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Extractos del poemario Árbol genealógico, de Julio Tizzani

lunes 21 de octubre de 2019
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Julio Tizzani
Julio Tizzani (Coro, Falcón, 1990). Fotografía: Eva Tizzani
Selección: Gabriela Rosas

Mi nombre significa raíz, cinco letras acentuadas,
cinco dientes de leche incrustados que aún llevo
conmigo. Pensaste que me daría cierta fuerza: flechas
apuntando flechas, mis órganos dianas invisibles
mordidos esperando el sopor de la tierra. Heredé el
nombre de mi padre, se suponía que me hundiera
en el barro, pero en cualquier circunstancia no fue
prudente, madre. Las raíces no florecen.

 

*

 

En mi familia siempre hubo guerras
Silenciosas
Largas
Al terminarse todos se alegraban
Ya era tarde para mí
Apilado en un montón de cadáveres.

 

*

 

Tengo miles de ausencias.
Se atreven a reclamar en qué rama del árbol se encuentran.
¿No es acaso mi rostro el mismo que el de ellas?
Es que todas se parecen a mi padre.

 

*

 

Mis tías, brujas todas, solían abrirme la
espalda con sus afiladas lenguas. Conjuraban
nombres y apellidos. Supieron aguardar al macho
cabrío que me perforaba el hueso, que rumiaba
bajo mi cama. Adivinaron un descenso diminuto y
áspero para no sentir dolor en la caída. Me quebraría
de nuevo al intentar pararme. Mis tías, brujas todas,
malditas y conspiradoras, se ensañaron contra
mi gesto ya envejecido. [Sus manos puestas en mi
cuerpo]. Aprendí todo de ellas, a escuchar sus ecos,
sus quebradas voces. Iban haciendo giros, cruces,
talismanes. [Una horda de sapos me recuerda en
sueños: sum ivenis et marcidus].

 

*

 

Tío, la familia es el primer dolor. Quedamos
intactos en la partitura de esta casa. Me he bebido
el horror de tu consejo. Miraste dentro de la
copa el amor definido a gritos, el muñón de mis
rencores. Fantasmas de esta herencia me llamaron
para obedecer. Todo me apunta a mí esta noche y
a un cuerpo humedecido por sortilegios, solsticios,
quiromancia. Oigo a tu fantasma murmurar al mío.
La familia es el primer dolor dijiste, antes de que tus
córneas cayeran a tajos. Deséame salvo, salvo para
siempre en mi próxima reencarnación.

 

*

 

Mi bisabuela figuró primero su génesis pagano,
lleno de ídolos ciegos, sin animales salidos de la
tierra. Mi bisabuela parió a mi madre en círculos,
gimiendo y llorando. Su carne polvorienta brillaba a
través de mis ojos [yo también la recordé ese día].
Y decía: señor, heme aquí. Plana en su altar desierto,
lleno de todas las langostas que devoraban su ser.
Mi bisabuela en la tarde lucía como Nina, que nadie
se atreviera a juzgar su sexo palpitante y sangrante.
No quiso escucharme y la sellaron en Deuteronomio
casi rota, dispuesta para algún sacrificio. Al terminar
el día figuró primero su apocalipsis, terminando con
todos sus verbos escritos a medias, mientras yo la
recuerdo como a una santa.

 

*

 

En casa había un perro que ladraba costumbre,
se encontraba en el rincón deteriorado y mal oliente.
Mi istmo, débil y agrietado, sabía dividirme entre la
umbra y la ceguera. La casa materna sabe todo, es
un puntapié duro y claro en la boca de mis hijos; ese
dolor en los labios había dejado un rastro claro, un
verso breve. Supe que nacieron para criar a los padres,
pero no sé dónde encontrarlos, se han perdido en la
memoria. Rezo todos los días para que recuerden
este poema y quiebro mis rodillas pidiendo que bajo
ningún motivo recuerden mi nombre.

 

“Árbol genealógico”, de Julio Tizzani
Árbol genealógico, de Julio Tizzani (Ediciones Palindromus, 2018). Disponible en Amazon

Árbol genealógico
Julio Tizzani
Poesía
Ediciones Palindromus
Maracaibo (Venezuela), 2018
ISBN: 978-1793925374
62 páginas

Julio Tizzani
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