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Cuatro amoremas de Erick Ramos

lunes 11 de septiembre de 2023
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Sé que amas…

Es ist was es ist…
Erich Fried

Sé que amas, lo dice la dulce cuadratura de tu
…………constelación, la hora en que viniste al mundo con ese
redoble de estrellas que nadie miró mientras llorabas.

No es un misterio: tu corazón
es un jardín nevado, un adoquín minado de horas.

Yo no me olvido de ti cuando duermes.

No hay, en la palma de tu mano, una sola línea
que diga mi nombre.

Pero sé que amas porque tu signo es como un
caleidoscopio en donde el corazón salta y se parte.

Lo sé porque no hay otra manera
de decir que moriré el día que venga, el
día parecido a ese en que te conocí y cayó un meteorito en
Satka, Cheliábinsk, Rusia.

El día en el que no se enterrará más la luna
en el suave jabón de esta nieve.

El amor abraza y con él
compramos fruta,
leemos a Kafka junto a la estufa y te oigo
hablar de tu abuela como
si cada primavera, en un patio antiguo, cumplieras años.

En tu abrazo vivo y hago mi casa.

Pero qué dulce duerme en mi mano tu regocijo, mientras la cintura
pinta un mapa sideral lleno de velitas.

Ahí donde mi estrella es un globito que sube y se llena de agua.

Yo sé que amo porque lo dicen los astros.
Lo dicen con claridad en el espacio de mi boca.

Allá donde el sol duerme el sueño de los justos y
una puerta cerrada es en el cielo una tumba.

Lo sé bien, tan bien que no hay nada más
tras la puerta que tu carta astral rodando bajo la niebla.

Lo sé, además, porque tengo la forma del amor que
me contiene.

¿Cómo contar que el amor pesa,
que el amor sube la escalera,
que mi pasión por el muerto es la pasión por mí mismo?

Lo dice el universo, redondo, cubierto de hojas como
sonaja de tierra.

Por eso abrimos la ventana cuando
amanece y estamos contentos.

La muerte es eso que ya sabemos, y con la muerte no pasa nada.

 

A veces parece…

Quiero, para terminar…
César Vallejo

A veces parece que, de
noche, no estoy tan solo.
………….Claro, estoy solo.

………….Vivo en un alto edificio a
donde vienen a parar los
pájaros bobos.
El edificio, por supuesto, aun
con todo estorba.

Pero en realidad no es así, aunque lo
………….esté.

Perdóname si divago; si, en
vez de un poema, me sale agua, cartón, truchas
de piscigranja.

Pero, ¿qué pasaría si fueran meras truchas plateadas,
amándose en un pozo lunar, alargándose
en el coito como guantes de minero, como
ecos de un fogón en el centro de la galaxia?

Hoy mi corazón muerde una
mano y se alisa el cabello bajo la puerta de la iglesia.

¿Qué pasa con el día?
Pues nada. De día sigo solo pero no me siento igual.
Es de noche cuando
………….viene todo, como en las mil y una.

………….Yo sé en verdad qué sucede.

…………………….No me siento solo; la soledad no existe.

Tan sólo soy una criatura que sabe
que en camisa de once varas
bate el viento de una madre.

 

Me pidieron que reconstruyera…

Me pidieron que reconstruyera
la escena del poema.

Así que fuimos hasta el lugar, penoso lugar.

Para quien no haya estado ahí, diré que no es fácil andar sobre ese suelo.

Uno tropieza, siempre, como si caminara entre
escombros.

Restos como masa llena de odio, temblor rodeado de niebla.

Un polvo como el de los sueños, cuando
un fogón inmenso pare el día gris de una masacre.

Pero se tropieza sobre todo si se teme tanto, si el miedo de matar es
igual al de abrir la boca.

Así que fuimos y todas
esas personas preguntándome por qué esto o
…………aquello, y yo sólo sabía
…………decir para qué era bueno.

Para qué vivía.

“¿Y dónde exactamente lo hizo?”, preguntó uno
de corbata.
…………“Ahí”, dije yo, e indiqué
…………con el dedo el lugar exacto, bajo el árbol, en
…………el mismo pellejo del silencio de mi sombra.

“A ver”, dijo otro, “díganos cómo pasó todo.
Empiece”.

Y empecé.

Me escucharon, atentos, y un pájaro cruzó
la flama mañana.

Se abrieron expedientes, a lo lejos, como colas de lagarto y
por poco no me linchan sujetándome del alma.

Sellaron el lugar.

Marcaron mis huellas mientras contaba, con
sinceridad, lo que había hecho.

Cómo le di a la lengua su espacio muerto.

Cómo enfardé la noche de besos con su palma sudada.

Me apartaron entonces del resto pues creyeron que
escaparía confundiéndome con el que me miraba
…………perplejo,
…………con la mano en el pecho, como si tapara el hoyo del alma.

Y me fotografiaron y en todas salí mirando a la nada.

“¿Se arrepiente?”, preguntó uno.

“No”, contesté. “Si pudiera, lo volvería
a hacer”.

La santa indignación pareció entonces encenderse
y un redoble mató a lo lejos como el ocaso.

Regresamos por donde vinimos.

El camino otra vez bateó su cara larga bajo el
cielo, todo lo que dura
la muerte en ser un pararrayos en la lengua.

 

Hoy toca escribir el poema…

Hoy toca escribir el poema
en voz alta.
Quedarse en casa y
caminar en círculos por la salita que
va quedando lista cuando
el sol mete la mano por la ventana.

Hoy que te vas, escribo un
brazo, un puente decorado, un avión que se estira y
llega allá estando acá,
por decirlo humanamente.

Yo no quise que llegara el día.
Es más, yo no quise esta muerte.
Si hay cosas que quise, también
pude no haberlas querido.

Pero hoy toca, como tocó
ayer caminar bajo tu estrella,
escribir el poema triste;
hacer el verso de cobre para que se hunda.

Hoy es el día del poema con el que me he puesto a ver de frente
un muro de agua sobre la mesa.
Antes no habré escrito nada; sólo pelos,
sólo carne, sólo un solo de trompeta.

Yo no quise que te fueras.
Yo quise un árbol bajo la sombra.
Una flecha que se hunda en el pecho y un
cielo azul para cerrar la boca.

No quise este día. Este megáfono
en el corazón que te llama bajo el agua.

Hoy toca escribir el poema para que
se vayan los ángeles de tu casa, y sea
de color rojo el color de la tierra.

(Amoremas fue publicado en junio de 2023 como separata independiente del Nº 118 de la revista La Colmena, de México).

Erick Ramos
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