
La 35ª edición de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que luego de un año vuelve a las actividades presenciales, fue inaugurada la mañana del sábado 27 de noviembre con un discurso del escritor nicaragüense Sergio Ramírez y la entrega del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances a la chilena Diamela Eltit.
El encuentro editorial, que tiene a Perú como país Invitado de Honor y se extenderá hasta el 5 de diciembre con más de seiscientos autores de 46 países, se inició con la mala noticia de la muerte de la escritora española Almudena Grandes, compartida desde el presídium por Raúl Padilla López, presidente de la feria. Asistentes y organizadores dedicaron un minuto de silencio a la autora de Las edades de Lulú.
“Estamos contentos de volver a vernos, de regresar a la sede de la feria”, dijo luego el presidente de la FIL al darles la bienvenida a los asistentes, y recordó que el año pasado el evento se desarrolló completamente en el entorno virtual. Si bien la experiencia digital dejó muchos aprendizajes y permitió ampliar los alcances de las actividades, “la naturaleza de la FIL es presencial, y lo digital es su ventana al mundo”, expresó Padilla López.
En el presídium, entre otros, se encontraban Andrea Gisela Ortiz, ministra de Cultura de Perú; Marisol Schulz, directora de la FIL Guadalajara; Enrique Ibarra Pedroza, secretario de gobierno de Jalisco; Ricardo Villanueva Lomelí, rector de la Universidad de Guadalajara, y Juan Luis Arzoz, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana.
Luego de repasar algunos aspectos generales del programa, Padilla López destacó que a lo largo de sus 35 ediciones “la FIL ha sido ave de tempestades que ha sorteado dificultades y amenazas”, para luego reivindicar el carácter revolucionario de la lectura y la vocación de la feria como un espacio desde donde “se ha defendido la libertad de pensamiento. Es el momento de defender los libros y la cultura, de acuerpar a los editores. Lo que importa son los libros”, concluyó.
Después de la intervención del presidente del evento, tomó la palabra el rector Villanueva Lomelí: “Lo logramos, parecía increíble, pero aquí estamos”, señaló el rector, para luego invitar a los asistentes a poner “su celular en modo FIL porque vamos a despegar a un nuevo viaje”. El rector de la UdeG defendió la autonomía universitaria, y destacó que “a la FIL se le cuida, porque la FIL es para todos”.
Enrique Ibarra Pedroza, quien asistió a la ceremonia inaugural en representación de Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, recordó la suma de voluntades que dio como resultado la primera edición de la FIL, en 1987, y dijo que para el gobierno del estado ha sido prioridad la salud de las personas.

Por su parte, la ministra Ortiz agradeció la distinción que, por segunda vez, se otorgó a su país al nombrarlo Invitado de Honor, y señaló los hilos históricos y culturales que unen a los pueblos mexicano y peruano. Respecto a su participación en la FIL destacó el programa cultural que preparó la delegación y los 1.500 títulos procedentes de las veinticuatro regiones del país, que se podrán consultar en su pabellón.
La ceremonia inaugural cobijó la entrega del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, que en su edición 2021 fue para la escritora chilena Diamela Eltit por “la profundidad de su escritura única que renueva la reflexión sobre la literatura, el lenguaje y el poder”, según leyó Lorena Amaro, en representación del jurado de este año.
Después, Javier Guerrero leyó la semblanza de Eltit destacando que Lumpédica, su primera novela, le ganó un lugar en la neovanguardia chilena de los años ochenta, y puso de relieve la poética de la narradora calificándola como “una dadora de palabras. Cada novela es una lengua distinta”.
Luego de recibir el Premio FIL, Diamela Eltit pronunció un discurso fruto de “flujos de memoria que traen a mi mente sucesos imposibles de encadenar de manera lineal”, donde recordó su visita a Guadalajara para la entrega del Premio Rulfo a Nicanor Parra.

Dijo también que gracias a su madre “siempre estuve parada en la vereda izquierda de la cuadra del mundo. Jamás he traspasado ese territorio ético”, y destacó la importancia de las autoras mexicanas Elena Garro, Elena Poniatowska y Margo Glantz, así como la novela Pedro Páramo, una de las obras más valiosas del continente y en la que Juan Rulfo “consiguió otorgar una poética a los espacios no centristas”.
Eltit reiteró su pedido a “desbiologizar las letras; hay que fijarse en las poéticas, no en las biologías” pues “no basta ser mujer, pero tampoco ser hombre en las construcciones solventes literarias. Lo importante son las estéticas, el asombro”.
El encargado de declarar formalmente inaugurada la FIL Guadalajara fue Sergio Ramírez, quien se encuentra exiliado de Nicaragua por ser perseguido del régimen. El nicaragüense habló de su país a partir del poema “Alta traición”, de José Emilio Pacheco, y dedicó un homenaje a los libros y su biblioteca, que describió como “un bosque donde ahora todo está en silencio. Los libros están exiliados en su propia soledad”.
El Premio Cervantes describió el estar fuera de su país a través de la poesía y la separación de su biblioteca, “en ese país distante, una cárcel que encierra otra cárcel, un doble círculo que se cierra a sí mismo con una llave herrumbrosa”.
Fuentes: FIL Guadalajara • La Jornada
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