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El mundo virtual como refugio infantil. Del País de Nunca Jamás a las praderas electrónicas
En 1911 apareció un texto llamado a conmover el campo de la literatura infantil ya que conoció múltiples versiones fílmicas y adaptaciones. Se trata de Peter Pan y Wendy de James Matthew Barrie.1 Barrie, inspirado en sucesos de su propia vida y en honor a personajes de historias de otros autores (Los tres mosqueteros de Dumas, el capitán Achab de Moby Dick de Melville, los piratas y el barco de La isla del tesoro de Stevenson), crea a Peter Pan, el eterno niño. Antes de su versión más famosa, Barrie publicó en 1904 Peter Pan, o el niño que no quiso crecer y en 1906 Peter Pan en los jardines de Kensington. Ésta última esboza varias de las ideas que luego conformarían Peter Pan y Wendy: en ella Peter se escapa por la ventana de su casa siendo un bebé, vuela, conoce a las hadas, reemplaza a las madres por una niña (Maimie) y vive sus aventuras en los jardines de Kensington. El nombre del protagonista alude a uno de los hijos adoptivos de Barrie: Peter, y a Pan, el dios griego. Probablemente el nombre de Wendy provenga del vocablo inglés Wendy house que significa "casa pequeña de juguete hecha para que los niños jueguen dentro". La primera película sobre Peter Pan y Wendy se realizó en 1924. En 1953 los estudios Walt Disney lanzan su primera versión dirigida por Hamilton Luke.2
La familia Darling está compuesta por un padre: George (hombre materialista y frívolo dedicado a las cotizaciones y acciones), una madre: la señora Darling ("una mujer de poco carácter") y tres hijos: Wendy, John y Michael. Los Darling tienen como niñera a Nana (una perra encontrada en los jardines de Kensington). Una noche, la señora Darling estaba ordenando los pensamientos de sus hijos (como siempre lo hacen las madres mientras los niños duermen) y descubre que el nombre Peter Pan aparece constantemente.3 La señora Darling comienza a preocuparse cuando, en el piso de la habitación de los niños, aparecen hojas de árbol de una especie que no existe en Inglaterra. La noche siguiente entra Peter Pan a la habitación y la señora Darling lo descubre. Peter Pan es un niño que vive en el País de Nunca Jamás, que no quiere crecer y nunca lo hará.
Nana reacciona al susto de la señora Darling y trata de atrapar a Peter. Éste logra escapar pero su sombra queda enganchada en la ventana. Los Darling recuerdan con arrepentimiento los acontecimientos del viernes siguiente a la visita de Peter Pan: ese día, George, nervioso por no saber atarse la corbata y por comprobar que sus hijos respetan más a la perra que a él, trata de imponerse a la fuerza (ridículamente) y encadena a Nana en el jardín. Por la noche, los Darling van a una fiesta y, como la perra está atada, los niños quedan solos en la habitación.
En el instante en que los padres llegan a la fiesta, Peter y el hada Campanilla entran a la habitación de los niños en busca de la sombra. Al encontrarla, Peter trata sin éxito de pegársela con jabón. Su llanto despierta a Wendy quien se la cose. Peter invita a Wendy al País de Nunca Jamás porque allí les hace falta una presencia femenina y porque sabe contar cuentos. Wendy pide que vayan también sus hermanos. Peter los rocía con "polvo de hadas" para que puedan volar. Nana presiente peligro y se desencadena para buscar a los padres. Cuando llegan a la casa ya es tarde: los niños salieron por la ventana.
Los niños emprenden vuelo hacia la isla (el País de Nunca Jamás) y cuando están llegando, desde arriba, comienzan a reconocer en ella sus pensamientos. Peter cuenta que fue él quien le cortó el brazo derecho al Capitán Garfio (pirata temible al que todos los niños conocen). El hada Campanilla, "mujer de los pies a la cabeza", está celosa de la relación entre Peter y Wendy. Por lo tanto decide arrastrar a Wendy hacia la isla y ponerla en peligro.
Al llegar Peter a la isla, ésta se llena de vida. Allí lo esperan los niños del País de Nunca Jamás (que son seis). Los piratas (también son seis sin contar a Garfio) persiguen a los niños. Garfio quiere atrapar a Peter. Los indios pieles rojas persiguen a los piratas. También un cocodrilo gigante busca a Garfio (es el mismo que se deleitó con el brazo derecho). Los niños vuelven a su casa, que queda bajo suelo. Garfio descubre la casa subterránea al sentarse sobre la chimenea pensando que era una seta, y elabora un plan para atraparlos. Pero aparece el cocodrilo y Garfio y sus secuaces escapan. Los niños salen de la casa y llega Campanilla con Wendy, diciendo traer una orden de Peter para que la maten. Uno de ellos obedece y le dispara una flecha al corazón. Wendy cae al suelo.
