Carolina Olguín es una joven poeta que utiliza la imagen de distintas maneras. En esta presente selección de su obra es notable la función retórica de la imagen para formar ritmo, pero también para derivar el pensamiento de una idea en otra. Los primeros poemas poseen la cadencia, por su brevedad, del haikú, sin serlo estructuralmente, aunque el propósito del pensamiento poético lo sugiere. El último poema es una suerte de acta creativa, una manera personal de asumir el hecho estético.
Fernando Salazar Torres
Responsable de la selección
De la serie Voces actuales de México
Iris
No hace tanto en los dedos relucía
iris por reliquias que a mi boca no llegaron.
Estrella
Sigamos degustando este hígado que tiembla
esta estrella hace siglos apagándose
Nunca tuvimos un amanecer tan largo
y es nuestro.
Tentativas
Hace tiempo un sonido
distinto
al parloteo.
Hace tiempo el esplendor
de una tea gastada
que ilumina el orbe.
Hace tiempo su sonido.
Hace tiempo de eso también.
Siempre ha sido así
Dicen que siempre ha sido así
la mentira muda en la luz de su plenitud
el carmín desborda un dolor oculto en la carcajada
en la llama de un sol muerto
Qué habrá después de la máscara
si levanto el velo
la falda invisible que entraña
el secreto de una víscera
que da los buenos días a su propio eco
Qué tan infeliz es la inocencia
al cerrar la puerta del jardín
y encontrar la máscara del padre y la madre
para iniciar un nuevo día
Presiento que hablo con mi espalda
crecen cabellos en mis ojos
enredan con mis dedos una cuerda de cuna
la cuna se mece y toca el ecuador de vez en cuando
la subida y la bajada trenzan grandes sensaciones
elevan los pies del polvo
del tubérculo
y todos nosotros preguntando qué ha pasado
¿siempre ha sido así?
QUÉ SON los fantasmas
Nada de sombras rondando el silencio
presencias que atosigan el miedo
y dejan un rastro de azufre o de rosas
No
Durante el día o a través de la noche
a la mitad de una frase o al cerrar la boca, aparecen
transfiguran un pasillo, el camino al aeropuerto
las hojas ásperas de un pasaporte
o la música que hemos dejado de escuchar
se empolvan en un armario pero se iluminan en el pensamiento
algo nos dicen de lo que no somos
aquello que habíamos elegido callar
de modo tal que nadie sospechara
que hemos luchado con tenazas ardientes
encrucijadas que duran segundos o
una cadena que desde el pecho
se teje con metales de aire
manantiales oscuros de tiempo.
Si pudiéramos decirles, darles indicaciones
decirles, hazlo más fácil, hazlo ya
de tal suerte que nos vayamos contentos
con el reporte en la mano, con la cuchara limpia
Si pudiéramos, no habría ambulantes inquietos alrededor nuestro
Pero no
Los fantasmas son luces
cuyo brillo nadie quisiera acariciar
son amos eventuales del trabajo
de ser alguien
ellos lo roban, lo mastican despacio
desatan nudos finamente sujetados
¿Qué ha de ser entonces de nosotros
con ojos desnudos en medio del tráfico
huérfanos de deseo, mirando a través de las cosas?
Y si alguien se atreve a preguntar
diremos que no es nada, que la voluntad nos hace hombres
nos distingue del gusano
entonces los fantasmas se reirán
y si no escucháramos esa risa como se escucha el motor del auto
estaremos perdidos
porque al apagar el auto o la televisión
desearemos la esperanza
de ir a dormir y amanecer
de nuevo, inocentes.
Festín del mirar (con nota)
Dicen que no se deben usar las palabras todo, algo, alguien, nada ni nadie
en un poema
porque son tan vagas que son tan fáciles
pero yo digo que son tan amplias que nos quitan el sueño
y el poema se carambola con la pelota menos deseada
en los ojos del lector adiestrado de los mil compendios perfectos
de la biblioteca del rencor.
Ahora, el Festín del mirar:
Mirar a alguien y ver que su horror desata el nuestro
Mirar a alguien y ver su gracia que lo corona en carcajadas serenas
Mirar a alguien y ver su distante gusto por estar aquí
Mirar a alguien y sentir la ballena de sus palabras acostarse en el pecho de uno y robarle el aire
Mirar a alguien y evadir su mirada de sapo contento
Mirar a alguien y saber que su mentira es belleza porque es su única verdad
Mirar a alguien y saludarle con la sonrisa de la inocencia
Mirar a alguien y encontrar lo posible abrazando lo real
Mirar a alguien y salir corriendo mientras se sujeta la dignidad con los dientes
Mirar a alguien y escupir en silencio para apagar sus fuegos fatuos
Mirar a alguien y ver la llama que apenas vivió una mañana de primavera
Mirar a alguien y ver que como hoy, mañana no ha de ser
Mirar a alguien y terminar el sentido de sus movimientos nerviosos en el nervio propio
Mirar a alguien y envolverle de tibio pudor hermano
Mirar a alguien y envolverse de macabras sospechas
Mirar a alguien y no encontrarlo porque es imposible mirar al que se ha ido
Mirar a alguien o a la muerte que hace tiempo anidó en sus ojos
Mirar a alguien y entender que envejecer está en la evolución de la sonrisa
Mirar a alguien y saber que el vigor es una propiedad mutante de las células
Mirar a alguien y ampliarse el cinto del deseo hasta caerse los pantalones
Mirar a alguien y dejar de torear al toro cuyas llagas supuran perdón
Mirar a alguien y arremeter pirotecnias porque el embrujo descontrola
Mirar a alguien y no ver más que un hermoso avión despegando
Mirar a alguien y llorar por el tiempo y el espacio que lo intuyen perdido
Mirar a alguien y mirarlo todo sin salidas posibles
Mirar a alguien y devorar las partes agonizantes de una sola vez
Mirar a alguien y entender la trampa de mirar a alguien queriendo entender
Mirar a alguien y mirarlo todo en alguien
Mirarlo todo en todos porque no hay imposible para los necesitados
Mirarlo todo en todos porque es imposible continuar mirando sin ver
Mirarlo todo en todos porque no es uno ni dos los lados de la moneda sino una esfera sin contorno que se llama expandirse
Mirarlo todo en todos sin nada
No mirar nada en todo porque hay que comenzar de nuevo
No mirar a nadie que habite en su total y corta presencia
Mirarlo todo en todos incluyendo a quien mira todo en todos incluyendo a quien mira
Mirar la locura
de la verdad del misterio
del final del comienzo
de un eterno
finito cuerpo
que navega en la única barca
bella incierta
y letal
que es vivir y
a veces
mirar.
- Seis poemas - miércoles 29 de noviembre de 2017