Publica tu libro con Letralia y FBLibros Saltar al contenido

William Pérez Vega: “La lucha por la justicia es parte de la poesía”

domingo 11 de junio de 2017
¡Comparte esto en tus redes sociales!
William Pérez Vega
William Pérez Vega: “Hay poemas que se me quedan amarrados a cada injusticia, a cada necesidad y clamor de la gente. Nunca podré escribirlos todos”.

William Pérez Vega (Puerto Rico, 1949) es poesía, sí, poesía militante, poesía necesaria ahora más que ayer. Oriundo de Comerío, formado en educación entre la Universidad de Puerto Rico y la Universidad Interamericana de Puerto Rico, es poeta, educador, compositor y activista. Al 2016 iba por el poemario publicado número 20; esperan otros más que ya tiene a flor de piel en su mesa de trabajo. Mucha de su obra poética circula por la libre en el ciberespacio. Y vuelvo y digo, su poesía es de esa que tanta falta nos hace. Pérez Vega nos ha dado respuesta a nuestras preguntas, trabajadas con el ánimo de que podamos conocer un poco más sobre su prolífico quehacer literario.

—Eres un poeta que a su vez es educador, compositor y activista. Eres miembro fundador de Poetas en Marcha. Veterano de la paz en Vieques, y de otras luchas sindicales, comunitarias, políticas y ambientales. Eres parte de un pueblo en resistencia. Si 34 años llevas en el salón abriendo caminos, más o poco menos llevas haciendo poesía al andar. Tu poemario más reciente es Sueños (2016). ¿De qué trató Sueños o trataban o tratan sus Sueños?

El libro más importante que he leído es el libro de la calle.

—Como maestro, en lugar de entregar medallas al cierre del curso escolar prefería reunir en un libro mis poemas sobre los estudiantes y las experiencias escolares y regalarlo en un poemario a cada alumno, donde ellos se vieran reflejados. El libro Sueños es uno de esos proyectos. Se trata de poemas salpicados de conciencia social y patriótica que de alguna manera forman parte de lo que sentimos y soñamos. Pero entiendo que la pregunta aplica mejor a libros como La muerte de los dioses, Por eso es el grito o Julia a flor de pueblo. Para mí cobra mayor relevancia Julia a flor de pueblo porque se trata de un diálogo con Julia de Burgos a través de la poesía. Nos han pedido su presentación en diversos puntos del país y ha tenido muy buena acogida. Es un rescate de la Julia combativa, proletaria, luchadora y revolucionaria, donde actualizamos a nuestra poeta poniéndola en las luchas y reclamos actuales. Por eso es el grito recoge las experiencias más relevantes de una lucha estudiantil en una escuela superior donde hubo represión, lucha, y donde al final el estudiantado cantó victoria. De la misma manera, en La muerte de los dioses trabajamos el caso de una lucha sindical donde aquellos que se comprometieron con unos principios incumplen y reniegan de ellos. Producciones como esas, entre otras, son mucho más representativas de mi trabajo poético.

—¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle? ¿Qué relación tiene esa colección con tu trabajo creativo y tu activismo entonces y hoy?

—Como maestro he dedicado la mayor parte de la vida a la defensa del derecho a la educación. La identificación con el estudiantado es muy cercana a esa lucha. Conocemos de primera mano las dificultades que enfrenta la escuela pública, sus carencias y las consecuencias de las mismas. Pero mucho más importante, conocemos a los responsables de dichas carencias y necesidades. Para mí, tanto la lucha social como la labor educativa son materia prima para la obra poética. Más allá del libro que mencionas, aquellas producciones que emanan de la experiencia en la calle al calor de las luchas sociales son más representativas del trabajo poético que hacemos ya que practicamos la poesía militante, cuyo contenido, aparte de interpretar la realidad, contiene propuestas de cambio. De hecho, al enfrentar la crisis a la que nos han llevado quienes tienen el poder estamos obligados a reaccionar continuamente. Por eso nuestra poesía más reciente está más allá de los libros publicados, en las redes sociales y sin publicarse formalmente. Estamos trabajando en ello.

—Si comparas tu crecimiento y madurez como persona, poeta, educador y activista entre la época que te gradúas de la Universidad Interamericana de Puerto Rico con tu época actual de poeta, educador y activista en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en tu trabajo creativo?