Cuando llega Peter con la noticia que les había traído una madre, los niños
confiesan que la mataron. Peter descubre que la flecha había dado en un
colgante que él le había regalado. Para que Wendy se recupere, construyen
una casa a su alrededor.
Para entrar a la casa subterránea, cada niño tiene una puerta con su propia forma tallada en un árbol. Wendy comienza a ocuparse de todas las tareas domésticas y de la educación de los niños. Peter sale durante el día y vuelve con aventuras para contar.
Las sirenas viven en la Roca de los Desamparados, en la laguna de la isla. Wendy y los niños están descansando en la roca. La laguna se oscurece completamente y se esconden cuando ven llegar a los piratas. Éstos raptan a Tigridia, hija del jefe de los pieles rojas, y la van a arrojar a la laguna atada de pies y manos. Peter imita la voz de Garfio y ordena que la liberen. Los piratas deciden raptar a Wendy para que sea su madre. Peter y Garfio se enfrentan por el episodio de Tigridia. Garfio escapa perseguido por el cocodrilo y Peter queda sin fuerzas en la roca esperando morir cuando suba la marea.
A Peter lo salva la pájara Nunca Jamás entregándole su nido (con dos huevos dentro) para que pueda usarlo de bote. Peter pone los huevos en un sombrero (de uno de los piratas) que había quedado en la roca. La pájara usa el sombrero para anidar y Peter se salva.
Los pieles rojas comienzan a adorar a Peter por haber salvado a Tigridia. En la casa subterránea Wendy retoma sus tareas (la educación, la alimentación y el abrigo de los niños). Wendy discute con Peter porque él no la mira con ojos de marido. Por la noche Wendy les cuenta una historia a los niños.
Wendy cuenta su propia historia: la de unos padres que encadenaron a la niñera y los hijos, enojados, se escaparon por la ventana al país de Nunca Jamás. Cuando los niños volvieron, los padres estaban esperándolos con la ventana abierta. Peter cuenta que cuando él decidió volver a su casa, la ventana estaba cerrada y había un niño durmiendo en su cama. Wendy y sus hermanos deciden regresar a casa. Invitan a todos los niños a vivir con ellos. Peter decide quedarse.
Los niños están por salir de la casa subterránea cuando escuchan que están luchando los piratas contra los pieles rojas. Pensando que triunfaron estos últimos están dispuestos a subir. En ese momento Garfio da la orden a sus piratas de ocupar cada una de las puertas de los niños.
Los piratas raptan a los niños y los llevan al barco. Garfio logra entrar a la casa subterránea y mientras Peter duerme, pone veneno en su medicina y se va. Campanilla alerta a Peter para que no tome la medicina envenenada pero éste no le cree. Para que él le crea, ella la toma y dice que el único antídoto es que la mayoría de los niños (del mundo) digan que creen en las hadas. Campanilla se salva. Peter se encamina a salvar a Wendy y hace un juramento: "Esta vez, o Garfio o yo".
Garfio está por tirar a los niños por la borda cuando pide a sus piratas que lo escondan ya que escucha al cocodrilo. Pero en realidad es Peter que está imitando al cocodrilo.
Peter se deshace de cada uno de los piratas que se salen a cubierta para ver qué está pasando. Cuando están por tirar a Wendy, los niños atacan a los piratas hasta que al fin se enfrentan Peter y Garfio. Peter hace que Garfio caiga del barco (y muera) y así gana la batalla. Esa noche los niños duermen en el barco.
Mientras los niños vivían su aventura, en casa de los Darling, George, por sentirse culpable tras la ausencia de sus hijos, se puso en cuatro patas y comenzó a dormir en la perrera de Nana. La señora Darling seguía aireando las camas y dejaba siempre la ventana abierta. Un jueves la señora Darling sueña que sus hijos habían vuelto. Esa noche los niños entran por la ventana y se meten en sus camas. Al entrar en la habitación se reencuentran padres e hijos y Peter contempla con tristeza desde la ventana "el único placer que no experimentaría jamás".
Los Darling adoptan a los demás niños. Peter no acepta quedarse y la señora Darling encuentra la solución para que Peter y Wendy no dejen de verse: una semana al año, en primavera, Wendy irá al País de Nunca Jamás a hacer una limpieza general. Los niños empezaron a ir al colegio, se conformaron con ser normales y perdieron la capacidad de volar. Años más tarde se transformaron en hombres. Nana murió de vieja y Wendy tuvo una hija: Jane. Tanto Jane como su futura hija y sus futuras nietas, de niñas irán siendo las madres de Peter Pan. "Y así será siempre, mientras los niños sean alegres, inocentes e insensatos".
