Mendicidad
Ahora soy un mendigo
Mi esposa
Mis dos hijas
Mis tres perros también.
Nuestra delgadez extrema, nuestros harapos
Nuestra mirada alucinada de hambre
Lo evidencian.
Paseamos nuestro desamparo
Por calles donde multitudes de mendigos
Caminan y pasean su hambre y harapos.
De vez en cuando
Pasa un rutilante auto de los oscuros
Y nos lanza
No mendrugos de pan
Sino chisquetes de saliva y blablablá.
Visten de blanco, verde, azul, rojo, amarillo
De todos los colores del arco iris
Pero les distingue el brillo de la avaricia en los ojos
Los labios torcidos del que sabe mentir con frialdad.
Sólo paseamos con nuestra hambre a cuestas
Muriendo de mengua
Muriendo en silencio
Muriendo.
Temblando
Acostado a un lado de la vía
donde surcan raudos los autos
el perrito negro
está muriendo
Tiembla su cuerpo
un hilo de saliva y baba cuelga de su boca
y mira con sus ojillos aterrados
la muerte que se aproxima
el dolor que le desgarra
La gente pasa indiferente
los autos cruzan raudos
y nada, nada, sucede
sólo un perrito negro
muriendo, muriendo
Ególatra
Al turco in memoriam
Engola la voz
Tuerce la ceja
Y mira desde su altura de cenizas
Añora de las estrellas, el brillo
De reyes, la callada servidumbre
No tiene amigos, sino intereses
Y enamorado de sí mismo
Locamente atolondrado
Admira su rostro en el espejo
Miserable
Que asegura que el sol sale por él
Que el universo gira a su alrededor
Y un día descubre
Con estupor
Que flota
En la espiral vertiginosa
De la poceta en el baño
Íngrimo Cilíndrico Pestilente
Sin derecho a reclamo
Extremistas
Hicieron de mi país
Dos haciendas
Esta la mía
Esta la tuya
Ambas separadas por alambres de espinos
Y como en la situación “nadie gana”
Juego “perder-perder” o Juego mata cero
Atizaron divisiones
Cuando debía haber unión, solidaridad, respeto, comprensión del Otro
“Yo gano, tú ganas”
“Tú vives, yo también”
“Celebro tu alegría,
“Mi risa es tu risa”
“Comamos juntos”
“Vivamos juntos”
Entonces trazaron fronteras invisibles en el lugar del corazón
Este mi clan
Este el tuyo
Y de golpe y porrazo un país borró al Otro
Como si cuerpo y alma
Pudieran estar separadas
Negándose, odiándose
Con rencor y amargura profunda
Todos dedicados a hacerse el daño más amargo que se pueda
Todos dedicados a negar al Otro veinte veces antes que el gallo cante
Todos dedicados a hundir el dedo en el ojo del Otro
Todos dedicados a apuñalear el corazón del Otro por pensar distinto
Y eran maldiciones que subían al cielo
Como nubes negras de muerte
Zanjas profundas de cuervos
Que trepaban al aire
En infiernos en ebullición
Sólo se trata
De ser amable con el Otro
El humilde
El humillado
El ofendido
El Otro desconocido
Se precisa llevar
Traer más bondad
Compasión al mundo
Eliminar tanto
Inútil y despiadado
Sufrimiento
Algo se quebró en nosotros
Adentro, muy adentro,
Por las calles del alma
Un puente se rompió
Se estremecieron sus soportes
Grandes vigas de acero crujieron
Luego se derrumbaron con estruendo
Toda la estructura se vino abajo
Y sólo quedó una montaña de
Escombros y metales partidos
Y vacíos por dentro
Torcíamos los ojos para tratar de mirar el engaño
La mentira, hecha bola de nieve, que corría cuesta abajo
“Todo era mentira”
Nos decíamos, hablando por lo bajo, mirándonos
Un truhan vestido de poeta revolucionario
Vino a verme pidiendo mi sangre desde su altura de burgués
Vino a verme con su hermoso suéter de cuello de tortuga
Estirando los ojos como avestruz
Mientras salmodiaba versos:
“Soy el más lindo de la ciudad”
“Soy el más bello”
“Soy guardián de la moda y la rebeldía francesa”
“De las bellas letras y el buen decir diciendo poemas de poesía”
Por los vientos que soplan
Sé que mi vida se apagará prontamente
Siento el rumor en la brisa que así lo augura
Quisiera pensar en otra cosa
Pero tanta tristeza, incomprensión, desolación
Tanta serena desesperación de mi alma
Casi no tolera la vida que me sostiene
Siento el rumor de muerte en la sangre de mi cuerpo y en mis venas
El horror cotidiano que me puebla
Y mis ganas
Mi deseo de partir a la tierra del nunca jamás
Constelación de Antares
Lugar de Kaaputaano
Morador Eterno del Cielo
Casa de las Estrellas
- Poemas de José Canache La Rosa - viernes 9 de febrero de 2018