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Arribo y defaunación del fuego, de Dancizo Toro Rivadeneira
(selección)

viernes 19 de mayo de 2023
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“Arribo y defaunación del fuego”, de Dancizo Toro Rivadeneira
Arribo y defaunación del fuego, de Dancizo Toro Rivadeneira (Calambur, 2021). Disponible en Amazon

Arribo y defaunación del fuego
Dancizo Toro Rivadeneira
Poesía
Calambur Editorial
Madrid (España), 2021
ISBN: 9788483595596
72 páginas

Nacimiento

Era al principio, el sagrado, arcano fuego
agitado canto en devenir hacia la vida.
En los fardos endebles del légamo latidas
acordes, luminosas cesuras del espliego.

En el relieve del tiempo, témpano de fuego,
deshelaban el presente y la esencia fluida.
El metabolismo, la humilde pulpa nacida
y trenzada en el extenso barro riberiego.

Siendo tú mismo un árbol creaste los montes
y, siendo tu péndulo, perenne, a la carne
situaste en círculos como a la noche y el día.

En el volcán y el río retozabas bifronte
como del hielo y el magma pulsaba tu sangre,
mas en tu pétalo honrado tu flama caería.

 

Captura

Después de los anfibios, las cigarras y aves,
del agua y del carbón, admirables verticilos
que en el aire y la roca ordenaban los pistilos
tenaces y excitados de la materia grave.

Descendió desnuda la criatura de su nave
soportando acéntricos, ferales vesivilos.
Asaltó tus ubres enredándote en pabilos
y encendió el calor que impondría en los aciales.

Envolvió con piedras tu canto en una fragua,
de beber, astillas dio a tu prístina cascada,
fruición halló en ver tus manadas contenidas.

Desatracó, hacia otro sol, sobre otras aguas.
En su mar primera vez soñó, halló morada
y en el metal cada punta ofrendó su herida.

 

Desollamiento

Marchitabas brío, en la noche anticipando
la explicada carne, glabra, de un jaguar herido.
Con pájaros tejiste tu último alarido
atizados y extintos por el soplo nefando,

en tus ramas morías y tu piel execrando
con crisálidas turbias rescoldaba tu nido,
cada músculo iba sin su párpado ungido
y al aire, claro del mundo, tu humo laureando.

Desgarraron tu pétalo perenne y continuo,
e indómitos insectos ancorados a brasas
en domésticas horcas su potencia perdían.

Cayó el día en la noche y huyó el dios antiguo.
Brotaban de las cosas, palabras como asas
que rompiendo la espalda de su muda latían.

 

Desangre

Al igual que a una salamandra, desangraron
tu flama cuando al agua regresabas a parir.
En tu vientre un pedernal dibujaba el atacir
y en bóvedas celestes tus chispas desovaron.

Sobre garzas nocturnas sus formas acervaron
y arponeado tu cuello desfiguraba el latir.
Una estación desataba el sanguinario fulgir
y con tu exánime lumbre a su piel avivaron.

Mas el fuego acopiaba unas cebas nupciales:
daba el aire a la rama, un almizcle nocturno,
un umbroso rocío de cenizo oleaje.

Incendiado algodón en ramilletes fluviales,
descendía hacia el cielo el sublimado Saturno
con la humareda cobrando tu carne y pelaje.

 

Vigilia

No abandone aireado, el Dios, nuestro grato hospicio
sin haberse sus vibrantes sogas incendiado.
Las cuerdas que de fijas estrellas han tirado
para elevar la hierba al empíreo precipicio.

No dejes tu fragua en un tiempo tan propicio,
ruge hasta que arda este bosque defaunado,
se tensen las bridas de caballos reventados
e inflames con el humo los vivos intersticios.

Aguarda y entiende del mecánico alimento
postrado, como hacen los alces en verano
cuando calmos subliman la grasa y el aliento.

No te hundas eterno en el fértil pantano
ni encarnes en la piedra con tu vuelo violento,
descansa al menos hoy en nuestro canto profano.

 

Aflicción

¿Quién sostiene en el ser nuestro mermado mundo
hoy, que sólo extensión, y la potencia vegetal
como un rescoldo de luz bajo el seso vertebral
aferra el tiempo a nuestros últimos segundos?

Todos son diáfanos y dirán algo rotundo
cuando, en los planos de un mecánico animal
se desbrocen los nidos y en la pulpa genital
pacten el circuito y el engranaje fecundo.

¿Fundará el humo la búsqueda consagrada?
Con ferviente canto ¿de qué distantes planetas
dirigirá el reloj la estirpe de las caléndulas?

Con la resistencia ¿de qué viviente jornada?
Criarán los artefactos una espiral silueta
una chispa de nada, media gris libélula.

 

Anhelo

Volverá a nosotros la maternal permanencia
con el verde temporal, la tierra resignada
reblandecerá el reloj de la humilde morada,
hablará el corazón con vegetal inteligencia.

No encenderá el fuego sin su viviente potencia
ni elevará al firmamento la estrofa sagrada
quien con luz propia no mire la esencia curvada
de las estaciones que voltean sin violencia.

Oleremos el presente del raigambre terreno,
las miceliares bodas del hongo con la espiga,
el secreto crecimiento del musgo sereno.

Amaremos la grieta que la roca prodiga,
la costra de líquenes en mineral reveno,
el ojo calmaremos y que la savia siga.

Dancizo Toro Rivadeneira
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