Ray Bradbury ha intentado, a través de una ciencia ficción humanística, revelar algunos aspectos preocupantes de la sociedad contemporánea. Especialmente en lo que concierne a los peligros que la tecnología supone en manos de hombres no preparados para asumir los riesgos morales de su impacto. Bradbury considera que una de las misiones del creador de ciencia ficción es ayudar a mejorar el mundo. En la mayoría de sus relatos podemos observar las catástrofes en las que se hallan sumergidos los personajes por causa de la mala utilización de los recursos naturales o tecnológicos que se suponían a su alcance con el fin de progresar, de una mejor calidad de vida. Definido como un "moralista de la era espacial",4 Bradbury no está tan preocupado por las máquinas como por la actitud autodestructiva que el hombre demuestra en el uso de las mismas.
Según Franco Ferrini,5 el escritor de ciencia ficción generalmente encuentra atractivo al niño como personaje debido a su condición de inocente. Es en este estado de existencia "al margen del tiempo", de inconsciencia de la trascendencia, que el niño puede ser considerado un ser inmoral. De esta manera, el escritor, frente al miedo que le provoca lo desconocido en este ser tan ajeno a la realidad, realiza una operación de camuflaje: lo convierte en monstruo. En "La pradera",6 el primero de los dieciocho relatos que comprenden El hombre ilustrado, los protagonistas son los Hadley, quienes viven en una casa que hace todo por ellos. Los hijos, Peter y Wendy, tienen un cuarto de juegos cuyas paredes registran sus pensamientos haciéndolos realidad. Lydia Hadley comienza a preocuparse porque los niños no piensan en cuentos infantiles (como debería ser) sino en una selva africana y porque siente el olor a sangre que sale del cuarto. Convence a George de la gravedad de esta situación y luego de consultar con David McClean, el psiquiatra, deciden cerrar el cuarto para siempre y comenzar una vida normal (haciendo las cosas por sí mismos). Los niños protestan y piden a la madre entrar al cuarto por un rato, antes de cerrarlo para siempre. Ésta cede. Peter y Wendy llaman a sus padres para que entren al cuarto y al hacerlo son devorados por los leones. Cuando el señor McClean viene a buscarlos, desde el umbral del cuarto ve a los niños comiendo plácidamente y Wendy le ofrece una taza de té. Aparte de los monstruosos niños de "La pradera", un claro ejemplo es el que aparece en "El pequeño asesino".7 Inspirado en el recuerdo del momento de su circuncisión, más precisamente en el escalpelo utilizado por el médico para la misma, Bradbury escribe este cuento que trata de un bebé que es capaz de valerse por sí mismo para salir de su cuna y asesinar a sus padres. Otra vez aparecen en un cuento de Bradbury los presentimientos de la madre desestimados por el padre, la consiguiente consecuencia catastrófica, y la intervención del profesional (el médico) que, en este caso, aunque tarde, resuelve la situación matando al niño con su escalpelo. En "La hora cero",8 la protagonista es Mink. Esta niña de siete años, junto con sus amigos niños forma parte de una conspiración comandada por Drill, un extraterrestre que determinó que la única forma de terminar con la Tierra sería aliándose con ellos. Este ser no puede ser visto por los adultos. Mink anticipa a su madre (quien cree que todo se trata de un juego) que la hora cero será a las cinco de la tarde ese día. Finalmente se produce el ataque. A pesar del mundo utópico en el que viven los personajes de este relato: una tierra pacífica, de igualdad social, equilibrada en todo sentido, reaparece el sentimiento de incomprensión en los niños por parte de los adultos ("los grandes están siempre ocupados"). Se repite también el deseo de ser liberados de las obligaciones a las que son "sometidos" ("no más baños. Y nos quedaremos levantados hasta las diez"), y se cumple el deseo de asesinarlos.
