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Ida Vitale, Premio FIL 2018: exilio y gratitud con México

lunes 26 de noviembre de 2018
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Ida Vitale
Ida Vitale agradeciendo los aplausos en la entrega del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, acompañada por Garça Fonseca, ministra de Cultura de Portugal, y María Cristina García, secretaria de Cultura de México, durante la jornada inaugural de la 32ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara, este sábado 24 de noviembre. Fotografía: Eva Becerra (FIL)

La 32ª edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se inició con la entrega, a la poetisa uruguaya Ida Vitale, de 95 años e integrante de la Generación del 45, del prestigioso Premio FIL en Lenguas Romances.

María Cristina García Cepeda, secretaria de Cultura del gobierno federal, entregó el galardón y en su discurso aseguró que el reconocimiento a Ida Vitale, “por su pasión por la escritura, que en sus lectores transformamos en universos habitables”, es también un homenaje “a una tradición de acogida de nuestro país”, pues la poeta estuvo en México alrededor de una década “para legarnos el rastro luminoso de su poesía”.

Posteriormente Ida agradecería a México, no sólo el galardón, sino darle la oportunidad de “leer y escribir de manera generosa”.

Comentó Ida Vitale que antes de llegar a tierras aztecas, México le dio a López Velarde, que para ella fue una revelación.

La secretaria de Cultura externó emotivamente: “Recibimos a Ida Vitale, escritora imprescindible, y le entregamos nuestro afecto y el merecido reconocimiento a su trayectoria, por el sonido de sus palabras, por engrandecer el idioma español, que se abre para sentir su voz poética”.

Ida evocó a dos personajes claves de la vida cultural mexicana; el Premio Nobel de Literatura 1990, Octavio Paz, “personaje universal que con un magisterio discretísimo y acogida generosa y magistral pero discreta, nunca afirmaba algo sin decir: ‘¿Están de acuerdo?’”. Para Ida, Paz no sólo fue un maestro, sino un humano generoso, y “gracias a él amé a México”.

Recordó también al recientemente fallecido Huberto Batis, de quien dijo: “Fue un espléndido jefe y maestro de periodistas que me acogió con infinita paciencia”.

Comentó la galardonada que antes de llegar a tierras aztecas, México le dio a López Velarde, que para ella fue una revelación. “López Velarde era un poeta que no tenía nada que ver con lo que yo había leído. A mí antes de llegar a México, como país generoso que me abrió las puertas, me llegó uno de sus productos más nobles: López Velarde, y caí rendida ante él”.

También se refirió a la importancia de las obras del Fondo de Cultura Económica (FCE) en su formación: “Toda la base de la enseñanza de los libros que debíamos leer venía de México; perdón si omito otras editoriales pero el FCE era lo que llegaba y era la base de la biblioteca que necesitábamos”.

La poesía de Ida indaga en la alquimia del lenguaje y establece un encuentro entre una exacerbada percepción sensorial de raíz simbolista, siempre atenta al mundo natural. Hace un tiempo, en una entrevista para un diario mexicano, le preguntaron si la poesía podría ser ese puente que nos une en medio de la desesperanza. Su respuesta: “Yo creo que sí. Por lo menos es una gran alegría cuando alguien repara en un poema”.

La escritora charrúa ha obtenido siete de los premios literarios más importantes en lengua española: 2009, Premio Octavio Paz; 2014, Premio Alfonso Reyes; 2015, Premio Reina Sofía; 2016, Premio García Lorca; 2017, Premio Max Jacob; 2018, Premio Feria Internacional del Libro de Guadalajara en Lenguas Romances, y 2018, Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes.

Ida sostiene que para ella la poesía nunca ha sido como una cosa exterior, aplicada, como algo que uno utiliza.

Al referirse al exilio, aseguró que éste se sufre de manera muy diversa y estratificada. “El exilio es un término muy complicado para mí, yo me exilié de mi país pero después me he seguido exiliando. Yo del Uruguay salí para vivir once años en México, después volví a Uruguay; volví a salir para Estados Unidos; entonces yo tengo el exilio de México, también en mayor grado del que tuve en Estados Unidos porque ahí tuve muchos amigos latinoamericanos”.

Ida sostiene que para ella la poesía nunca ha sido como una cosa exterior, aplicada, como algo que uno utiliza. “La poesía de otros sí, sin duda, leer poesía es como oír música, esa es una cosa que uno la hace esté dentro o fuera de una frontera, creo que si leemos con el estado de felicidad quizás nos guste más lo que estamos leyendo de otra manera, cada lector es él y sus estados”.

La poetisa uruguaya recibió el premio FIL y en unos meses más, en abril del próximo año, viajará a España a recibir el Cervantes, el Nobel de las letras en español. A Ida, paisana, colega escritora, exiliada casi permanente como ella se ha definido, quiero obsequiarle con mucha humildad, una de mis frases: “Hay caminos por trazar en el exilio de las palabras”.

Washington Daniel Gorosito Pérez
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