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The Night y la ineluctable simultaneidad del duende que dicta

sábado 11 de marzo de 2017
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“The Night”, de Rodrigo Blanco Calderón
Disponible en Amazon

The Night, la primera novela del venezolano Rodrigo Blanco, comienza con una referencia a la ciudad de Caracas, que se asemeja a un hormiguero, cueva y laberinto en un mismo instante. Es una novela de una gran complejidad, que trasciende esa continuidad que pareciese extender sus tentáculos en la novela venezolana, y que fue cuestionada en el año 2013 por Vicente Lecuna, caracterizada por un deseo de encontrar razones y justificaciones para explicar la situación política venezolana desde la literatura (Lecuna; 2012: 155).

Quisiera proponer que estamos buscando en el lugar equivocado, en la literatura, cosas que se han perdido en otra parte, en el fragor de la lucha política (Lecuna; 2012: 155).

Es una novela construida a manera de un rompecabezas de múltiples y diminutas piezas, estrechamente vinculadas, aunque preferiría describirla como un viaje por las penumbras de la ciudad, por esa sombra que pareciese impregnar las historias que surgen desde su lado oscuro.

Una de las características de The Night es la intertextualidad que implica un diálogo con obras como el poemario Oír a Darío, de Darío Lancini, y con otras de Rodrigo Blanco como Una larga fila de hombres y Los invencibles.

Una larga fila de hombres fue obra ganadora del Concurso de Autores Inéditos de la editorial Monte Ávila, y uno de los personajes pertenecientes al cuento del mismo nombre y a “Uñas asesinas” también es uno de los personajes de la novela The Night.

Mi tío Miguel trabaja con todas las vejaciones perpetradas en buena parte del país, su rutina es aquella que precisamente rompe la rutina, la muerte y la violencia (Blanco; 2005: 110).

Ha visto casi todos los casos impactantes que recuerda la memoria colectiva-delictiva venezolana (Blanco; 2005: 110).

The Night evoca la teoría del caos de Ilya Prigogine; sin embargo, detrás de ese aparente desconcierto existe un orden que el lector debe descubrir. Está presente en The Night como en toda obra de ficción una ciudad imaginada, que establece vínculos muy estrechos con la ciudad real, y en ocasiones la realidad pareciese superar a la ficción.

La integración de la sombra comienza cuando, en lugar de seguir proyectándola, se admite su existencia, como sucede en The Night.  

Argenis Monroy, al referirse al panorama de la novela negra venezolana contemporánea, considera la existencia de una delincuencia avasallante que desborda los límites del orden y normalización ciudadana (Monroy; 2013: 147); sin embargo, qué sucede cuando los representantes de ese círculo elitista al que se refería Ángel Rama en La ciudad escrituraria, que representan la majestad del poder, la élite de la ciudad letrada, quienes con su verborrea o logorrea proclaman su pseudomoral, son manejados por los hilos de su lado oscuro, por ese intruso maleante o personaje funesto al que se refería Jung con relación a la sombra.

La sombra es un arquetipo o representación fundamental del inconsciente personal y colectivo, que incluye lo que se considera como inferior, desagradable, inferior o vergonzoso (Schmoller; 2007: 35).

La sombra es lo opuesto de la máscara, que es la proyección de una imagen deseada; la integración de la sombra comienza cuando, en lugar de seguir proyectándola, se admite su existencia, como sucede en The Night, y que se distancia de esa utopía idílica representada en “Cáscaras”, de la novela de Antonieta Madrid titulada De raposas y de lobos, y que a pesar de una diferencia aproximada de dieciséis años en la publicación de ambas obras, pareciese que el azar del destino estableció un vínculo muy estrecho entre ambas novelas, y surge la interrogante de si la ficción precede a la realidad o la realidad se transforma en ficción; es posible que exista entre ambas un vínculo dinámico, y sería compleja una respuesta a esa interrogante.

Dicen que la ciudad de Cáscaras es la Ciudad de Todos. No hay racismo ni xenofobia, ni clase alguna de discriminación.

En la Ciudad de Todos el agua brota libremente, mientras el río Donaire se va tiñendo con los colores del crepúsculo, y entonces son azules y rosados y amarillos con toques naranjas y pálidos ocres. En la Ciudad de Todos, el arcoíris se ve reflejado en los cristales de los inmensos edificios. Cáscaras, una ciudad para querer (Madrid; 2000: 19).

