

Filamentos
Alfredo Gómez Gil
Poesía
Editorial Manuscritos
Madrid (España), 2019
ISBN: 978-84-949505-5-1
126 páginas
El 14 de mayo el salón Príncipe del Casino de Madrid se engalanó para asistir a la presentación de la obra Filamentos, hermoso libro de poemas escrito por el poeta alicantino Alfredo Gómez Gil.
Nunca una voz tan cálida y sugerente, rota muchas veces por la emoción, ungida en otras ocasiones por la pasión y la sensualidad, hizo que todo el salón vibrara estremecido con los versos de este gran poeta que camina pisando fuerte con los pies en la tierra, pero con los ojos fijos en las estrellas.
Y fue en esa tarde primaveral cuando me topé de bruces con una poesía nueva, fuertemente entroncada en la vida misma, en el acontecer de las cosas pequeñas que nos marcan a diario, descritas con la mirada penetrante del que sabe profundizar en el cuerpo y el alma de las personas y de las cosas, para extraer de ellas su verdadera esencia, que unas veces tiene el sabor dulce del néctar y otras la amargura de la hiel. Pero es en esta dicotomía donde Alfredo encuentra el sentido de la vida y la de su “yo” más íntimo, para después transformarlo todo en poesía:
Absuelto el pecado de entregarte
entregarte lo que el cierzo me donó:
ojos impertérritos al gesto
labios redondeados al verso
olfato abriéndose en sonrisa
oídos ansiosos de suspiro
tórax repleto de indulgencia.
Así, han ido brotando de su pluma poemas bellísimos, porque el autor de Filamentos es, ante todo, un ser fieramente humano y profundamente divino, por la hermosura que desprenden sus versos.
Toda su obra está inmersa en un resplandor puro y diáfano que hace que sus sentidos afloren y se desborden en un canto embriagador que arrasa todo lo que encuentra a su paso contagiando su entusiasmo y vitalidad.
Sin embargo, es en su encuentro con la amada donde realmente va a sentirse transformado por esa fuerza inconmensurable que todo lo hace más sublime:
Amando supe la calidad del tacto
como tú conociste del amor la mía
amando producimos constante el aleteo
y amando proseguiré tu sempiterna partitura.
Y es que el amor tiene una presencia fundamental en sus versos, en los que irrumpe como un sentimiento hondo, pletórico y avasallador con ese toque sensual y en ocasiones erótico que lo hace tan personal, porque no debemos olvidar que como buen mediterráneo, nacido en Alicante, sabe mezclar a la perfección la sensualidad y el hedonismo:
Disfrazando tu nombre
con orquídeas apuñaladas
nos vamos al figón
a paladear bebedizos
tu carnosa boca,
algo ya desgastada
por continuos impresos.
Es en este poemario donde Alfredo va desgranando a golpe de hermosas imágenes su propio periplo como torbellino arrollador o como goce etéreo y espiritual, que se fusionan y se retroalimentan.
Tienen sus versos ese halo de nostalgia que a veces se vislumbra en sus recuerdos, porque él como nadie ha sabido exprimir la vida hasta la última gota con pasión de enamorado:
Te soñaré… te seguiré soñando
allá donde el beso rompa su simpleza.
Te ensoñaré… te seguiré soñando
acá donde la sombra no despierte.
Su poesía es un diario íntimo donde página a página se nos van descubriendo vivencias personales, anhelos cumplidos, tormentas amorosas que descargaron convertidas en lluvias mansas y purificadoras.
Así, la vida misma se hace hermosa tentación que le invita a cruzar el océano y buscar horizontes abiertos a nuevas experiencias, que le llevarán a conocer diversos países con sus enriquecedoras culturas que van convirtiendo al poeta en un hombre universal que ha sabido hacer de su existencia un caudal de sueños cumplidos.
Aunque él mismo con ironía se pregunta por qué se ha ido tan lejos, si lo mejor lo tiene aquí, como refleja en “Póliza”:
Marché de Ulises barato
a recorrerme tendencias
y al regreso descubrí,
desde el borde de tu pecho
hasta mi suela y garganta
alerta y definitiva
mi afición asegurada.
Fundamentalmente es en estos tiempos actuales, donde la prisa y lo efímero parecen imponerse, cuando necesitamos voces muy firmes arraigadas en lo auténtico que nos hagan valorar lo realmente importante.
La voz de Alfredo se impone con fuerza ya que sabe unir la sabiduría de la madurez con la juventud del corazón para enseñarnos a transitar con los ojos abiertos y el alma expectante, descubriendo todo lo que el mundo tiene de belleza, misterio, ironía:
Negro sobre blanco,
blanco sobre negro
anillas entrelazadas
de olímpica sangre.
A través de su obra descubrimos cómo sus poemas están dotados de un gran desgarro y realismo expresivo, que han ido convirtiendo su caminar en pura poesía, mostrándonos lo que estaba escondido o en lo que nadie había sabido adentrarse:
No, no me disuelvas
en charcas de ordinarios caldos,
obvio que has cambiado el misere
por batuta o cañón
del concierto de estridencias.
Siempre nos quedarán sus versos resonando en nuestra memoria porque apuntan hacia valores eternos:
Quiero hacer una canción sin sangre
sin muertos perdidos de esperanza
sin odio de proclamaciones subalternas
sin eludir el dolor en causa alguna.
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