El público
Es lo mismo:
La ausencia siempre te lleva a la caída
Corres
por el mismo camino empedrado
Los hombres te saludan con las manos mojadas
Después de una larga aprobación
hay muchas formas de complacerte ante el espejo
Pero en el silencio
del vidrio
nada importa
Todo vuelve
Decides ocupar un puesto en el féretro
Lanzarte al agua helada
esperando congelarte
ante el aplauso del público
Escondes tu cuerpo
como quien esconde algo bajo su almohada
porque sabe que es peligroso
Y nadie asume
lo obvio.
El acantilado
Dejarlo así
quieto sin alboroto
Entretenido
para que
podamos caminar tranquilos
en la noche
Yo por tu lado
Tu por el mío
Entretejiendo esta soledad con un hilo rojo
Aflojar la cuerda
que los acordes no sean más que chillidos
Prender la vela
con la luz apagada
apretar fuerte los dedos contra los ojos
Asumir la intermitencia del espacio
Cerrarte la boca con ternura
para dejar de oír tu ronquido profundo
Guardar a la bestia en el cajón
Reencontrarla
luego en otra vida
sabiendo que fue nuestra
Dejarlo así
llamarla
para que acabe con todo
quedarnos en silencio
poner nuestros cuerpos en orden
y volver a empezar
en el borde filoso del acantilado.
Encuentros del tercer tipo
Inspirado en el poema
“El otro idioma” de Kahlil Gibran
Una vez tuve una pesadilla
caminaba por distintos lugares
Presa en el mismo silencio
que no entendía
Tan sólo caía
como caen todos los silencios
en un fértil terreno de cenizas
Lo sentía en las líneas
Y en el cariño que de a poco se volvía invasivo
Lo sentía en la tristeza de cada cosa
Conversaba
con un hombre que asumió
sus propios huesos
como obras de Duchamp
Con una mujer que
contrajo su cuerpo
para buscar el movimiento
en un valle de flores de trigo
Incluso lo sentí
mientras observaba a aquel anciano
que en las noches se acostaba sobre sí mismo
imitando una ballena
que se adentra en la oscuridad
Me encontré con un bebe que tosía
posaba sus pequeños pies cerca de una laguna casi seca
Lo escuché
como si escuchara una sinfonía
Me salían lágrimas de los ojos
pero eran sólo palabras de bebé
retorcidas y ausentes
no
significaban
nada.
Escribir es inútil
Evolucioné de la calma
a la excesiva euforia
Al volver me he convertido
…………………………………………………….en un fantasma
Agonizo a través del desencanto
de un hombre que palpita en lo negro
antonimia de lo lúgubre
suya es la herida
tan tan honda
que todas mis heridas
se han vuelto un rasguño
(cubiertas con una simple curita de barro)
material insípido
museo de la insostenible carne abierta
no escribo
ya no juego desnuda entre las flores secas
He regresado a la vida
pero de nada sirve
los ángeles no mueren
en el batir de sus alas
sólo encuentro el vaho de las respiraciones azules
el olor dulzón a fruta podrida
Sin embargo les sonrío
porque son mis ángeles
Y me han dado una vida
que no conocía
han chupado con un pitillo de opio el virus óbito
Y cuando vives
escribir
es
inútil.
Las formas del cemento
Volví a la misma avenida
Ahora estaba sola
Y los carros pasaban más rápido que antes
Era peligroso
pero hacía algún tiempo había dejado de tener miedo
Me paré en el mismo lugar
recordando esa húmeda calidez
de hace unos meses
que no volvería
Observé la calle con detenimiento
Encontré al mismo señor de barba blanca que me observaba aquel día
Estaba mirándome
pero ahora sus músculos
lucían algo atrofiados
Un poco atónito, cruzó la calle
Venía directamente hacia mí
balbuceaba entre sollozos
Ese muro es mío
¡Me pertenece!
Lo he martillado por días
El señor parecía estar loco
pero era tierno
Así que continué oyéndolo
Tenía la voz húmeda y ronca
Descubrí que no me observaba a mí
Ni aquel día ni este
Miraba el muro
intacto
romperse detrás mío
Su voz se terminaba de quebrar
Volteé.
Le creí sin ninguna otra razón
de una forma peligrosa
Sentía algo especial
por ese muro aunque la razón me lo negara
Aunque me riera de su locura
Efectivamente
Se rompía
Hundido por completo en mi espalda
Los pedazos de cemento
caían al suelo
uno tras otro
Dejaban formas extrañas
Su voz parecía gotear desde las fisuras del cemento
Le dije con ingenuidad que yo podía regalarle un muro
yo no tenía un muro
su muro
mi muro
o ningún umbral que soportara el peso de un hombre.
Mentí descaradamente
Algunos muros
los construyen los uróboros.
La cuenta
Ellos se paran junto a ti
Ciegos
No observan
tu dolor derretirse
en el fuego de la cocina
O cómo sonríes
Intentando sentirlos menos lejanos
Tus padres están allí
Parados
Confundiendo
Cualquier cuerpo
Con el tuyo
Y repitiéndose
Para sí mismos
Esto es hijo
Esto es carne de mi hijo
Esto es cuerpo de mi hijo
Como si conjugaran mal
tu vida
O no hubiesen comprendido
nunca el lenguaje de quien
fermenta una raíz en el mundo
Sí sí sí este es mi hijo
dicen ahora con seguridad
pero no es él su hijo
no es mi boca caliente
o esa sincronía junto a mis pasos
que he aprendido a amar
no eres tú
en sus pupilas
sólo la figura de un hijo
callados
comen y ríen
y se dicen a sí mismos
…………familia
mientras el mesero trae
la cuenta.
- Seis poemas - lunes 30 de abril de 2018