Poemas
Estela Iglesias
Lo maté por derecho propio
por todo el odio
q’ semeja el amor
Y soy ahora
culpable del hastío de su ausencia
del silencio
de la voz tras las cortinas
de la careta
ajada de desmemoria
Lo maté
porq’ me dolía en todo el cuerpo
como un virus
porq’agonizo de noche
en las tardes
porq’todos los gestos de las estatuas
porq’la herida sangra
aunq’no sea herida
porq’no me olvides
porq’no me acuerdo
porq’yo quisiera
porq’yo no puedo
porq’ley sagrada es planta seca
en labios sabios
porq’rojo es rojo
aún en el azul o en el verde
porq’soy corteza y llano
porq’está tirado ahí
y estoy viendo su cuerpo frío
de amargo fruto
su cuerpo maligno de humano
porq’
soy tan bueno
tan sutilmente blanco
q’no podía soportar
el error de q’sea mi hermano
Maté a Caín
Yo lo maté
Por derecho propio
Madre
tengo dos vientres
En uno
Duerme la bestia en espera del infierno
y su rostro
es más bello
q’todos los llantos de los ángeles
En el otro
un niño pequeño
hace buches con su enojo
Madre
soy una
no tengo mármol
ni alma de estalactita
Soy tan humana
q’ me lloran todas las lluvias
Madre
compadéceme
Buena suerte
Quizá el silencio te sea
Valedero de sonidos
y tocarás el viento
para ser tocado
Abrazarás
el hueco oscuro
que tanto miedo daba
para olvidar
el tacto que le inventaste
todas las lluvias
son más que nubes
cualquier gota
que te caiga
te mojará
Vitae
un tropezar de pasos
un extraño juego que jugamos no jugando
un amanecer único tras otro amanecer único
es la piel que me cubre las carnes
son las carnes que me cubren los huesos
lo que vibra
y más dentro también
enorme conjunto de senderos que lleva a ningún lado
un olor un mirar un instante eterno
la magia de caer y levantarse como ciclan las aguas
el ser estar en étre saudade
simbologías mitos miedos creencias dudas
cosecha de una eterna y continua siembra
crecer constantemente mutando
el saber que el asombro esta ahí
al alcance de tus dedos
pero sin poder tomarlo
como caricias de sueño que alcanzamos cotidianamente
como un liviano soplo luego de la asfixia
enorme precipicio de suelos donde no floto pero aprendo a flotar.
semejante
quién raíz flor fruto
quién flor
quién fruto
quién sólo raíz
quién liquen alga
simple liquen alga
flotando en espera del futuro
quién futuro
¿Qué será del tiempo?
Cadena de frijol que se pudre
una nube me traspasa y fui pasado
en el mejor de los casos una imagen
que alguien más recuerda, el aliento de siesta del que no se ha olvidado de todo
¿Qué ser A de él, Tiempo?
Las rosas que he mirado no son rosas, ni plantas de rosas, ni raíz; sólo la tierra las cubre, solo la tierra perdura y cubre cada rincón de la casa de la memoria.
Todas las fotos están desparramadas sobre la almohada para que no duelan, todas las ventanas cerradas para no dejar entrar a la vejez pero el jardín responde con malezas a la pregunta del dios.
Las criaturas gimen las descargas de sus dones. Placer y dolor se funden en ellas haciéndoles creer su razón de sin razón.
Las formas que me miran no son formas ni me miran. Fe de sentirse centro y huella en las arenas de la periferia pantanosa.
¿Qué tiempo?
La suerte de granizo que nos blanquea los cabellos. La ternura del viento que nos aja las manos. El peso de los cielos agachándonos las espaldas.
Y ahí jubiloso, como siempre, en la casa cerrada, como un frijol hambriento, esperándonos.
Lluvias sin porqué
cebollas olor cebollas
la cocina se impregna del sabor de la lágrima
como debería ser
un sentir en el vacío
cómo es
Freud ha muerto
I
el frasco estaba abierto antes de estar cerrado
ahora el frasco está roto
se halla en él
la sensación de llaga en la piel sedosa
(esa cartulina limada que creemos sensibilidad)
los cuerpos que sólo se creen bellos están fríos
no hay asco
sin la premonición de ese tacto
II
cuando esté desnuda
¿qué viento ha de tocarme sin que lo sienta?
¿qué mano agitará la espesa maleza del aire
abriendo marasmos
incógnitas
flechas detenidas en el tiempo
agitando pequeños torbellinos en espacios mínimos
para rozar mi pubis
o mi mejilla..?
si es que acaso no es mi misma piel la que recubre a ambas
si es que acaso no es la misma desnudez la que recubre a mi piel
si es que acaso mi sentir estuviera libre de razones y prejuicios
III
lamo lentamente el borde del cubo perfecto
desde allí
veo brillar mi saliva
meto un pie una pierna
aunque no entro por completo
¿debo dejar afuera lo que no entiendo y olvidarlo?
No puedo
vuelvo a lamer sus bordes
y río
¿cuánto hay de pensamiento
en estas manos que tiemblan
vacías
¿cuánto orden en las pupilas dilatadas
al hambre que me llevo a la boca
y vomito
Dicen que no ven los que miran
—la máquina de las ubres y los deberes se ha roto— grito
la calle está desierta de aplausos que miran
caminan se agolpan se demuelen se destruyen se alejan
un tímido repiquetear
zumba tras los únicos
creo
oídos que esperan
el libro de las razones razonables
no sabe de metáforas
ni dudas que no sean explicables
ni caricias sin sentido ni moralejas
ni dolores insondeados e insostenibles
ni siquiera manos que tiemblan
vacías