Apenas
un día después del sepelio de su coterráneo Compay Segundo, el miércoles
16 a las 5:15 de la tarde, dejó de existir la cantante Celia Cruz en su
casa en Fort Lee, Nueva Jersey. La Reina de la Salsa, la Guarachera del
Mundo, tenía según revelaron sus familiares 77 años y 9 meses de edad,
pues había nacido en el barrio de Santos Suárez, en La Habana, el 25 de
octubre de 1925.
Afectada con un cáncer cerebral, Celia Cruz no pudo cumplir su sueño de
morir sobre el escenario. Había sido intervenida quirúrgicamente en
diciembre para extraerle un tumor del cerebro, y a partir de entonces su
salud cayó en franco declive aunque ella no escatimara esfuerzos en
ocultarlo. "Puedo tener un dolor de cabeza", dijo en una
entrevista en 2002, "pero cuando es el momento de cantar y camino en el
escenario no existe más dolor de cabeza".
La muerte de Celia Cruz ha llenado de tristeza los escenarios del mundo,
que contagió de alegría durante medio siglo en los que grabó más de 70
álbumes.
Pese a haber sido considerada una desertora por el gobierno de Cuba, de
donde salió en 1960 para quedarse en Estados Unidos, también los cubanos
lamentaron su deceso. Las canciones interpretadas por la Reina de la Salsa
dejaron de ser escuchadas en las radios cubanas desde que se fue de su
país, pero nunca dejó de ser admirada y querida por sus compatriotas.
Mientras en Estados Unidos se rendían los últimos honores a la cantante,
el pueblo cubano hizo lo propio con un velatorio en la casa donde vivió en
La Habana hasta 1958.
El 18 de julio los restos de Celia Cruz fueron trasladados a la Torre de
la Libertad, en Miami, para ser honrados en capilla ardiente por la colonia
cubana, que en esa ciudad es bastante extensa. Los actos estuvieron colmados
de personalidades y del pueblo cubano en el exilio que acudió masivamente a
despedir a la que reconocía como su reina en más de un sentido, pues
además de sus méritos artísticos Celia Cruz era muy respetada en la
santería y se decía que había nacido con "aché" (fortuna
innata). Finalmente la Guarachera del Mundo regresará a Nueva York para ser
sepultada este 22 de julio en el cementerio de Woodlawn, en el barrio del
Bronx, después de recibir el último adiós del público en la Catedral de
San Patricio.
Cuba
recuerda
Los artistas cubanos se saltaron las prohibiciones oficiales y expresaron
su dolor. "La música cubana está de luto", declaró el pianista
Chucho Valdés, fundador de Irakere, "y los músicos cubanos
también porque se ha perdido la más grande sonera de la historia de la
música cubana. Es una pérdida difícil de llenar. No creo que llegue en
estos momentos nadie que sea capaz de alcanzar lo que ella alcanzó. Ella es
irrepetible, pero queda su voz y su música entre nosotros para
siempre". El máximo exponente de la nueva trova cubana, Silvio
Rodríguez, dijo imaginarse a Compay Segundo y a Celia Cruz "en una
nube, ambos cantando y divirtiéndose, y ojalá que así sea".
El mismo Compay Segundo había declarado en una entrevista que conoció a
Celia Cruz cuando ella tenía 14 años de edad. Cuando un periodista le
replicó que ella aseguraba no conocerle, ripostó: "Si no se acuerda
de mí, mala suerte. Yo tengo más memoria de ella. La conocí de 14 años.
Que me lo diga en mi cara que no me conoce". De cualquier manera es de
poco fiar la veracidad de la especie según la cual ella no le recordara,
pues Pedro Knight, su esposo, dijo haberle ocultado la muerte de Compay
Segundo.
La particular circunstancia política que rodea a todo lo cubano no dejó
de afectar a la forma como el hecho fue percibido internacionalmente. Los
dirigentes cubanos en el exilio aprovecharon el deceso de la cantante para
enarbolar sus banderas políticas. La Revolución, por su parte, apenas hizo
mención de su muerte en el periódico oficial,
Granma.
Una paradoja en la que participó la misma Celia Cruz, anticastrista confesa
que nunca le perdonó al régimen de Castro el que le impidiera asistir al
sepelio de su madre, en 1962, ni al de su padre, años después. "Mi
mayor sueño es regresar a mi Cuba", dijo en reiteradas ocasiones, y
acotaba que no lo haría hasta que muriera Castro.
