Rito de apertura
Cuando escribas sobre mí
hazlo con sangre
bilis
y lástima,
de lo contrario
no será de mí de quien escribas.
Monición de entrada
Daniela era una mariposa que revoloteaba en un orinal
un amasijo de violencia doméstica,
sueños incestuosos,
tendencias suicidas
y coitos dolorosos.
Daniela era el corpus por calle de lastre
con alfombra de aserrín de lirios.
Un grafiti de Rubens
difuminado por el humo de automóviles.
Un aguadulce amenazado
por las parroquianas moscas de una soda.
La chica que va y viene y pende de un hilo.
La que cae, cojea y endecha su cosmología.
La que canta y amarga la palidez de su lozanía.
La que quema y arranca las alas
del colibrí que poliniza su corazón.
Daniela,
seminal y lacrimosa,
mareo y muaré de mis emociones:
Deja añejar sus genitales.
Deja heder la esperanza.
Deja derretir una vela en el altar del silencio.
Ella,
margarita que crece en el asfalto,
bolero tocado en la Zona Roja,
ruido de tacones
por el pasillo de la cárcel a medianoche.
La muchacha que se pasea con enaguas
a través de la angustia adoquinada.
La muchacha acuarelada
que se disuelve en el aguacero de la tarde.
Daniela,
la mariposa que revolotea en el orinal.
Este, su amante, el borracho dispuesto a mear.
Consolación
Habrá que llorar,
habrá que derramarse en un regazo
clavar las uñas en los puños,
agachar la cabeza,
imaginar una madre
que mesa nuestros cabellos
y sentir
gotas de lluvia tropical
deslizarse por la nuca.
Regamos la tierra con sangre para cosechar poetas.
En el orificio, en la sangre negra y seca,
crecen sacuanjoche y santalucía,
óvulo y esperma.
Tomé de la mano a una mártir,
caminamos por calles adoquinadas,
subimos al campanario,
bajamos la mirada,
callamos
y ella fue el doblar.
En estas calles,
y en esas calles,
donde los niños juegan con una lata y gritan gol,
donde las vendedoras vocean quesillo quesillo,
y jornaleros comen cuajada con tortilla,
y mujeres pasean a sus bebés,
y colegiales dan sus primeros besos,
y pasa el Santísimo hollado y cabizbajo…
Habrá que llorar,
sin duda habrá que llorar,
bogar con nuestros huesos como remos
por la hoguera en la que crepitamos.
Pero
…….también
……………….habrá
………………………que cantar.
Y cantar que estamos hechos de selva, flores y volcán.
Entonces, tomaré de la mano a una mártir,
caminaremos por calles adoquinadas,
subiremos al campanario,
nos miraremos,
sonreiremos
y ella será el repicar.
Juan 18:38
¿Y qué es la verdad?
Si aunque estuviese de frente
y vistiese de fustán
o polleras cortas
no podríamos reconocerla.
Di Claudia
¿qué fue lo que viste en aquel sueño?
¿Acaso la nada a la que temen los humanos?
¡Di maldita perra qué fue lo que viste!
Abstraída estás.
Paralizada dices:
Deja libre a ese hombre.
¿Contemplaste acaso las calaveras de las flores de lis?
¿Las estrambóticas luciérnagas que parpadean en cementerios
haciendo guiños a Morta?
¿Escuchaste el zumbido de abejas extintas?
¿Descifraste los augurios en el graznido de aves emplumadas de luto?
¿Será que tus dedos tocaron las cenizas
de alas
de mariposas, y entonces pintaste al pastel un lienzo
donde aparezco ahogándome
en el Lago Sin Pájaros?
¿¡O acaso miraste mis impolutas manos arder!?
¿Contemplaste, mi bella dama,
los cuervos que vuelan de tu cabello
hacia una babilonia en llamas?
- Cuatro poemas de Mateo Desolá - lunes 10 de agosto de 2020