—Creo que hay grandes diferencias entre lo que producía en aquel entonces y la obra actual. La mayor preparación para la producción artística no arranca de los estudios o preparación académica formal. Nunca hice estudios formales ni me concentré en estudios literarios o hispánicos. Fui maestro de matemáticas del nivel elemental. La materia prima para nuestra obra poética o literaria es la lucha social en todas y cada una de las áreas del quehacer humano. Es decir, el libro más importante que he leído es el libro de la calle, del análisis social y político, de enfrentar el hambre, la miseria, las enfermedades, la falta de vivienda, la carencia y la violación de los derechos humanos y civiles fundamentales. Dentro de todo eso aprendes a identificar a los oprimidos y a los opresores. Aprendemos a planificar, a conspirar, si es que queremos tener por lo menos alguna posibilidad de cambiar esto. En esa dirección, la poesía es un instrumento muy importante para contribuir al cambio social que tanto necesitamos. Ahora, estamos muy claros de que hay intereses muy contradictorios. Si hay pobres, hambrientos, necesitados, marginados, oprimidos y explotados es precisamente porque hay ricos, gente que vive en la opulencia, gente que no tiene necesidades, un sector que controla todo, opresores y explotadores. No somos imparciales, estamos a favor de los pobres, de las marginadas y los marginados de siempre y, en mi caso, nuestra poesía y arte está al servicio de éstos. Esa experiencia es acumulativa y se da un proceso de maduración constante. Esa madurez y experiencia se refleja en mi poesía. En ese sentido mi poesía de ahora es muy diferente a la primera que produje. Ahora se refleja una mayor consistencia, mejor manejo del lenguaje y una definición mucho más a tono con lo que es nuestra vida como pueblo.

Debemos sacar la poesía y el arte de los museos y del ámbito académico, hay que educar haciendo.

—Combinas tu ideología con tus palabras. Tienes una veintena de poemarios desde Versos cotidianos (1987) hasta Sueños (2016). Parte de tu trabajo poético-creativo ha sido incluido en Poesía para ser cantada (1984), Nuevo decimario puertorriqueño (1989), El libro verde del Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico (2011), Versos a la libertad (2014), Amanecida: antología homenaje a Julia de Burgos (2014), entre otras antologías nacionales e internacionales. Don William, ¿cómo visualizas tu trabajo creativo con el de tu núcleo generacional de escritores o poetas y activistas con los que compartes o has compartido en Puerto Rico? ¿Cómo has integrado tu poesía a tu cátedra y activismo o tu cátedra y activismo a tu poesía?

—En mi caso, somos parte de Poetas en Marcha y nos identificamos con grupos como lo ha sido Guajana, con poetas como Corretjer, Julia de Burgos, Matos Paoli y otros en esa línea. Lo que planteo es que no basta con escribir sobre el amor, el paisaje, el río, el mar o las flores. Si no trascendemos la mera descripción o contemplación, llegará el momento en que perderemos todos esos escenarios y no tendremos sobre qué escribir. Seremos parte del olvido colectivo. Si queremos seguir contando con todos esos temas es imprescindible luchar por la defensa del paisaje, del río, del mar, y de la tierra donde nacen las flores. Tenemos que enfrentar a aquellos que han ido destruyendo el escenario para todos los amores. Es necesario rescatar, para la gente a quien la quieren dejar sin aire, sin agua, sin tierra y libertad, todos esos escenarios. En ese sentido, poesía y militancia, por lo menos para mí, están estrechamente vinculados. Debo aclarar, además, que la mayor parte de nuestra producción literaria todavía está sin publicar. Hay una buena muestra de ésta en las redes sociales, que son un medio ágil para divulgarla. Creo que como escritor y obrero no tengo los recursos económicos para publicar con agilidad. Por eso publico en las redes sociales. Aparte de que, si concebimos el trabajo poético como parte de los instrumentos en defensa de los oprimidos/as, es necesaria una reacción rápida ante cualquier problema que surja, como puede ser la Junta Fiscal, el caso de Oscar y Ana Belén, el depósito de cenizas en Peñuelas, la lucha de la UPR, el cierre de escuelas, el atropello al magisterio o a la clase trabajadora, entre otros. La poesía surge sobre el escenario de la lucha, es parte de la denuncia inmediata. Ha habido ocasiones en que ha habido arrestos mientras realizamos un recital o han llamado a las fuerzas de seguridad para presionarnos durante un recital. Si te fijas en mis trabajos, el poema incluye la discusión del problema y una propuesta sobre lo que podemos hacer. En ese sentido mi poesía no es fatalista, sino optimista, un llamado a dar la pelea y combatir a los enemigos del pueblo para reclamar el derecho a la felicidad. En la pregunta dices que combino mi ideología con mis palabras. Todo el mundo lo hace, porque creer que la poesía sólo debe ser contemplativa y no militante, es también parte de la ideología.

—¿Cómo concibes la recepción a tu trabajo creativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de tus pares?