La sombra es un elemento presente en The Night en las casi trescientas páginas que conforman la novela, y como la misma canción del grupo Morphine que sirve de título para la novela, es todo lo que no se puede ver.

A little girl lost in the woods, you are a folk tale, the unexplainable.
Una niña perdida en el bosque, una leyenda, lo inexplicable.

You’re the night, Lilah. You’re everything that we can’t see.
Eres la noche, Lilah. Eres todo lo que no podemos ver.

En The Night se produce una transmutación de la violencia; no es el delincuente comúnmente reseñado en los medios de comunicación social, es el letrado transmutado en sombra, en oscuridad, que trasciende ese “poder malandro” al que se refiere Argenis Monroy al analizar la novela negra venezolana contemporánea; es el letrado transmutado en oscuridad y violencia. Es una de las razones para que Matías Rye, uno de los personajes de The Night, quien tiene la intención de escribir una novela policial con el título de la canción del grupo Morphine, experimente dudas con relación con su proyecto:

En este país, escribir novelas policiales es un acto inverosímil, condenado al fracaso (Blanco; 2016: 14).

The Night permite desde la ficción aproximarse a un modo particular de sociedad caracterizado por la presencia del caos en cualquier dinámica social, y Prigogine, uno de los propulsores de la teoría del caos, estaría sorprendido en ese mundo al revés presente en The Night.

El caos siempre es consecuencia de inestabilidades (Prigogine; 1999: 14).

Argenis Monroy, al referirse a la novela negra venezolana, la considera reflejo de una realidad difusa, confusa, heterogénea, híbrida, mutable. Caracas es un laberinto poseído por el mal, y en esa dinámica signada por el caos y la incertidumbre los seres que transitan por los caminos de la ficción, pero también los del mundo real, pareciesen estar condenados a vagar sin un rumbo definido.

En The Night se produce una ruptura con la visión tradicional del sujeto delincuente, y la literatura permite expresar la realidad social del país; sin embargo, en Venezuela se presenta una situación muy particular, la realidad supera la ficción, y las situaciones más inverosímiles forman parte de la cotidianidad. Leibniz estaría bastante sorprendido al proclamar que este es el mejor de los mundos posibles, y encontrarse con una dinámica signada por el caos y la incertidumbre.

The Night es la ciudad de las sombras, parecida al infierno de Dante, especie de simulacro cuyos modelos se desvanecen en la corrupción y la perversión, y un ejemplo es Montesinos: “Ex rector de la universidad más prestigiosa del país, el fundador en esa casa de estudios de las escuelas de Psicología y Artes” (Blanco, 2016: 44), o el hijo de un connotado intelectual venezolano, Camejo Salas, quien secuestra a una joven, la viola, la tortura y le arranca el labio superior (Blanco; 2016: 54).

La ciudad se transforma en un laberinto de aguas descompuestas, que asedia cada uno de los espacios de la ciudad; es el Guaire, que invade con sus mefíticas aguas los espacios citadinos.

Miguel Ardiles, en “Una larga fila de hombres”, se dice a sí mismo: “Esta ciudad se jodió” (Blanco; 2005: 13), y para 2016, en The Night, es posible que tenga la misma opinión.

Miguel Ardiles se aproxima desde su visión como psiquiatra al lado oscuro de la ciudad, donde coexisten personajes como Matías Rye, quien dicta talleres de escritura; Pedro Álamo, quien ganó el concurso de cuentos de El Nacional; Margarita Lambert, una de las participantes del taller.

En un diálogo que surge entre Ardiles y Matías Rye surge la referencia a Pedro Álamo, quien participa en el taller de escritura creativa de Matías. Pedro Álamo sufre de ataques de pánico, razón para que Matías plantee la posibilidad de una cita con el psiquiatra Miguel Ardiles.

—¿Qué tengo que ver yo con eso?

—Hemos llegado a ser casi amigos. Le di el número de tu consultorio privado. ¿Puedes abrir un hueco en tu agenda para el lunes? Álamo está sufriendo ataques de pánico (Blanco; 2016: 17).

Los personajes Pedro Álamo y Sara Calcaño también aparecen en otro de los cuentos de Rodrigo Blanco, “El biombo”, que narra la historia de un enigmático escritor (Pedro Álamo), quien gana un concurso literario con el cuento “Obmoible”, que a la inversa se lee “El biombo”, que es el nombre del cuento de Rodrigo Blanco, perteneciente a Los invencibles.

