La certeza de lo inmóvil
Lucía Salerno
Poesía
Fundación Editorial El perro y la rana
Colección “El libro hecho en casa”, serie Poesías
Yaracuy (Venezuela), 2018
ISBN: 978-980-14-4117-5
44 páginas
Luna roja
Luz brillante que lanza sus hábitos
los vinos han venido a brindar
por todos los párpados que esperan tu llegada
ya sé que tardarás
el ocaso te hizo suya y tu prójimo sonríe
Te respiro luna
incógnita infantil
que se precipita en el hablar de las fábulas
ánimo fascinado
pantomima que deshoja los árboles
¡qué difícil es pronunciarme sin ti!
Distancia fugitiva de la vida
quisiera verte en las estatuas
que cada vez más pálidas
susurran en los diálogos desolados
Muestra mi afecto
y derríbame sin piedad
en las voces de lo diferente
Es el atardecer
Un trayecto feliz por las montañas
graba su nombre en mis pláticas
es el atardecer
hábito victorioso
con viejo sabor a gloria
espejismo que me acompaña en otra vía
hecha candela
promesa con matices milagrosos en la cumbre
donde yo apoyo mi torso alineado
para futuros sueños
La oscuridad olvida
que alguna vez
quise teñir los aletazos
que cruzan los caminos
pero aun así
la falacia nada puede sacarme de la vida
Luz rigorosa que apacigua
las proclamas que intercambian los pájaros
suena lentamente la canción
como una campana muy cerca del frío
Tiempo de hojas secas
Ya veo en la llanura
los fulgores del sol
como una idea de la muerte
aparece ante mis ojos
Tiempo de espera
deseos que han hecho de los pájaros
picoteos pintados en los desechos de las esquinas
Hoy vi el manto de la sequía
estadía con pasajeros que pronuncian un pésame
a las ramas dolientes
que ya no beben de mis lágrimas
Manos secas me buscan compacta
para tropezar con un gemido de sed
la atmósfera asume el rol de una crisálida
hechizo particular de la pesadumbre
Tiempo de hojas secas
panorama resbaladizo
arrogancia desbordada
en la fluorescencia del ocaso
Hubo un tiempo
Un terreno abonado es mi propio recinto
el hecho fascinante del verdor
me obliga a revelar los detalles
de mi cotidianidad
Una febril memoria
se descompone en escenas de danzas
me apresuran a saborear
la creencia divina
Fui en un tiempo
coherente con el río y los barrancos
me he enredado en lo profundo
de una procesión ilimitada
Mis días esperan de esas pertenencias
el tono del silencio
y la fertilidad de la espesura del matorral
Pasa la vida
Los viveros me deslumbran
en el provecho de la bondad
excesivo tiempo intacto
en el campo
en la ciudad
en las escuelas
—contenidos ostentosos
con un botín de intimidades—
Pasa la vida
he sido extraña
he ganado ensueños
y también vulgares días de festivales
Llego a pensar que mi marcha no avanza
los pasos sólo ocupan las horas del día
asignados a la hierba
que nace sin obstáculos
- Cinco poemas de La certeza de lo inmóvil - miércoles 5 de septiembre de 2018