Letralia, Tierra de Letras Año VIII • Nº 96
21 de julio de 2003
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

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Artículos y reportajes
La huella de Compay Segundo
Letralia

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Compay SegundoSu muerte, a las 11 de la noche del domingo 13 de julio, marca el inicio de una leyenda singular en la historia de la música. Ya era una celebridad en Cuba en los años 50, cuando tocaba en la noche habanera con su propia agrupación musical, pero con el triunfo de la Revolución en 1959, Máximo Francisco Repilado, mejor conocido como Compay Segundo, se dedicó casi exclusivamente a su trabajo enrollando puros H. Upmann en una fábrica local. Así que su vuelta a escena, a raíz del filme Buenavista Social Club, de Wim Wenders, significó para los jóvenes contemporáneos el descubrimiento de una estrella oculta por la circunstancia sociopolítica de su nación.

Una capilla en el tercer piso de la funeraria Rivero, en Calzada y K, en La Habana, recibió su cuerpo inerte la madrugada del lunes, envuelto en la bandera de Cuba, en un traje marrón claro y en una camisa amarilla con corbata dorada brillante, con el infaltable sombrero sobre las piernas. La paz de la capilla fue respaldada por la versión de Las flores de la vida a cargo de la Orquesta Sinfónica de Cuba, trabajo en el que se había involucrado en los últimos tiempos. Una corona enviada por Fidel Castro —a quien aseguraba apreciar pese a no haberle visto nunca a menos de cincuenta metros— llegó temprano en la mañana y fue ubicada a la izquierda del ataúd.

Murió tranquilamente en su casa del barrio habanero de Miramar, al lado de su hijo menor, Salvador, quien lo veía lúcido y conversaba con él sobre música. "Estaba muy contento con el trabajo de la Orquesta Sinfónica. De repente vino el paro cardiaco". El músico tenía problemas renales y desajuste agudo del metabolismo.

Músicos, artistas y personalidades de la sociedad cubana acompañaron a Compay Segundo en su última presentación. Sus amigos lo recuerdan como un hombre jovial y de franca sonrisa que nunca hablaba de su muerte. Salvo una ocasión reciente cuando le dijo a sus músicos que había soñado cómo iba a morir. "Soñé que había muerto, que estaba entre las nubes, en el cielo, me encontraba de pronto a Miguel Matamoros. Y que él me decía: ‘¡Eh, Francisco! ¿Qué haces aquí?’. Y que yo le decía: ‘No, chico, ya yo estoy contigo, ya yo estoy aquí. Vamos a hacer música’ ".

"La muerte es una falacia", dijo en otra de esas raras ocasiones. "Nosotros no morimos, nos transformamos. De nuestro cuerpo salen gusanitos que después se convierten en mariposas y emprenden el vuelo. Por eso digo a los niños que no cacen ni maten a las mariposas, pudiera tratarse de un gran artista o un gran poeta".

Había dispuesto ser enterrado en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, a donde fueron trasladados sus restos el martes 15. Durante el entierro el musicólogo Lino Betancourt despidió el cuerpo de Repliado. "Nunca una palma herida por un rayo ha sido tan altiva. ¿Dónde estará ahora Compay Segundo? Tal vez en la cresta de una ola que besa la orilla de la playa Siboney. O sobre una estrella, en el pétalo de una flor, o en el humo de su veguero, o en su sombrero que él pidió se quedara aquí en Santiago de Cuba. Estará siempre en el corazón del pueblo".

Solía insistir, a quienes le preguntaban su opinión sobre el gobierno de Castro, que no era político. "Lo mío es la música. Pero cuando oí por primera vez que un hombre llamado Fidel estaba en la Sierra Maestra, y que lo primero que creó fue una escuela para enseñar a los guajiros y a sus hijos, eso me causó admiración". Agradecía los avances de la Revolución Cubana en materia de salud y educación y contribuía donando grandes cantidades de dinero para esos fines. "Vivo feliz porque he visto cómo en mi país se fue formando una población que hoy llena de orgullo por su cultura. Por eso, si puedo subastar uno de mis sombreros en 20.000 dólares y donarlos para la salud o la educación lo hago con gusto. Ya he donado para la salud pública en los dos últimos años 37.500 dólares".