—Creo que son bastante bien recibidos, tanto en Puerto Rico como en el exterior, por lo menos en aquellos lugares a los que hemos podido llegar. La poesía que hacemos capta la atención. Ocurrió en el Festival Internacional de La Habana, en Colombia, en Ecuador y dondequiera que vamos, incluyendo nuestro país. En Puerto Rico nos piden presentaciones en escuelas, manifestaciones, actos artísticos, luchas sociales, negocios, plazas y muchos otros lugares. En cuanto a la producción más reciente, percibo que es bien recibida por quienes la leen ya que es sobre temas inmediatos y muy actuales. Recibo comentarios de poetas de otros países que siempre son favorables. Mis limitaciones para dar a conocer el trabajo poético son las de cualquier obrero o trabajador: son fundamentalmente económicas. Recibo bastantes invitaciones a otros lugares, pero eso por un lado cuesta y, por otro lado, tengo que decidirme entre ir a otros lugares o luchar junto a la gente de este pueblo. No podría estar viajando mientras matan a mi pueblo. Creo que lo segundo es lo fundamental. Sobre este asunto, creo que debemos sacar la poesía y el arte de los museos y del ámbito académico, hay que educar haciendo. Si logramos que la gente se reconozca a través de la poesía, en algún momento iremos formando a la gente para que aprecie la poesía como algo que también le pertenece. Debo contarte además que varios de mis trabajos han sido musicalizados y aparecen en algunas producciones discográficas, lo que constituye otra vía para lograr aceptación de la obra poética.

—Sé que eres de Comerío, Puerto Rico. ¿Te consideras un poeta puertorriqueño o no? ¿O, más bien, un poeta, sea este puertorriqueño o no? ¿Por qué?

—Soy puertorriqueño y poeta. Sin embargo, no podemos quedarnos en el entorno cercano. Respondemos a necesidades e interrogantes inmediatas, a medio y largo plazo. Como hemos indicado, esa problemática social e individual que vivimos a diario constituye la materia prima para la poesía. Pero también trabajamos temas internacionales y universales. En ese sentido no veo contradicción alguna. Creo que la patria somos los pobres, que sólo tenemos el pequeño lugar donde vivimos y echamos raíces aquí. Los ricos no tienen patria. Ante cualquier cosa, pueden irse a su casa en China, en Argentina o en el Polo Norte. Ellos no tienen raíces. Están donde puedan obtener ganancias y le saquen el vivir a los desposeídos. Fíjate que los ricos viajan, pero los pobres emigran. Eso quiere decir que, en el caso de los pobres, hay unas condiciones económicas y sociales que los obligan a irse y eso les duele. Es como un destierro. En el caso de los ricos, ellos viajan y se lo gozan. Hoy están aquí, mañana allá, luego en otro lugar y regresan cuando se les antoje. Los pobres no. Somos diferentes ante la vida y también ante las leyes. Aquí la democracia es una falsedad, es algo así como una vitrina rota, sucia y dolorosa. Incluso, hay gente que se encarga de convertir la injusticia en ley y son los que gobiernan y cobran por eso. Al reflejar eso en mi poesía, pues soy poeta de aquí. Pero eso ocurre en el planeta, pues entonces soy también internacionalista. Siempre he creído que la mejor manera de apoyar y practicar el internacionalismo es fortaleciendo las luchas y la expresión poética que emana de las mismas aquí en Puerto Rico. No podemos hablar de la injusticia en China o del atropello a la mujer en el Lejano Oriente si aquí en Puerto Rico nos hacemos de la vista larga ante esos mismos problemas. Si apoyo el socialismo en Cuba o la revolución bolivariana del pueblo venezolano, no creo que sea muy consistente si en Puerto Rico voto o apoyo los gobiernos que son responsables de la explotación capitalista, que son quienes han gobernado hasta el presente.

—¿Cómo integras tu identidad étnica y tu ideología política con o en tu trabajo creativo y tu formación en educación?

Si te limitas a mirar o a describir es equivalente a dejar las cosas como están. Es más, estás perpetuando la injusticia.

—Creo que defino mejor las cosas desde el punto de vista clasista, no étnico. Hay explotadores en todas las etnias y también explotados. Como parte de la clase obrera trato de entender las relaciones entre las clases sociales, explicarlas y dar los pasos para cambiar aquello que entiendo es injusto e incorrecto. Así como hay gente que escribe sobre las cosas que ve y se quedan en la contemplación, escriben sobre el paisaje, la mujer o el amor, pero no asumen su defensa. Incluso que hay quienes pueden escribir sobre las causas justas y las luchas de la gente, pero no militan por esas causas. No podemos quedarnos en el simple verso, hay que poner en práctica aquello sobre lo que escribimos, aun a riesgo de nuestra propia vida. No debemos aspirar a ver el cambio por televisión. Escribir sobre la justicia y la felicidad es muy fácil. Llevar eso a la práctica es un poco más difícil. Sin embargo, esa práctica le da valor a lo que escribes. Es algo así como la praxis de la que nos hablara Pablo Freire, pero en la poesía y el arte. O como lo que encontramos en algunos libros religiosos: “la fe sin obras es una fe ciega”. Creo que hay que escribir, pero más que escribir, hay que hacer. Teoría y práctica, práctica y teoría, en esa espiral ascendente logramos la madurez y la posibilidad del cambio. Esa realidad es el libro que debemos aprender a leer para escribir páginas nuevas.