Pudiera interesarte, quizás, una versión de esa historia; el reverso de esa historia, titulada “El biombo”, que hizo un joven narrador llamado Rodrigo Blanco (Blanco; 2016: 20).

En la entrevista de Pedro Álamo con Miguel Ardiles, el psiquiatra forense, se revelan algunos aspectos interesantes de su vida, su aversión a los motorizados, los obstáculos del matrimonio con Margarita, su esposa fallecida y su obsesión con los palíndromos, frases que se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda.

¿Margarita? ¿Mi esposa? Ella murió. Me la mataron hace años (Blanco; 2016: 23).

Margarita es el nombre de otra de las participantes del taller de Matías Rye.

Así se llama una muchacha del taller (Blanco; 2016: 25).

Pedro Álamo considera el lenguaje como una especie de fluido, una variedad de electricidad neuronal. Pedro Álamo se incorpora al taller literario de Matías Rye, no por una motivación intelectual sino por la razón de conocer mujeres.

La última en presentarse, quien cerró el circulo, fue una muchacha. Era robusta sin dejar de ser hermosa. Dijo que estudiaba Psicología y Letras. Practicaba kick boxing. Se llamaba, se llama todavía, Margarita (Blanco; 2016: 61).

La novela The Night de Matías Rye tiene como uno de sus personajes a un psiquiatra que viola y mata a sus pacientes.

El modelo es el doctor Montesinos: personificación del psiquiatra nacional, intelectual de referencia los domingos, rector de la Universidad Central de Venezuela, ex candidato a la presidencia (Blanco; 2016: 25).

Una de las características de la posmodernidad es el derrumbe de los íconos representativos de la modernidad. Montesinos es uno de esos íconos, rector de una importante universidad venezolana, y en cuya autobiografía pareciesen entremezclarse la ficción y la realidad; es un personaje que pareciese estar dotado del don de la ubicuidad, estar en todas partes para aconsejar a políticos o intelectuales.

En The Night la palabra adquiere un sentido particular vinculada con el destino de cada “ser”, de cada individuo.  

La ciudad de Caracas es un laberinto de muertes y asesinatos cuyos cadáveres son encontrados en Parque Caiza; uno de esos cuerpos fue el de Rosalinda Villegas, paciente del doctor Montesinos que escribió el blog Princesas Ana y Mía.

En el perfil de la bloguera está Rosalinda con lentes de disfraz y saca la lengua.

Rosalinda se burla de la vida, de su propia muerte (Blanco; 2016: 37).

El doctor Montesinos seduce a Rosalinda, se enamora y luego comienza a marcar distancia (Blanco; 2016: 43).

El cadáver de la joven fue encontrado en Parque Caiza con una contusión cerebral; Montesinos se presenta ante las cámaras y llega al cinismo de desestimar la posibilidad de una condena en su contra, debido a su edad, y la posibilidad de utilizar ese tiempo para leer.

A lo que Montesinos responde, con una gran sonrisa de confianza, o que busca aparentar confianza, que él tiene una vastísima biblioteca en su casa. Quizás me decida a cumplir sin interrupciones mi vocación más secreta: escribir (Blanco; 2016: 70).

La intención de Matías Rye es la posibilidad de una novela que se incluiría en la categoría del realismo gótico, que establecería como obras referenciales las novelas Boquerón, de Humberto Mata, y Criaturas de la noche, de Israel Centeno, y los acontecimientos que se suceden en la ciudad de Caracas formarían parte de ese realismo gótico.

En The Night la palabra adquiere un sentido particular vinculada con el destino de cada “ser”, de cada individuo, es la sincronicidad relacionada con un significado oculto de la palabra, de una manera similar al I Ching o el tarot. La palabra adquiere un sentido oculto, mágico, como la palabra “abracadabra”, a la que según Eliphas Lévi le atribuían virtudes extraordinarias (Lévi; 2004: 169).

El lenguaje preexiste al habla. Es un órgano, o un tejido, o una célula constitutiva del cuerpo humano (Blanco; 2015: 47).

