
El Premio Cervantes 2016, considerado el Nobel en castellano y dotado con 125.000 euros, recayó en el escritor español Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943), que ha escrito su obra íntegramente en español.
Con 32 años publicó su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta, considerada uno de los hitos de la historia española (y reconocida con el Premio de la Crítica), hecho que recordó Pedro Álvarez de Miranda este miércoles 30 de noviembre durante el anuncio del fallo del premio.
Su trayectoria, iniciada en 1975, consta de quince novelas, dos libros de relatos, dos de teatro y cuatro ensayos, ha sido destacada, y resaltado el humor como nexo común y constante. Se le ha reconocido el inicio de una nueva etapa con su primera novela.
Creado en 1975 por el Ministerio de Cultura de España, este premio está considerado el más importante de cuantos se conceden en los países de habla hispana.
“Un dignísimo ganador del Premio Cervantes”, recalcó Miranda, de una lista que comenzó con Jorge Guillén en 1976. Con este reconocimiento completa una larga lista de premios que ya tenía el autor de Riña de gatos (Premio Planeta), La ciudad de los prodigios (Premio Ciudad de Barcelona), La aventura del tocador de señoras (Premio del Gremio de Libreros) y Mauricio o Las elecciones primarias (Premio José Manuel Lara), entre otros títulos.
Su gran acierto comercial fue la serie protagonizada por un detective absolutamente fuera de todas las convenciones y en la que humor y novela negra hallaron una mezcla que ha cautivado desde el principio a lectores y crítica. La última, El secreto de la modelo extraviada, es el número cinco de la saga, en la que hay obras tan populares como El misterio de la cripta embrujada o La aventura del tocador de señoras.
Aunque no figura en las bases del premio, habitualmente se cumple una ley no escrita que reparte alternativamente el galardón entre Latinoamérica y España, por lo que este año “tocaba” un autor español, dado que en 2015 lo ganó el escritor mexicano Fernando del Paso, y así se ha cumplido.
Creado en 1975 por el Ministerio de Cultura de España, este premio está considerado el más importante de cuantos se conceden en los países de habla hispana y reconoce la trayectoria de un escritor que con el conjunto de su obra haya contribuido a enriquecer el legado literario hispano.
En esta edición del premio aparecían bien situados para ganar el Cervantes los escritores y académicos Luis Goytisolo y Álvaro Pombo, Fernando Savater y Antonio Muñoz Molina, entre otros.
Tras conocerse el premio, Mendoza declaró en Londres que considera el galardón como “un final de trayecto feliz”, aunque matizó que “eso no quiere decir que no vaya a hacer nada más”.
Lo hizo durante la rueda de prensa celebrada en el Instituto Cervantes de Londres, ciudad en la que reside y donde le sorprendió la noticia del premio “andando por la calle”. Valoró el premio por “su importancia” y por “el momento en el que llega”, como un “fin de ciclo”.
No cree que sea “una rareza” el hecho de ser catalán y escribir en castellano.
El escritor explicó que la buena acogida que tuvo su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta, que se hizo con el Premio de la Crítica en 1976, le “cargó de responsabilidades”.
“He vivido cincuenta años pensando que todas las esperanzas que se depositaron en mí iban a quedar frustradas, pero, ahora, al recibir este premio, veo que las cosas han salido más o menos bien”, apuntó.
El barcelonés quiso aclarar que no reside en la capital británica por la situación política de Cataluña, donde aseguró que nunca ha tenido “ningún problema ni personal ni oficial”, sino porque considera Londres su “refugio”.
También subrayó que no cree que sea “una rareza” el hecho de ser catalán y escribir en castellano: “Si tuvieran que darle un premio a todos los catalanes que escriben en español se agotaría el presupuesto del Ministerio de Cultura”, opinó en clave de humor.
Preguntado sobre qué momentos de su trayectoria le vinieron a la cabeza tras conocer que había recibido el Cervantes —por una llamada del ministro español de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo—, Mendoza recordó cuando escribió la novela Sin noticias de Gurb (1991).
“No sé ni cómo ni por qué la escribí”, sostuvo, antes de añadir que fue quizá “el momento cumbre y más inesperado” de su carrera literaria. “Es difícil encontrar a alguien en España que, por gusto o por disgusto, no haya leído la novela”, afirmó.
También destacó como uno de sus libros más importantes El misterio de la cripta embrujada (1979) porque “abrió la puerta a un tipo de literatura más callejera”.
Fuente: 20 Minutos
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