Azúcar de exportación
La carrera de Úrsula Caridad Celia Cruz Alfonso despegó en 1950 cuando
la entonces veinteañera cantante superó las pruebas de selección de La
Sonora Matancera para suplantar a la puertorriqueña Mirta Silva, quien
regresaba a su país. Desde entonces su particular grito de
"¡Azúcar!" la acompañó en sus presentaciones en más de 100
países. Quedan 78 álbumes grabados, 10 películas, 5 grammys y 2 grammys
latinos, doctorados honorarios en las universidades de Yale, Internacional
de Florida y de Miami, la Medalla Nacional de Arte, el máximo galardón
artístico en Estados Unidos, y cientos de otros reconocimientos que dan
cuenta de una trayectoria vertiginosa.
Una historia que alcanza ribetes de leyenda ubica el inicio del aura de
Celia Cruz en su juventud, cuando un turista le compró unos zapatos
después de escucharla cantar ¿Tú que has hecho?, tras lo cual su
madre le vaticinó destino de estrella. La casa humilde donde vivía en La
Habana era compartida por once primos, tres hermanos y los padres de la
cantante, el trabajador ferroviario Simón Cruz y la señora Catalina
Alfonso, de quien se dice tenía también una hermosa voz.
La joven Úrsula se graduó de maestra con mucho esfuerzo, yendo a clases
"con los zapatos rotos", como ha declarado en múltiples
entrevistas. Sin embargo, no duró mucho tiempo enseñando pues la música
le hervía en las venas. Cuando ingresó al conservatorio, tuvo que soportar
el mal genio de su profesor de piano que le exigía se cortara las uñas;
más tarde gana su primer premio, una torta, en el programa La Hora del
Té, animado por Edulfo Ruiz en la emisora García Cerrá, de La Habana,
donde interpretó el tango Nostalgia. En otro programa radial, La
Corte Suprema del Aire, obtuvo los primeros 15 dólares ganados gracias
a su voz.
Celia Cruz haría su primera grabación a finales de los 40, con las
orquestas Gloria Matancera y Sonora Caracas, y luego con Memo Salamanca. Ya
para entonces había actuado en los jardines de la Tropical, contratada por
el Centro Gallego o Asturiano.
Luego formaría parte del espectáculo Las Mulatas de Fuego, con
los que viajó por Venezuela y México. Aquí, grabando Te solté la
rienda, fue cuando emitió por primera vez su famoso "¡Azúcar!"
que por estos días ha sonado tanto.
Ya con la Sonora Matancera la fama de Celia Cruz se consolidó
definitivamente. Compartiría escenarios con los grandes intérpretes
cubanos de la época, como Barbarito Diez, Arsenio Rodríguez, Miguel
Matamoros, el Dúo Los Compadres, compuesto por Rey Hierrezuelo y
Compay Segundo, la Orquesta Aragón, Beny Moré, Antonio Machín y muchos
otros. Finalmente, el 15 de junio de 1960 La Sonora Matancera decidió,
durante una gira en el exterior, quedarse en México. Un año después de
irse de Cuba firma contrato para actuar en el Palladium, y a partir de
entonces la voz de Celia, ya libre de las restricciones del localismo y de
las más recientes impuestas por el gobierno cubano, retumbó en todos los
rincones del planeta.
Fue
en esa época cuando conoció al trompetista Pedro Knight. Se casaron en
1962 y en 1965 él se convirtió en su representante. Es el momento en que
ella se lanza como solista al lado del percusionista Tito Puente, con quien
grabaría ocho discos.
Celia Cruz representa por sí sola una época inolvidable para la música
latina, en la que alternó con los grandes intérpretes del género: Johnny
Pacheco, Willy Colón, la Sonora Ponceña, La Fania All Stars, Tito Puente,
Willy Rosario, Ray Barreto y Gloria Estefan, entre muchos otros. Además
grabó con estrellas de otras latitudes como Dionne Warwick, Patti Labelle,
David Byrne y Wyclef Jean.
El escritor cubano Guillermo Cabrera Infante ha dicho de ella que
"está a la altura de Bessie Smith y de Billy Holiday, más allá de
Sarah Vaughan y de Ella Fitzgerald y de Nina Simone. No está nada mal para
una negrita que sólo quería ser soprano y cantar en la ópera".