He regresado y nada me esperaba
He regresado y nada me esperaba.
Volvía a ti,
tu cuerpo era mi patria.
Al mirarme en tus ojos, amor,
reconocí ese exilio:
el desarraigo cruel de tu mirada.
Quedé en medio de la noche
mortal en mi destierro:
tan del barro,
…………………..tan sin alas,
tan humana…
que me quedó el amor servido a la intemperie,
la pasión en obras
(por algún duende alfarero de mi carne),
las manos vencidas por encumbrar el sueño
y la soledad envilecida por las ganas.
Qué silencio tan brutal me alejaba de ti
en este marzo triste,
la luna era como una herida
en la feroz penumbra que cegaba.
El cielo se hizo nunca
y de pronto tenía la levedad de un pájaro,
era breve,
épico,
absoluto,
como viento del sur
que levantara cenizas de mis lágrimas.
Me he muerto tan urgente en tu recuerdo
que ni flores adornan mi mortaja.
Sobre mi tumba gritan sin cesar los versos
que te escribí en el “ayer” para el “mañana”.
De lo que fue dictando el fuego sólo quedan:
algunos puntos y comas entre las brasas,
la sombra de una piedra,
algún grito
del dolor que ha parido a la nostalgia,
y el delta del río que ha nutrido
el mar del corazón que abandonabas.
He regresado y nada me esperaba.
Me he muerto tan urgente en tu recuerdo
que ni flores adornan mi mortaja.
Arropado por Dios y por mis ganas
Te caíste al fondo de mi pecho
desnudo,
……………..perfecto,
ocupando el trono de mi sangre.
Hiciste de mi cuerpo tu amuleto
y el corazón bombeaba
……………………tu destino de náufrago.
Salían por mis labios tus palabras.
(Fueron los días…
en que hablaba a las paredes
y se me caían los versos de las manos).
Amor, aún lo recuerdo,
corría fin de año,
yo buscaba mirarme en el espejo
para encontrar tu boca
y besar el milagro.
(Fueron los días…
que amamantaba el verbo
y tu corazón latía dulcemente
subrayando el triunfo del vocablo).
Pasaban los crepúsculos
tiñendo de deseo mi nostalgia.
Te llevaba dentro,
como madre con niño arrodillada.
Te caíste al fondo de mi pecho
cruzando por la suerte
que vestía de soles mis mañanas.
Aún te encuentro:
desnudo,
………………perfecto,
arropado por Dios
………………………….y por mis ganas.
Poema de la locura
Hagamos una locura,
un disparate.
Hazme frágil,
poetisa,
tuya,
y bebamos el amor a cucharadas.
Hagamos un dobladillo a la dulzura,
cosamos el tiempo en la mirada,
estrujemos mi nombre con tu nombre
y matemos a un ángel:
por amarnos,
por no amarnos,
por habernos amado hasta la muerte,
por violentos,
por la errática luz de la mirada
por los “siempre”
por los “nunca”.
Hagamos una locura,
un disparate.
Como casi…
como nada…
como miedo de niños bajo el agua
que salvan a su sueño del naufragio,
como ropas de algas que nos cubren
como ganas a punto de ser ganas.
Hagamos un compromiso con el fuego
cruzando por la muerte,
juguemos a querernos,
a sudarnos,
usemos la pasión
hasta abrir nuestra cama por el centro.
Ensuciemos las sábanas de amor,
de fiebre,
de memorias…
atravesémonos a besos
y echemos a los perros la vida que nos falta.
Matémonos a caricias,
a ternura,
hasta incendiar el alba.
Hagamos una locura,
un disparate.
Génesis
Salí de tu costilla.
Tus manos moldearon el barro de mi cuerpo
y me llené de gozo.
Dijiste en nombre de algún Dios:
“Hágase mi sueño” y fui tu sueño.
(Mi salvajismo fue cubierto con una hoja de parra,
tan tierna en su niñez
que me dolía por el cuerpo.
Despertaron mis ojos sin malicia
a tu carne de hombre deseada
y comiste del fruto de mi vientre
como animal domesticado por los años.
Así nacimos el pecado
—ese hijo pesado como un fardo—
que amamanté con el error de nuestra magia,
con lo brutal de nuestro sexo
y el hechizo de tu corazón).
Salí de tu costilla,
perfecta para vos,
tan hecha a tu medida,
tan lograda,
que fui en la patria de tu boca,
desnuda como Eva:
la manzana.
Poema del beso
Estoy sin ti,
pero conmigo estás por dondequiera,
todo lo habitas tú, mi amor,
todo lo pueblas.
Mi beso es la bandera que he plantado
sobre tus huesos tristes,
reliquia de ayunos de mi boca
del día en que te fuiste.
Mi beso es fuego brotado en el deseo
para inaugurarnos roces
y placeres divinos,
es luna de savia goteándote en el pecho
es grano y labrantío.
Mi beso es duelo de misterios
o nube de gaviotas a punto de ser vuelo
tiene escrito tu nombre con mi nombre
y huele a sed,
a hembra
a mosto
a cielo.
Mi beso es carne en lloro de la tierra,
principio y fin de tu Universo,
es un corcel sin freno,
desbocado,
y ceniza de lujo de mi pecho.
Mi beso es la bandera que he plantado
para este amor que ignoras,
por lejano.
Mi beso va contigo por las calles,
por amoroso, fiel… y desterrado.
- Cinco poemas de Martha Jacqueline Iglesias Herrera - viernes 25 de agosto de 2023