Bradbury toma varias ideas de Peter Pan y Wendy para El hombre ilustrado, y en especial para el cuento "La pradera", que habilitarían a pensar dicho relato como una relectura contemporánea de la historia de Barrie. Una vez concluidos los dieciocho cuentos del volumen, su editor preguntó a Bradbury si se le ocurría "algún título que les ponga una especie de piel a dos docenas de cuentos diferentes". Fue allí que se le ocurrió El hombre ilustrado, "un voceador de feria cuyos tatuajes cobran vida con el sudor, uno a uno, y representan futuros en el pecho, las piernas y los brazos".9 En el capítulo V de Peter Pan y Wendy, cuando se describe a los rufianes de la isla, aparece Bill Jukes. Este pirata está "tatuado de la cabeza a los pies". En "Los desterrados",10 Bradbury sitúa a sus personajes en el año 2120. Un siglo atrás se había llevado a cabo la quema de libros que obviamente arrasó con la obra de los más grandes escritores. Todo esto por asepsia. Solamente quedaron, en el Museo de Historia, doscientos ejemplares de autores como Poe, Dickens o Shakespeare. Mientras éstos existiesen y fuesen leídos, el alma de los escritores nunca moriría. En el capítulo XIII de Peter Pan y Wendy, para que Campanilla no muera, todos los niños deben afirmar su fe en las hadas ya que, por cada niño que no crea en ellas, muere una. En Bradbury "unas luciérnagas eléctricas" iluminan los caminos de los personajes de El hombre del cohete. Asimismo en la obra de Barrie, Campanilla aparece como una luz intermitente que rodea a los personajes de Peter Pan y Wendy. En lo que respecta a "La pradera", las similitudes entre las obras de ambos autores pueden apreciarse en el siguiente cuadro:
III.3. Generalidades El tema en Peter Pan y Wendy se centra en las diferencias entre niños y mayores. El País de Nunca Jamás abre la puerta sólo a aquellos que no han perdido la inocencia y es una vía de escape de las injusticias (los niños nunca olvidan la primera vez que se los trata injustamente. A partir de ese momento nunca vuelven a ser los mismos), la frivolidad y el abandono de los padres (Peter Pan vive con los niños perdidos que son aquellos que se caen del cochecito cuando la niñera —no la madre— está distraída). Según Peter Pan y Wendy, de Barrie, la mente de los niños es muy confusa porque dentro de ella se interpone el mapa de las obligaciones, las normas de convivencia, la realidad, etc., con el mapa del País de Nunca Jamás. Muchas veces los padres no logran comprender por lo que pasa en la cabeza de sus hijos. En esta historia los niños se escapan a la isla, y allí forman una nueva familia. La diferencia con la familia original es que los roles de cada integrante se cumplen de una manera ideal. Wendy, la madre, se ocupa de la educación de sus hijos y de las tareas del hogar. Peter, el padre, está a cargo de la seguridad de su familia. Los niños obedecen a sus padres y están continuamente protegidos por éstos. Para que los niños puedan entrar en la casa subterránea, Peter toma la medida de cada niño para adaptarla a cada árbol. "Una vez que se tiene la forma correcta, hay que tomar una serie de precauciones para conservarla. Esto, como Wendy descubriría entusiasmada, es lo que mantiene a una familia en perfectas condiciones". Constantemente se alude a las madres: se elogia la calidez del hogar de las sirenas y se admira la condición de madre de la Pájara Nunca Jamás (capaz de anidar en el aire incluso sin un nido). A pesar de que los niños regresan con los padres, quienes tuvieron suficiente tiempo para recapacitar y cambiar su actitud, la historia queda eternamente sin solución ya que Peter Pan va a aparecer en los descendientes de Wendy. En Zen en el arte de escribir11 Ray Bradbury cuenta cómo se inspiró para escribir "La pradera": primero imaginó un cuarto de juegos del futuro en el que los niños, con tan sólo decir sus deseos, podrían hacerlos realidad, luego se le ocurrió el nombre George, la sospechas de su mujer acerca de lo que estaría sucediendo en ese cuarto, y por fin África. Los leones que él imaginó, más tarde entendió que venían de los cuentos que leyó de niño, de los circos y de la película El que recibe las bofetadas de Lon Chaney . Sin embargo es fácil advertir el paralelismo que aumenta al afirmar que "La pradera" es una reescritura de Peter Pan y Wendy, condición señalada por el propio Ray Bradbury al utilizar los nombres de los protagonistas que operan como indicadores. La relación se establece a través de las situaciones básicas de la anécdota con diferencias lógicas. Bradbury opina que "si queremos que los niños no maten hay que dejarles que tiren tortas de crema y todo eso".12 También en "La pradera" aparece la necesidad de los niños de formar una familia "ideal" cuando los padres intentan marcarles los límites. Para evitarlo, los niños llegan al extremo de matar.
Peter Pan y Wendy fue escrita a principios de siglo; El hombre ilustrado se publica en 1955. Tal vez esa sea la razón más importante que marca la diferencia entre ambas obras. En el relato de Barrie se les da a los padres otra oportunidad para cambiar su actitud, sus valores morales. Bradbury predice la Realidad Virtual y puede ver más allá del avance tecnológico que esto significa. Teniendo en cuenta la opinión del propio Bradbury que no utilizando las máquinas con un sentido coherente, el hombre puede llevarse a sí mismo a la destrucción, el final de "La pradera" tiene su lógica.
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