Pedro Álamo es seguidor de la teoría de los anagramas de Saussure, y el título del cuento ganador del concurso de cuentos de El Nacional es resultado del azar, y las letras extraídas de un juego de Scrabble determinan el nombre del cuento de Pedro Álamo, “Obmoible”.

La palabra “Obmoible”, al leerla en sentido inverso, se obtiene la expresión “El biombo”, que se relaciona con un episodio durante su período de estudiante en la Escuela de Letras, que fue su relación con Sara Calcaño, estudiante de letras y participante del Miss Venezuela.

Existe la posibilidad de aproximarse a la historia de Sara Calcaño en el capítulo 6, titulado “Onomatomancia”; sin embargo, el cuento titulado “El biombo”, perteneciente a Los invencibles, también suministra algunos detalles acerca de Sara Calcaño.

De la Calcaño yo sabía lo que sabía todo el mundo. Al menos las dos partes disímiles que conformaban su historia. Sabía que ella, en el 78 o en el 79, había participado en el Miss Venezuela y sabía que después, en su etapa de estudiante de letras, fundó un selecto y envidiado taller de poesía que sesionaba en su casa, al azar de su deseo (Blanco; 2007: 39).

El taller de poesía estaba integrado por doce personas entre hombres y mujeres.

Sarita corrió el biombo y sus rituales, junto con la luz de la lámpara, se fueron apagando (Blanco; 2004: 64).

Sara Calcaño ingresaría a la sala de reuniones del decanato con la excusa de solicitar un derecho de palabra, y leyó un manuscrito escrito por Pedro Álamo, se quitó la ropa y fue expulsada de la universidad.

Entre el azar del juego de Scrabble y la palabra “Obmoible” (“El biombo”) del apartamento de Sarita, y el vínculo de Pedro Álamo con la hermosa joven, existiría una especie de causalidad no fáctica que vincula hechos aparentemente inconexos o no vinculados con una relación causa-efecto. En The Night coexisten, en una especie de laberintos narrativos, historias paralelas que permiten aproximarse a intelectuales venezolanos como Darío Lancini, Antonieta Madrid y Oswaldo Trejo, entre otros.

Estas historias paralelas son uno de los elementos más importantes presentes en The Night, debido a que la ficción no exclusivamente tendría una importancia estética sino epistemológica, y desde está vertiente existe la posibilidad de aproximarse a la obra poética de Darío Lancini que es trascendental en la trama de The Night.

Soñar con la vida de un tal Darío Mancini, que es casi lo mismo que Lancini, pero no, dice mucho sobre mi propia vida (Blanco; 2016: 81).

La sincronicidad, el orden detrás del aparente azar, convergen en el laberinto narrativo de The Night. Soñar con la vida de un tal Darío Mancini o Lancini, un encuentro fortuito de Pedro Álamo en la librería El Buscón con una señora elegante y hermosa (Antonieta Madrid), quien le presenta a su esposo, Darío Lancini, y que sería uno de los tres jurados que premiaron el cuento de Álamo.

Antonieta Madrid fue uno de los tres jurados que premió mi cuento (Blanco; 2016: 85).

Esta coincidencia, cuyo símbolo era aquellas dos manos posadas como el azar sobre un mismo libro, lo conformaba una vez más el fundamento real del vasto sistema de signos e intuiciones que había sido su vida (Blanco; 2016: 85).

Una pregunta que se hace el psiquiatra Miguel Ardiles es: “¿En qué momento nos acostumbramos a vivir en la oscuridad?” (Blanco; 2016: 91).

Las fallas eléctricas, la violencia, el caos, generan mecanismos adaptativos. “¿Cómo se había dado la adaptación? ¿Cuál había sido el mecanismo?, se preguntaba Miguel. No se trataba de un desarrollo de una visión nocturna. Era más bien un sentido del desastre, que nos llevaba a trazar parábolas violentas y accidentadas si la noche nos sorprendía en la calle” (Blanco; 2016: 92).

Entre las microhistorias importantes presentes en The Night están las relativas a la vida del poeta Darío Lancini y la relacionada con Oswaldo Barreto Miliani, dirigente de izquierda, graduado en derecho en la Sorbona, ex guerrillero, quien aparece mencionado en unos cuadernos de Pedro Álamo que hacen referencia a Darío Lancini y a aspectos significativos acerca de su obra poética, quien aparentemente toma la decisión de suicidarse en la India, en un lugar llamado Maharashtra, cuando realizaba una investigación sobre una ola de suicidios; sin embargo, era una falsa información, debido a que Álamo deambula por las calles en la indigencia, acompañado de la otrora hermosa Sara Calcaño.

