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Minificciones matemáticas: el Formulario de Lorena Escudero

viernes 6 de marzo de 2020
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“Formulario”, de Lorena Escudero
Formulario, de Lorena Escudero (La Tinta del Silencio, 2019). Disponible en la web de la editorial

Formulario
Lorena Escudero
Minificción
La Tinta del Silencio
Colección Minitauro
Ciudad de México, 2019

Tras la publicación de Negativos (Ediciones Torremozas, 2015), ya en una reseña aparecida en el número 391 de Quimera. Revista de Literatura auguramos un futuro prometedor a la producción minificcional de Lorena Escudero (Soria, 1985), escritora por vocación y física de profesión, caminos que han confluido en un mismo punto: su libro Formulario, en el que su conocimiento científico y matemático se entremezcla y se funde hábilmente con toda su sensibilidad estética y literaria y, además, de nuevo en el ámbito de la minificción.

Esta obra de Escudero es la decimotercera de la colección Minitauro, puesta en marcha en 2015 por la editorial mexicana La Tinta del Silencio y que se ha dedicado a la microtextualidad e identificado por la publicación de libros-objeto tipo acordeón de muy pequeño formato. A día de hoy, el resto de obras que conforman la colección son A nadie se pulke de mi muerte (nº 1, 2015), de Temok Saucedo; Al son de las sirenas (nº 2, 2015), de Mariano F. Wlathe; Juego de niños (nº 3, 2016), de Diego J. Sañudo; Aquí debería estar tu nombre (nº 4, 2016), de Adriana Azucena Rodríguez; Corpus cantus (nº 5, 2016), de Azucena Franco; Abecé sexy (nº 6, 2016), de Dina Grijalva; Neurosis de los bichos (nº 7, 2017), de Karla Barajas; Vivir es arriesgarse (nº 8, 2017), de Gabriel Ramos; Ficcionario (nº 9, 2018), de Ricardo Bugarín; Bienmesabes (nº 10, 2017), de Laura Elisa Vizcaíno; Monstruos de bolsillo (nº 11, 2018), de Juan Carlos Gallegos, y La muerte en primera clase (nº 12, 2018), de Beto Benza.

Lorena Escudero
Esta obra de Escudero es la decimotercera de la colección Minitauro, que publica libros-objeto tipo acordeón de muy pequeño formato.

Las dieciocho minificciones que integran Formulario mantienen una estructura similar: un título de alusiones científicas, la minificción propiamente dicha y, por último, una fórmula que sintetiza matemáticamente lo planteado en el texto literario. Asimismo, la obra comienza de manera muy simpática con un brevísimo prólogo-recordatorio en el que se nos describe el libro como si de un cuaderno de fórmulas ciertamente se tratara, un formulario imprescindible para afrontar una prueba, un examen… Pero, ¿a qué prueba o examen se refiere la autora en realidad…? Pues ni más ni menos que a la propia vida… Sí, así se concibe aquí nuestra existencia, como un test permanente de nuestras capacidades morales, emocionales e intelectuales para enfrentarnos a los retos y problemas que nos plantean, sin ir más lejos, las propias relaciones humanas y, dentro de ellas, por ejemplo, las amorosas, que parecen ser las más complejas, si las comparamos con las laborales, sociales o académicas, que también traen cola, no obstante… Un magnífico e hiperbreve microrrelato relacionado con este aspecto es el titulado “Antimateria”, que nos obliga a reflexionar, entre otras cosas, sobre aquel principio de que “los polos opuestos se atraen”, pues la cuestión última sería ¿para qué?, ¿para transformarse, para fundirse, o quizá para destruirse mutuamente…?

Antimateria

Ha decidido negarme en todo lo que soy. Existe para contradecirme. Y yo huyo: o nos mantenemos alejados, o nos aniquilaremos el uno al otro.

e+

Desde la perspectiva genérica, también es diversa esta colección de Escudero, pues nos encontramos ante un conjunto de minificciones en el que, aparte de microrrelatos como el ya mencionado “Antimateria”, que son los que predominan (“Binario”, “Campo electromagnético”, “Personalidad múltiple (oscilaciones de neutrinos)”, “Simetrías”, “Índice de refracción”, “Cero absoluto”, “Horizonte de eventos” y “Colisionador de hadrones”), juguetean otros textos con el microensayo (“Entropía (caos)”, “Geometría (espacio de Minkowski)” y “Serie de Taylor”), con el poema en prosa (“Dualidad”, “Densidad y singularidad”, “Principio de exclusión de Pauli”, “Reductio ad absurdo” y “Acústica”) e, incluso, con el aforismo (“Solución”), y todo ello, en general, en combinación con uno de los recursos más empleados por la escritora: el humor.

Esta obra de orfebrería literaria llegó a mis manos como un regalo las pasadas navidades, fechas para mí complicadas, pues encaraba por aquel entonces, precisamente, una ruptura amorosa. Este formulario, sin duda, me acompañó, y me sirvieron de refugio algunos de sus planteamientos matemático-literarios, que me permitieron distanciarme con cierta ironía de la realidad que estaba viviendo, como imagino ha ocurrido y ocurrirá a otros de sus lectores al toparse con textos como, por ejemplo, “Reductio ad absurdo”, que dice así:

Reductio ad absurdo

Si no me quisieras, el sueño de estar juntos sería equivalente a la peor pesadilla. Lo cual es absurdo. Por lo tanto, me quieres.

“Formulario”, de Lorena Escudero

 

Esta confluencia de elementos tan dispares en una misma colección da lugar a una experiencia lectora poco habitual, donde lo científico y lo fictivo se alinean, donde lo existencial y lo humorístico (si es que son cosas distintas) se abrazan, donde el conocimiento académico y la experiencia de vida van de la mano…, y donde las infinitas y extensas posibilidades que abre el pensamiento se dan cita creativa en un libro-objeto de reducidísimo tamaño, con esa afectividad íntima que nos despiertan tantas cosas cuando son pequeñitas y tantos mensajes cuando son breves, como una perla, como una joya, como un te quiero, como un adiós.

Darío Hernández

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