El color del pan sobre la mesa
habla en ocre
Su olor a luz
sobre una lámpara
rueda como luna de trapo
cantando la poca boca
que nos queda
No te quedes tan aquí:
Haz girar esa llave por donde
escapa la noche
Y deja que me encorve
Que parezca interrogante
Digo piedra si te nombro
Y me hago astillas
Cuánto de mortal
tienes en lo más sublime
A Sandra Acevedo
Esas manos de alambique
Tempestan
Y florecen
Ahora que las pienso
Con este corazón
Como una gema
Para el anillo que las sostiene
Canción de goznes trizados.
Llanto de armónica en un blues.
La guitarra suelta amarras
en bares de poca costa,
de escasa orilla,
hacia rincones
de naufragios
y de olvido
Qué dolor es este
……………Jaula viva
………………………..que trata a Dios
……………………desde la hondura de su carne
……………………………….No ladra
……….porque nunca miente
……….Dice peladura
………………………………….cuero seco
……………………………..Rascándose lo vivo
A Anderson Jaimes
Este camino demasiado tarde
Tumbado sobre sí mismo
Algo de ánima lo ensucia
Porque dobla hacia el lado
De escribirlo
Nunca está tan aquí
Como cuando lo olvidas
En este ronco bar de mi memoria
……Eres claridad que alguien bebe
………………….Y paga con un sueño oscuro
¿Estaría yo casi
en su no cielo
ni tierra?
¿En su garganta de cal
como un faro creyente
del fósforo
por su irremediable
fruta de fermentos
cantada en mis dedos?
Esas alimañas que otorgan piedad a mis pesadillas entrechocan su sombra cuando las rodillas se alzan hasta la garganta y las palabras traen vicios se obstruye toda genealogía del pensamiento y renuncio al tema de la cruci-ficción tambaleando en la rapidez de los perfumes cuando ronda al anochecer el rumor de una cerilla son mis costumbres lápidas que recorren el cuerpo en un huracán de sangre y revienta el paraíso sobre un plato dispuesto a sajar la sed que nos agobia la herida es definitiva cuando los astros echan a rodar ¿sabrás decir entonces qué escuchas?
Un ala incierta.
Una tigresa envenenada
Se posó sobre el umbral
De mi sonrisa
Y por un instante
Todo fue hermoso
Como un ombligo
Que florece en el vacío
En aquel preciso instante
Los astros bebieron de nuestras manos
Y bebimos nosotros de aquellas copas
Servidas las brazas
Allí donde el mar se devuelve a la mirada
Llevamos el cuerpo ungido de tardes
Y el frío asesta sus latigazos
Seguro de manar del canto de las aves
Más allá un rojo estremecimiento
Parecía sondar las aguas
Como una serpiente colorada
Que viste diminutos rubíes
Ensayando sus escamas
Y un ala incierta rompió vuelo
Con un golpe de encrespada marea
Desprendida de su rumor
De ángel de polvo.
Mordidos entonces por la misma eternidad
Arañamos el vacío con nuestras garras
Y de un amasijo de cenizas y saliva
Esculpimos nuestras estatuas
Imagen de un Dios efímero
Rompiendo a gritos este mismo vacío
Donde una torre se alza
Al centro de las palabras desangradas;
Seducida la noche se sienta sobre la torre
Acechando un tropel de caballos ciegos
Que empujan la mirada
Hacia los labios húmedos de los astros
Sin embargo un hilillo de sangre
Ha desatado el caos
Allá donde los arrecifes se desnudan de sales
Allá donde el aire ensarta un cuerpo de luz
Donde mi voz en zozobra amarillea
Y todo lo que amo se vuelve arena
Al salto fugaz de un ala incierta
- Poemas de Alejo Vivas Ramírez - viernes 20 de agosto de 2021
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