—¿Cómo se integra tu trabajo creativo a tu experiencia de vida como estudiante antes y después de tu paso por la Universidad de Puerto Rico y la Universidad Interamericana de Puerto Rico? ¿Cómo integras esas experiencias de vida en tu propio quehacer de poeta, educador y activista hoy?

—No creo que dicha universidad privada contribuyera mucho al desarrollo de esa capacidad creativa. Sí es cierto que uno adquirió ciertos conocimientos técnicos sobre la educación, sobre matemáticas o sobre otras materias. Esos conocimientos pueden quedarse almacenados. Pero cobran importancia cuando formas parte de las luchas sociales, cuando los aplicas para adelantar el cambio social. Tienen importancia si aprendes a aprender por tu propia cuenta, si lo conviertes en instrumento para lograr algo. ¿Qué implica eso? Sabemos lo que es la justicia, la belleza, el amor, lo correcto. Pero si te limitas a mirar o a describir es equivalente a dejar las cosas como están. Es más, estás perpetuando la injusticia. La justicia no es tal si no se vive, se comparte y se practica. Eso puede ser peligroso porque te lleva a enfrentar las fuerzas que pretenden mantener las cosas como están. Pero aun así, vale la pena el riesgo. De mi parte estoy a favor de los buenos y haremos lo que sea con tal de que prevalezcan. Lo demás no tiene sentido. Creo que algo de lo que adquirí en esas universidades debe reflejarse en mis trabajos, pero no es determinante. Aprendo más de la UPR con la lucha actual que en muchos de sus cursos. Producimos la poesía a partir de la cotidianidad y la experiencia. Esa defensa de lo que realmente tiene valor es la mejor escuela. Claro que es útil lo que se aprende en las universidades, pero tiene más sentido si puedes aplicarlo para adelantar las causas del pueblo.

—¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a tu trabajo creativo y a la temática poética del mismo? ¿Cómo ha variado?

—Percibo que cada vez son mejor recibidos mis trabajos. Hay un sector importante que nos sigue y que nos pide que participemos de sus actividades en diversos puntos del país. Creo que se debe por un lado a que uno va madurando, superando deficiencias, aprendiendo nuevas formas de expresar la realidad y lo que sentimos. Por otro lado, entiendo que había un espacio sin ocupar. Ese espacio corresponde a la poesía de conciencia social y creo que estamos logrando que vuelva a cobrar fuerza e importancia. A mucha gente le gusta cuando escribimos poesía sobre la Junta Fiscal, sobre el cierre de escuelas, sobre la mujer o sobre las luchas de la clase trabajadora. Llenar ese espacio es importante. Creo que este tipo de poesía va logrando cada vez mayor aceptación. En un momento histórico como el de hoy, cuando los grandes intereses han empujado al pueblo hasta una crisis abismal, habrá diversas formas de reaccionar, responder y plantear salidas. La poesía es una de ellas. Podemos hacer poesía excelente con estos temas. Los y las poetas debemos optar por ese camino.

—¿Qué otros proyectos creativos tienes pendientes?

—Pues te decía que la mayor parte del trabajo poético o literario está sin publicar. Pronto estaremos presentando un poemario sobre el café y el jengibre siempre salpicado de conciencia social, algo de erotismo y otros ingredientes. Creo que tenemos material para más de una docena de libros sobre temas diversos: Vieques, la mujer, personajes, lucha del magisterio, el trabajo diario, la cotidianidad, un libro de cuentos, poesía infantil y otros tantos. Los iremos descolgando a medida que maduren. Eso será pronto. Mientras eso ocurre, seguimos haciendo presentaciones en escuelas, teatros, salas, luchas sociales y en plena calle. Ambos desarrollos se complementan. Entre hacer poesía y luchar por las causas justas, la lucha es prioridad. Pero si puedes juntarlas, debes hacerlo, aunque te cueste. Hay poemas que se me quedan amarrados a cada injusticia, a cada necesidad y clamor de la gente. Nunca podré escribirlos todos. Tal vez entre esos que nunca nacen están los más bellos. Por eso la lucha por la justicia es parte de la poesía. De lo contrario, la poesía no tiene sentido.

Wilkins Román Samot

¡Comparte esto en tus redes sociales!
correcciondetextos.org: el mejor servicio de corrección de textos y corrección de estilo al mejor precio