Espíritu búho
Te contaron que desaparecí
pero sabes que no es verdad.
Adopté la forma de la ausencia
quedándome en el umbral de tu casa.
De vez en cuando riego tus plantas,
tu perro me ladra y tu vecino fallecido
hace como que acaricia a su esposa.
Duermes tranquila en tu refugio;
rodeada de una oscura laguna.
Porque sabes que mi espíritu búho
te cuida desde la ventana.
En casa hace frío y no es por el invierno
En casa hace frío
y no es por el invierno.
El café se enfría,
mis manos se enfrían,
las ventanas se enfrían,
las sábanas se enfrían.
Mi familia se descompone
y las lágrimas se enfrían,
como un polluelo
cayendo del nido
hacia el asfalto frío.
La hiedra que trepa al muro
El vacío es pronunciado
por una lágrima
que humedece
mi pómulo.
La hiedra trepa,
protege al muro.
Aquél que permaneció mudo
y fiel a la casa que se derrumbó.
Sepultado por la intemperie
al que a veces recurro,
cuando escapo de la ciudad
y mi ausencia se hace murmullo.
Luna pálida
La luna pálida
se coloca en medio
de una llanura virgen.
Acaricia nuestra desnudez,
su susurro gélido y liviano
muere en nuestras bocas,
llena de nubes nuestra cama,
de estrellas nuestros cuerpos.
Deseo en común
En un banco clandestino
dos amantes se acarician,
mientras un gato negro cruza
veloz, sin prudencia, la esquina.
El estómago me patea
soltando las mariposas,
aquellas que en invierno
salieron de sus crisálidas.
El cielo posee sus ojos
melancólicos, titilantes.
La diferencia es que los tuyos
no me miran y lo intuyo.
Que aunque no me mires
tú también miras al cielo,
y cuando cae una estrella
el deseo es el mismo.
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