Tu ciudad
Montevideo,
tu cuerpo de siglos,
silencioso y gris.
En las calles rumores de tu ausencia
invaden el empedrado
mojado por las lágrimas del adiós.
“El poeta marchó al exilio”,
dice un grafiti en un muro montevideano.
Puerto y tango llorón.
Raíces
Ciertos días
vuelvo sobre mis pasos
y miro debajo del sol.
La niebla descendente,
fresca y gris,
ahoga la claridad.
En la oscuridad me pregunto:
¿Soy lautreamoniano por
montevideano?
Montevideo no olvida
Montevideo: falsa puerta en el tiempo.
Jorge Luis Borges
La tardecita sangra sobre el Plata
un rojo ceibo cubre el horizonte
en la orilla sur del mundo.
Una bandada de aves nocturnas
abofeteadas por el viento
lanzan sus trinos angustiosos
sobre la Ciudad Vieja atardecida
se van sombreando
sus calles adoquinadas.
La Iglesia Matriz se erige hermosa
con su arquitectura sencilla y sobria
como su pueblo.
El campanario mudo
donde no muerde el viento
no despertará al viejo barrio.
Dicen que hallaron restos
de la antigua muralla de la ciudad
que nació fortificada.
Un sideral silencio de siglos
se rompe y descubre perennes historias
la puerta abierta al tiempo,
a las raíces, a la nostalgia,
al ayer.
Montevideo no olvida.
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