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Manuel Zapata Olivella, activo hasta el final.
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La madrugada de este viernes 19 de noviembre falleció en su residencia, en Bogotá, el novelista
colombiano, médico, folklorista y escritor de la negritud Manuel Zapata Olivella, tras una larga
enfermedad. Una de las figuras cimeras de la literatura colombiana contemporánea, el autor tenía 84 años
de edad.
"Anoche hacia las 4 de la mañana aproximadamente recibimos la llamada de Rosa de Zapata, la
señora, para comentarnos, y los amigos acudimos aquí a la casa de Zapata Olivella. Estamos todos muy
compungidos porque indiscutiblemente esta es una gran pérdida para el país", dijo el escritor David
Sánchez Juliao en entrevista con la cadena radial La W.
"La vitalidad de Manuel fue asombrosa hasta sus 84 años. Tanto que hace dos semanas había
regresado de un viaje a la costa occidental de África donde asistió a un congreso panafricano y tuvo la
oportunidad de conversar largamente con Mandela", comentó Sánchez Juliao, quien agregó que a pesar
de esa vitalidad el escritor se sentía ya cansado. "Decía él que el problema de la columna que lo
aquejaba se debía al peso de las utopías. ‘Las utopías no cumplidas pesan mucho’, decía".
Sánchez Juliao comentó que la última voluntad del maestro a su esposa y a sus amigos fue que su cuerpo
fuera cremado y sus cenizas esparcidas al río Sinú, para que éste las llevara al mar y sus olas de vuelta
a sus raíces en África.
Por su parte, el escritor Germán Espinosa expresó también su tristeza al conocer la noticia.
"También yo estoy de luto. Yo tuve oportunidad durante varios años de tratarlo. Desde niño tuve
noticias de él como escritor porque él era una figura en Cartagena, que es mi ciudad natal",
explicó. "Me hice muy amigo de Manuel cuando él emprendió la publicación de la revista Letras
Nacionales,
que marcó —yo creo— un hito en la divulgación de la literatura colombiana", dijo Espinosa.
Zapata Olivella se caracterizó por ser un defensor de la comunidad negra en Colombia y por destacarla en
los diversos aspectos de la cultura, la literatura, la música y el deporte. Nació en Lorica (Córdoba) el
17 de marzo de 1920. Comenzó a estudiar medicina en Cartagena, pero llegó a Bogotá para terminar la
carrera en la Universidad Nacional. De su familia salieron grandes artistas como Delia Zapata Olivella.
Su internado lo hizo en el Asilo de Locas de Bogotá, y de allí nació su deseo de ser escritor.
"El demente no tiene frenos, sino que crea su propio mundo y se expresa a su manera", decía.
Ejerció el periodismo y colaboró con numerosas revistas y publicaciones colombianas y extranjeras. Fundó
y dirigió la revista Letras Nacionales.
Fue narrador de lenguaje vivo y estilo directo, y cuentista de violencia con temática social.
Después de un viaje de aventura en el que recorrió a pie el trayecto entre Panamá y México y trabajó
como recolector de café en Costa Rica, boxeador en Guatemala, y enfermero del pintor Diego Rivera, en
México, volvió a su país para crear un grupo folclórico junto con Delia, reconocida coreógrafa y una de
sus once hermanos.
Escribió los dramas Los pasos del indio
(1960), Caronte liberado
(1961), Hotel de vagabundos
(Premio Espiral 1954), El retorno de Caín
(laureado en el Festival de Arte en Cali en 1962), Tres veces la libertad
y Malonga el liberto.
No obstante, sus obras más conocidas son sus novelas, que revelan su profunda sensibilidad y creatividad
literaria: Tierra mojada
(1947), Pasión vagabunda
(1948), La calle 10
(1960); Detrás del rostro
(Premio Esso en 1962), Chambacú, corral de negros
(laureada por la Casa de las Américas en 1963), En Chimá nace un santo
(segundo Premio Esso en 1961) y Changó, el gran putas
(1983). También publicó los libros de cuentos China 6 a.m.
(1954), Cuentos de muerte y libertad
(1961), laureado por la Casa de las Américas; El cirujano de la selva
(1962) y ¿Quién dio el fusil a Oswald?
(1967).
Zapata Olivella también fue cónsul de su país en Trinidad y recibió varios premios y reconocimientos,
como la orden de Boyacá en el año 2000, el Premio a la Vida y Obra del Ministerio de Cultura en 2002, el
Premio Aplauso y el Premio Guachupé de Oro por su constante búsqueda del reconocimiento de los valores de
las negritudes. Además, en junio de 2003 la Universidad de Córdoba le concedió el honoris causa
en español, junto a Sánchez Juliao y Juan Gossaín.