 

El segundo aire de Compay Segundo

Tenía 12 años, vestía pantalón corto y acababa de llegar a Santiago de Cuba con su familia, cuando Máximo Francisco Repilado fundó el sexteto Los Seis Ases. A los 15 años le compró a Ernesto Toujares su primer clarinete y un manual para aprender a tocarlo, y como no tenía dinero le pagó haciendo tabacos en un chinchal de su propiedad. Enrollar tabacos y cortar cabello fueron los oficios que aprendió desde niño para ayudar a mantener su hogar.

Compay SegundoHabía aprendido solfeo y clarinete con Noemí Toro y Enrique Bueno, respectivamente. Así que, ya armado con su flamante instrumento, entró a formar parte de la Banda Municipal, dirigida por Bueno, y viajó por primera vez a La Habana para la inauguración del Capitolio Nacional. No regresaría hasta 1934 con Ñico Saquito, como parte de su quinteto Cuban Stars, pero en ese período se convirtió en una de las estrellas de la bohemia santiaguera, se hizo amigo de Sindo Garay, Miguel Matamoros y Ñico Saquito e inventó su famoso armónico, una combinación de la guitarra española y el tres cubano.

Ya en La Habana se incorporó a la Banda Municipal de la ciudad, dirigida por Gonzalo Roig, y más adelante al cuarteto Hatuey, a cargo de Justa García. En 1936 se convirtió en el clarinetista de la Banda de Bomberos de Regla por un corto tiempo, tras el cual ingresó al Conjunto Matamoros, de su amigo Miguel, a quien recordaba como "ese indio gallardo que se daba aires de Gardel". Allí conoció a un prometedor músico llamado Bartolomeo Moré, y a quien en un viaje a México en 1938 le sugeriría que se cambiara el nombre porque en la nación azteca "le dicen bartolos a los burros". Y Moré asumió entonces el nombre artístico de Beny Moré.

En 1942 Repilado y Lorenzo Hierrezuelo lanzan el dúo Los Compadres, que tocaba música campesina. Su registro de barítono le hacía interpretar el papel de segunda voz, y así nació el apelativo Compay Segundo, que en 1955 se convierte en regla al crear Compay Segundo y sus Muchachos.

Luego sobreviene la Revolución Cubana, se acaba la época de oro de los cabarets y Compay Segundo se retira de la escena. Dedicado, casi por completo, a su trabajo enrollando tabaco, cultivó la pasión musical como un deleite personal hasta 1970, cuando obtuvo su jubilación y pudo volver a tocar y cantar, aunque no se le hizo nada fácil el regreso. Faltarían todavía veinticinco años para que su talento alcanzara el reconocimiento que hoy ostenta.

Durante ese período, Compay Segundo tocaba en festividades locales y en eventos organizados para los turistas extranjeros en los hoteles de La Habana. En 1989 viaja a Estados Unidos con el Cuarteto Patria para representar a Cuba en el Festival de Culturas Tradicionales Americanas. Cinco años más tarde es invitado al primer Encuentro del Son y el Flamenco, en Sevilla, España, y allí es impulsado por la edición de una recopilación de sus éxitos a cargo de Santiago Auserón, dándolo a conocer al público europeo.

"Duets", de Compay SegundoEs entonces cuando el cubano Juan de Marcos González y el guitarrista estadounidense Ry Cooder lo integran al proyecto discográfico Buena Vista Social Club, que gana un Grammy y lo lanza al estrellato mundial, paralelamente al laureado documental homónimo dirigido por el cineasta alemán Wim Wenders. A partir de este momento Compay Segundo se convertirá en una celebridad de alto nivel y graba, hasta 2002, nueve discos, entre los cuales se cuenta uno en el que canta a dúo con intérpretes de la talla de Charles Aznavour, Cesaria Evora y Pablo Milanés, entre otros.

El segundo aire había llegado para Compay Segundo. De tocar para turistas en los hoteles habaneros pasó al teatro Olympia de París, el Carnegie Hall de Nueva York y la Sala Nervi del Vaticano, donde interpretó sus temas ante el papa Juan Pablo II. Sus últimos años, en los que fue reconocido como el músico activo más longevo en el mundo, le permitieron disfrutar con satisfacción la gracia de haber cumplido su máximo sueño: dejar huella en este mundo.

 


       

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Creada el 20 de mayo de 1996 • Próxima edición: 4 de agosto de 2003 • Circula el primer y tercer lunes de cada mes