El ojo del alba
Carlos D’Ors
Palabras preliminares de Jesús Urceloy
Poesía
Editorial Polibea
Colección “El levitador”, Nº 88
Madrid (España), 2019
ISBN: 978-84-120509-9-8
108 páginas
El ojo del alba vio la luz de la delicada mano de la editorial Polibea. Es un libro de poesía intimista, reflexiva y de delicada belleza que se inserta en la tradición petrarquista de nuestra poesía. La amada suele estar idealizada y se insinúa como un ser inalcanzable. El tema del amor recorre todo el libro, no sólo el amor a la mujer amada: “El amor es como la música de un pájaro extraviado. / Nadie le escucha. Está solo”, también a su familia y a la vida. Aunque este libro no es sólo un libro de amor o de sensualidad soñada, también es confesional, sincero, que toca el tema de los juegos infantiles y la hermandad o el recuerdo de la madre, a través del poema del jarrón roto, donde Carlos escribe: “Mil añicos. / No hay daños irreparables. / Nunca hay daños irreparables”. D’Ors sobre todo habla de la esencia del ser humano, de la memoria, de su propia vida o del deambular del mar y la “Sirena”: “Tú no has muerto para mí, sirena del verano, / pero yo aún respiro y no sé para qué”. El libro tiene dos partes, que diferencia una “Pausa” o Almanaque. En la primera, las piezas breves como haikús, los senryus son bellísimas imágenes, que sugiere cada una de ellas todo un universo lleno de armonía y plenitud, como por ejemplo el poema breve “Miedos”: “Misma almohada, / mismos sueños miedosos / de nuestra infancia”. Esta tendencia de Carlos D’Ors a sintetizar al máximo la expresión se aprecia también en sus poemas largos de la segunda parte. Como un filósofo, tiende a la síntesis, a la desnudez completa de la palabra, como en el poema “Hechizo” que recupera la voz de su primer libro Hechizos, amares y delirios: “Eres como una mariposa en la luz… / Tu color me atrae y enamora / como en un delirio…”. Como nos tiene acostumbrados Carlos D’Ors, en libros tales como Cómo son, con una leve pincelada nos transmite un universo de sugerencia y plenitud espiritual. Estas instantáneas nos demuestran un gran dominio pictórico para la imagen poética, o la poesía oriental intensa y concisa. Nuestro poeta se desviste espiritualmente en El ojo del alba, con sinceridad y cierto pudor que se transforma en insinuación lírica deslumbrante. A veces, la palabra poética alcanza cierta trascendencia filosófica, o incluso cierto existencialismo, lejos de la materia. Carlos D’Ors elige el espíritu sobre lo corpóreo en esta entrega poética. Si la intensidad caracteriza sus primeros senryus, las emociones más hondas y humanistas del poeta se convierten en la segunda parte en unos poemas que nos trasladan al mundo onírico o el racional; el poeta viaja desde la imaginación, el desengaño, el hechizo o la belleza de la lluvia y el viaje. Y por supuesto, canta a la ausencia del mar de su infancia, mientras transita en una vida que busca su sentido y su trascendencia: “Aguardo pacientemente la esperanza / de asir tu eternidad futura”. La poesía de Carlos D’Ors está llena de vitalidad, de nostalgia, de reflexión y de alegría, como su vida. Es un poeta pintor generoso que se dedica a difundir la obra de los demás poetas. Y su poesía también es espléndida en su desnudez. Como escribe Jesús Urceloy, en el prólogo a El ojo del alba: en esta poesía “hay un fuego sostenido y contento que no quema, sino que alumbra”.
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