la realidad se ha de mitigar con la amable ironía y la vida llevadera del diario esfuerzo por sobrevivir”.

En ocasiones, Frico se vuelve un verdadero poeta para descubrirnos la primera tormenta del otoño con figuras bellísimas: “Las rosas cerraron sus aterciopelados pétalos como se cierran los caracoles en la rama del breñal pegados a la goma de la savia del almendro y los cerezos”.

Son numerosas las ocasiones en que las reflexiones de Frico nos harán pensar y sacar nuestras propias conclusiones, porque no olvidemos que él es un pequeño filósofo, que no duda en pronunciarse en contra del maltrato animal y de las corridas de toros: “No se puede seguir manteniendo una tortura animal bajo la absurda apariencia de arte, cuando la sangre derramada nunca puede ser arte”.

El mundo animal está lleno de valores, a veces más nobles y sinceros que los que existen en el mundo de los hombres.

En otro momento nos hace reflexionar sobre la educación de los niños: “Existe lo que se llama paciencia, diálogo y convencimiento, quizás un premio o regalo a cambio de un esfuerzo en las notas de clase, pero jamás un golpe. Los niños no olvidan, su mente es plástica, moldeable, porque su identidad es recordar”.

A menudo, sucede que las mayores lecciones de lealtad y gratitud las recibimos de los animales.

A lo largo de la literatura han aparecido libros en que los animales son los protagonistas, como El libro de la selva, que es una recopilación de cuentos de Kipling, en los que un niño es criado por unos lobos.

Esta historia, que parece una fantasía, ha sucedido en la realidad, y hay datos de niños perdidos en la selva que pudieron sobrevivir cuidados con verdadero instinto protector por lobos o por monos.

Esto hace pensar que el mundo animal está lleno de valores, a veces más nobles y sinceros que los que existen en el mundo de los hombres; no tenemos más que recordar noticias aparecidas en los medios de comunicación de verdaderos actos de heroicidad en los que un perro salva a una persona de entre las llamas o rescata a un niño extraviado en un monte.

Destacaremos también la novela de George Orwell Rebelión en la granja, en la que un grupo de animales de una granja expulsa a los humanos tiranos, y crea un sistema de gobierno propio que termina en convertirse en una tiranía brutal.

El perro Frico también es testigo de cómo en el cortijo de Mayarín el carnero Felión se proclama jefe de la granja y es seguido por los cerdos, aves y cabras que quieren independizarse, lo que lleva a nuestro protagonista a sabias reflexiones recordando lo que un filósofo decía: que “cuando se nace de una condición se es víctima de ella”, y como no estamos en la Edad Media, lo lógico sería hacer un referéndum entre animales y humanos. Pero él mismo llega a la conclusión de que siempre sería inútil porque los que pierden nunca se conforman, y estarán queriendo hacer otras nuevas votaciones, hasta que les salieran a su favor.

Otra obra genial de la literatura protagonizada por animales es Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez; en esta obra el protagonista es el burro Platero y se cuentan las experiencias y recuerdos vividos por Platero y el narrador, donde aparecen los temas transcendentales de la vida, como son la amistad, la enfermedad, el miedo, la muerte, la soledad. Descrito en un rico lenguaje literario, empleando numerosas figuras retóricas que dan al texto una gran belleza y colorido.

Todo ello nos hace pensar que las mayores lecciones de fidelidad y amor incondicional las recibimos de los animales, en particular de los perros; ellos se entregan a nosotros y no nos juzgan, sólo nos acompañan y son testigos de nuestros momentos de gozo o tristeza confortándonos con su sola presencia.

Por consiguiente, la lectura de este libro no nos va a deja indiferentes, porque hace aflorar sentimientos hermosos y puros que en algunos casos permanecían dormidos.

Este acercamiento a la naturaleza en su estado más puro, que Ramón Palmeral nos descubre, hace que nuestra vida sea más rica.

Creo que su autor Ramón Fernández Palmeral ha sabido de una manera prodigiosa llegar a esa fibra sensible que todos tenemos y hacernos empatizar con el mundo animal.

Admirar cómo “los primeros rayos de sol se posan sobre las plumas de oro de las gallinas, las lanas de lirios de los borregos, el sedoso pelo de la crin del burro y los velludos lomos de las cabras y chotos”.

Es hermoso descubrir cómo “la noche perfumada se convierte en un pozo de luna en el que el agua negra es cielo y los cubos planetas”.

Este acercamiento a la naturaleza en su estado más puro, que Ramón Palmeral nos descubre, hace que nuestra vida sea más rica, y sobre todo es un ejemplo de lo excelsa que puede ser una obra que nos acerca a un mundo en el que imperan la paz y la armonía.

El libro contiene diecisiete ilustraciones de Palmeral con lo que se consigue visualizar a los personajes animalistas del libro.

Pilar Galán García
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