Para ser adiós
tosco matorral del cielo
hechura de lo perecedero, patrimonio
tatuajes dorados para consentir el olvido
esos lenguajes que solo funcionan con miradas
desnudeces de alas enormes y pequeños penes
de hondos silencios azules
ternuras infinitas, de puentes
en el país de las bestias susurrantes
de los escondidos visibles
los truenos, los terrores, los diurnos:
ser siempre algunas soledades
un pueblo entero
algunos traidores antiguos
el rostro que de genes se repite
en vigor de los rostros que son eternos
las voces que aterran con su parecido fantasmal
los mismos crímenes que encierran el corazón en la distancia
las palabras dichas por las mismas mujeres antes de morir de la misma forma
la misma espalda apuñalada por la misma mano
en el mismo amanecer
Tengo tus promesas solucionadas
he llegado tarde a los demás milagros
me olvido de
todos los dramas
de la urbanidad, en la boca
de un puente furioso
se me reconocen los rumbos en la mirada
el acontecimiento solar por despertarse erecto
como estoy, voy de empresa
buscando canículas
tal vez, sombras
para arder en mí
contra todos
en el siempre de los holocaustos
Canícula de lo agridulce
sepultura, efluvio
otra vastedad y un ensueño igual
cardos suaves para dormir por siempre
un abismo, muy pequeño, donde quepa un Dios
eso soy, tu sombra
hartazgo: seducción de lo inerme
no puedo palidecer en mi serena oscurana
no pertenezco ya a los recuerdos contrastables
animal de adioses: tus ojos claros y alegres
perdí mi bautismo por amor
y he resistido a los demonios
que conocen lo que habito y como
ya no hay cura
retrocedo para siempre
al lugar de los nonatos
me busco en la premuerte
como quien ha conseguido el olvido
Atiéndeme duradera sombra
llévame a los confines del sin-cerro
donde las llanuras son infinitos océanos
donde asombrarse no importa
duradera sombra de mi ego enorme
ahógame
duradera sombra de nombre entero
acaba con los testigos de mi crimen
he vivido en silencios de piedra
me han revertido los duraznos en centellas
atiéndeme, que urjo de morírseme el cuerpo
o de vivir eternamente de manzano
(árbol que desconozco)
o tener por siempre una pierna
entre mis piernas
para consentirme hasta en el desgano
tormenta de flores puntiagudas
atiéndeme duradera sombra
……te lo suplico.
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