Duerme Sulam
Moisés Cárdenas
Poesía
Editorial Cecilio Acosta
Museo de Barinas
Barinas (Venezuela), 2007
I
¡Mira! Eres hermosa, oh compañera mía.
¡Mira! Eres hermosa.
Cantar de los cantares, 4:1.
La luz de tu fuego
es la voz de mi caminar.
Escucha, eres hermosa,
no hay ángel que pueda imitar tus alas.
Tu belleza me elevó con el placer de poder palpar
tus hermosas cumbres,
llenas de nieve las pude escalar.
Poco a poco empecé a tallar en tu monumento
dejando lágrimas en tus manos.
Preso en las cadenas de tus planicies,
me deslicé con tanta pasión; aferrado en tu cresta,
toqué tus líquidos.
“¡Mira! Eres hermosa, oh, compañera mía.
¡Mira! Eres hermosa mía”.
No hay éxtasis tan celestiales como los tuyos,
almohada de mis sueños,
en el acto sideral.
II
Lubrico tu cuerpo
en el sueño de la noche.
Deslizándome en la oscuridad.
Esencia en llamas.
III
Tu boca
es reino
de dioses
IV
Las luciérnagas
suben por escaleras azules.
Dejan una luz
sobre el viento.
V
Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.
Jorge Luis Borges, “Despedida”; Fervor de Buenos Aires, 1922
Aquí donde la noche no ríe
el ángel de la luz me conduce
a las tinieblas.
Preso en cadenas pregunto:
¿Por qué estoy en oscuridad?
“Por amor”,
dice el ángel.
El miedo se apodera de mis venas,
me encierro tras mis pensamientos,
me entierro en mi propio cuerpo,
ya no veo jardines
ni extrañas lagunas.
Te vestí de oro,
ahora tú
vistes mi cuerpo con el aroma
de la muerte.
Ahora
duermes en mi ataúd,
mi boca desangra tímidas palabras
que se abren al viento
y tan sólo sopla alrededor.
Tu mano empuñada a tu adalid
penetra mi cuerpo amorfo.
No puedo escapar de tu sombra,
tu voz está en todas partes,
no puedo esconder tu imagen.
Ya sea en las nubes,
en el Sol,
te seguiré amando de igual manera,
sin perder el sueño de salir de la tumba.
Sólo te esperaré hasta la muerte
pensando en tus labios míos.
Desgarraré mis vendas y te ataré
a mi lado.
Juntos bailaremos en las copas
de los árboles
con invitados celestiales,
solos en los astros
como cometas azules.
Ángel,
es verdad,
el amor es la propia muerte.
Ángel,
por amor los guardianes
protegen la torre con cerraduras.
Apártate de mí, Ángel.
Sólo una llave mágica
abrirá mi cuerpo
de esta cárcel.
- Duerme Sulam, de Moisés Cárdenas
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