Dos poemas
Ernesto García Saldívar
Desprenderse
No me voy feliz
ni satisfecho
ni vacío
ni desgarrado
me voy como se debe partir
con el desprendimiento en la conciencia
sin remordimiento por partir
y dejar mis huellas en algunos objetos
y dejar vacío el lugar
que me albergo con dicha
dejarlo vacío de presencia y de sonido
y dejar las añoranzas puestas
puestas en esa mujer de viento
mujer silvestre, desconocida, fugaz,
enteramente anónima,
pero ante todo no me retiro
sin mal ni bien
sin más que lo descrito y lo debido
me llevo solamente
lo que traje al principio
lo que cargué encima de la piel
y dentro del espíritu
me llevo lo que experimenté
en cada rato robusto de sonrisa
y en cada momento menoscabado
al sentir el atardecer escalofriante y sordo,
el crepúsculo establecido sin temor,
el semblante que engrandece,
la soledad apacible en una gran ausencia,
el olvido resignado
con la serenidad conveniente
para no morir de frío.
Sé que no sembré
todo lo posible por sembrar
pero compartí
las cosas más sublimes
y las más siniestras
la tarde al borde del ocaso
la flor encendida al amanecer
el cielo que crecía cada flor
y moría cada tarde,
la vida entera compartí
hasta lo que se dijo incompartible
se sembró ahí
en la memoria imborrable y sosegada
para recordar y volver a compartirlo todo
al siguiente verano construido
con las bruscas despedidas.
Lo sé hay que desprenderse
de este suelo y de esta flor
de estas almas que me habitan
de esta alma seduce a la nostalgia
hay que arrancarse de esta tierra
porque en este sitio
en este pueblo que consciente
es tan fácil hacer raíces
y después las raíces crecen y maduran
son profundas gruesas
y cuesta tanto abandonarlo todo
romper de pronto con la costumbre añeja
sin entender el sentimiento
sin escuchar la voz
para no ceder en el camino
arrancarse es la palabra
hacerlo drásticamente
y sacudirse y sacudir al que se queda en esta tierra
A veces las despedidas son agónicas
en ocasiones son efusivas
pero siempre se deja una esquirla del ser
sembrado en ese espacio de memoria
imborrable y sosegada.
Anónimo
Ni siquiera quise provocarle una sonrisa
ni encenderla
ni arrancarla de su rostro para no desfigurarlo
ni de su carne para no herirla
ni de su espíritu para no vaciarlo y ensombrecerlo
su expresión es tan sutil
que preferí dejarla así
con su río inagotable
ella con su sonrisa dentro
sin poner de manifiesto
la forma primitiva, silvestre
e incontrolable de alegría
que busca un desborde
para salir a flote
sin rienda
sin la frontera del formalismo
y después sufrir la mutación
que va desenvolviendo su otra cara
la sonrisa esbelta
que es la parte noble de su entraña
la parte prematura, la parte joven que enternece,
luego muestra su sonrisa muda
es decir la parte reflexiva
la onda sonrisa
la que llena los abismos y después se desborda
la que invade los espacios ajenos,
y continúa su mutación
ahora en su sonrisa compuesta
es una amalgama de una parte serena
y otra emotiva y fuerte
son los dos extremos
que forman un equilibrio
el equilibrio casi perfecto
la simetría de sonrisa que cautiva
así nunca se pierde la calma
ni se excede la fuerza
ni se agota lo sublime.
Así se forman y se deforman
las sonrisas dentro de su pecho
sin notarse su presencia
y se comparten
rara vez que me dispongo
a provocar alguna
a provocar en la magia
convergente en la alegría
una apertura para expulsar
su sonrisa esbelta
su sonrisa muda
su sonrisa compuesta
y tal vez la sonrisa fúnebre
que es oscura
que no se distingue
aparece detrás de todas las demás
porque casi nunca se separa de ellas
es tímida
casi nunca sale a flote
casi nunca se manifiesta
con voz propia
yo nunca la he visto
pero sé que existe
porque detrás de todas
la he palpado
en cada palpitación
de sus venas
cuando intenta abrirse.
Sé que no basta
con saberlo
con presentir el sentimiento despertado
hay que alimentarlo
con medida paciencia
hay que conducirlo con el mayor
de los respetos
porque hay que darle
su libertad de sentimiento
dejarlo ser
sin ataduras
sin restricciones
sin temores de perderlo
para alcanzar su cumbre
y dentro de esto deducirlo
ya que se muestra
sin ninguna timidez
y se entrega fiel y pleno
en una inmaculada apertura.
era muda o secreta
no lo sé
tal vez sólo callaba
o escondía la más cruda agonía
incrustada
imborrable
no quise provocarla