Miguel Ardiles indaga acerca de los personajes descritos por Álamo en su manuscrito con la finalidad, según Ardiles, de suministrar a un hijo de Álamo proveniente de Santa Elena de Uairén un “espejo donde contemplar algunos rasgos de su padre” (Blanco; 2016: 107).

Además de las microhistorias relacionadas con Oswaldo Barreto y Darío Lancini, destacan las vinculadas con Antonieta Madrid que evocan algunos episodios de la novela experimental Ojo de pez, como su interés por la lectura, la biblioteca del padre, su parentesco con importantes familias de los Andes.

—Ahí viene el circo —decía la abuela cuando veía el auto de Oswaldo entrar al estacionamiento de las residencias Valencia (Blanco; 2016: 146).

El circo lo conformaban Verónica Dennis, la gigante; Josué González, el enano; Oswaldo Miliani, el tísico, y Darío Mancini, el bigotudo (Blanco; 2016: 146).

En el laberinto narrativo de The Night está presente la dialéctica entre Eros y Tánatos en la relación entre Gonzalo y Margarita, la participante del taller literario, quien fallece asesinada por su pareja.

A la madre de Margarita nunca le gustó Gonzalo (Blanco; 2016: 207).

Matías Rye crearía en la red un grupo que denominó “Criaturas en la noche”, que evoca el título del libro de Israel Centeno del mismo nombre, y entre los miembros del grupo se encontraban dos chicas y un chico gótico, un señor y una señora.

El par de viejos afiliados, un señor y una señora, producían una lástima pavorosa (Blanco; 2016: 215).

Matías Rye invitaría el sábado 3 de julio a un funeral en honor de Mark Sandman, el cantante del grupo Morphine, y cuenta la historia del cantante alrededor de una pira.

Aquella velada fue su consagración como confabulatore nocturni. Al arribar al concierto en las afueras de Roma, el 3 de julio de 1999, les hizo sentir el rayo que partió en dos el pecho de Sandman (Blanco; 2016: 281).

Un grito en la soledad de la noche dispersó al grupo y Matías observó a dos mujeres asesinadas, y cuyos cuerpos fueron calcinados. Una de las mujeres era Margarita Lambert, quien formaba parte del taller literario de Matías, y la otra mujer, su madre.

Gonzalo, el novio de Margarita, sería el responsable de los asesinatos, y Matías se enteró, por intermedio de Ardiles, de que habían sido asesinados en Parque Caiza.

La víctima era depresiva, con rasgos psicóticos, paciente de un médico psiquiatra que era amigo de un escritor menor que daba un taller de escritura creativa, al que asistía un publicista misterioso que al parecer tiene relaciones con la víctima, quien también asistía a dicho taller, la noche antes de su muerte y que desapareció al día siguiente, para reaparecer meses después, vía correo electrónico en la India (Blanco; 2016: 285).

Afuera la calle seguía oscura. Como un túnel, una cueva y un laberinto (Blanco; 2016: 286).

Esa ineluctable simultaneidad del duende que dicta configura parte del laberinto narrativo de la novela The Night; existe una dialéctica realidad-ficción.  

The Night es la ciudad de la sombras, es una novela laberinto, debido a que establece múltiples vasos comunicantes con acontecimientos pasados y escritores representativos de la intelectualidad venezolana, y a pesar de corresponder a una obra que se aproxima a una Caracas sumida en la oscuridad y la violencia, uno de sus grandes valores literarios es la posibilidad de aproximarse a personajes de nuestro acontecer literario nacional como Darío Lancini y Antonieta Madrid, y devela además cómo en esa Caracas oscura, siniestra, se derrumban los antiguos pilares de la modernidad, como sucedió con uno de los personajes de la novela, el doctor Montesinos.

En la novela De raposas y lobos, de Antonieta Madrid, se hace referencia al “duende que dicta”, que emerge de las páginas de un libro que eventualmente se lee, de una conversación, de algún recuerdo, y sin la intervención de este duende que dicta, que se puede llamar revelación o iluminación, la escritura resultaría plana, vacía; celofán de este “duende que dicta”, es la aproximación a un tiempo literario, que es un tiempo sin pausas, arbitrario, pero siempre sabio (Madrid; 2000: 99-100).

Es la ineluctable simultaneidad. Es el work-in-pro­gress. Es la obra en movimiento. Es el duende que dicta… (Madrid; 2000: 100).

Por esa característica de la simultaneidad he elegido el término sincronicidad, para designar con él un factor de explicación hipotético que es equiparable a la causalidad (Jung; 2004: 430).

Esa ineluctable simultaneidad del duende que dicta configura parte del laberinto narrativo de la novela The Night; existe una dialéctica realidad-ficción y, aunque desde el espíritu de la modernidad tradicional se consideran entidades separadas, existe entre ambas un vínculo estrecho atemporal, y es motivo de reflexión si la ficción no pudiese anteponerse a la realidad.

Uno de los personajes de The Night, el doctor Montesinos, establece un vínculo curiosamente similar con un personaje, el doctor Morichal, descrito por la escritora Antonieta Madrid, también personaje de The Night, en la novela De raposas y lobos, y a pesar de los dieciséis años transcurridos entre ambas novelas pareciese que este vínculo todavía está presente.

Otras veces me dedico a observar al doctor Morichal cuando persigue a las enfer­meras más jóvenes. Las acorrala en el cuarto de las historias médicas, contra el armario de los archivos azules, y otras veces en su propio des­pacho. Puedo escuchar las risas y los grititos ahogados de las niñas, como consecuencia de los agarrones, mordiscos y pellizcos que el vie­jo lanza a diestra y siniestra. Y pensar que este doctor forma parte del Grupo de los Honestos, los que se proponen “componer el país y en­rumbarlo por nuevos derroteros…”. El doctor Morichal pertenece al equipo de “probos ciu­dadanos que van a tomar las riendas del Potro de la Reforma…”, según declaraciones de un poeta-astro, en la prensa de Cáscaras (Madrid; 2000: 170).

Una reflexión acerca de la escritura presente en De raposas y lobos es que los personajes literarios terminan ocupando el lugar de los modelos vivientes que los inspiraron y les dieron vida en el papel, y el escritor simularía ser cada uno de los personajes al desdoblarse y al calcarlos de los modelos vivientes (Madrid; 2000: 178).

The Night es una novela laberinto que establece vínculos con el pasado, el presente y posiblemente el futuro, y es una novela que trasciende la simple narración de un conjunto de historias; a través de sus páginas se tiene la posibilidad de aproximarse al quehacer intelectual de algunos de los grandes personajes de la literatura venezolana, y desde su lado oscuro al derrumbe de los íconos de la modernidad.

The Night es, evocando un párrafo de “Sotto voce”, perteneciente a Seres cotidianos, de Stefania Mosca:

Es la ciudad, no hay dónde huir. La pureza desaparece a cada instante, los límites se estrechan y se sitúan en el contorno de un mutante (Mosca; 2015: 22).

 

Bibliografía

  • Blanco Calderón, Rodrigo (2005). Una larga fila de hombres. Caracas: Monte Ávila Editores.
    (2007). Los invencibles. Caracas: Editorial Random House Mondadori.
    (2016). The Night. Caracas: Editorial Madera Fina.
  • Jung, Carl Gustav (2004). La dinámica de lo inconsciente. Madrid: Editorial Trotta.
  • Lecuna, Vicente (2012). “Narrativa y paranoia en Venezuela”. En: Voz y Escritura. Revista de Estudios Literarios; 20: 151-161.
  • Lévi, Eliphas (2004). Dogma y ritual de la Alta Magia. Buenos Aires: Kier.
  • Schmoller, Alicia (2007). La sombra: cómo iluminar nuestros aspectos ocultos. Primera edición. Buenos Aires: Editorial Kier.
  • Madrid, Antonieta (2000). De raposas y lobos. Caracas: Editorial Alfaguara.
  • Monroy, Argenis (2013). “Ajuste de cuentas: panorama de la novela negra venezolana contemporánea”. En: Voz y Escritura. Revista de estudios Literarios; 21: 147-176.
  • Mosca, Stefania (2015). Seres cotidianos. Caracas: Editorial Fundarte.
  • Prigogine, Ilya (1999). Las leyes del caos. Barcelona: Editorial Crítica.
Fernando Guzmán Toro
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